sábado, 15 de abril de 2017

LA TEMPESTAD . CAPÍTULO SEXTO: RESURGIR (Registrado en SAFE CREATIVE ENERO 2017)

LA TEMPESTAD
CAPÍTULO SEXTO  : RESURGIR
Crédito Edición APCL73

Un nuevo amanecer . Un nuevo día .

Los rayos del sol a través de la ventana , juguetones , fueron los que  despertaron a  Emma.
Apenas incorporada de la cama,  corrió  las cortinas para asomarse y ver todo aquello  que por derecho de nacimiento  le pertenecía . Un paisaje muy distinto a Londres sin duda , sin el bullicio y la locura de la gran ciudad pero con aquel particular encanto que tanto la atraía desde que era una niña .

Los campos se veían frondosos y verdes  dada la humedad reinante durante la serenada de la noche  y los primeros seres vivos autóctonos , sus pobladores naturales , campaban a sus anchas haciéndose notar con su canto  tempranero .

Mucho  quedaba por hacer y poco tiempo para ser perdido. Cada  hora , cada minuto , cada segundo de cada día , durante los próximos doce meses ,  sabría a poco y el trabajo , demasiado abundante por desgracia , requería orden y mano de obra disciplinada .
Una labor ardua, sin horarios,  ya que cuanto antes comenzase a ser operativa la finca  antes obtendrían los clientes que necesitaban , recuperarían la dicha de tiempos pasados  y todo volvería a la normalidad .


Desde que volviera de esta última visita londinense , apenas saliese de la cafetería dónde recibió la propuesta de Wadlow,  Emma  contactó con el Sr. Reder para que  elaborase los documentos necesarios y realizase los trámites por los cuales la cuadrilla de Richard podría comenzar a trabajar ese mismo día . Contratos formales , con la ley de por medio,  dónde se establecía un jornal diario a cobrar a fín de mes , como el resto de trabajadores , algo impensable en tiempos de su padre.
Habiéndoles localizado y formalizada toda la documentación , apenas el reloj marcaba las diez cuando Kitty , la  joven  de servicio , abría la puerta de entrada a la casa  .
Richard , acompañado por el resto de sus hombres , la esperaba en el exterior , junto a dos camiones,  tal y como le comunicó  la joven a la “patrona “,  denominación por la que se la conocería y con la que se la trataría de ahora en adelante , la cual, en ese instante ,   se disponía a terminar un más que  merecido y copioso desayuno capaz de saciar el apetito con el que se había despertado ese día.

Dejando la servilleta encima de la mesa , se dirigió al vestíbulo extrañada y con incipientes ganas por saciar  la  curiosidad que la apremiaba . 
Pese a  las medidas formales que ella había decidido adoptar respecto a los trabajadores , nada había hablado aún con Richard  respecto a las necesidades  que la tierra y todo cuánto les rodeaba requerían , ni los proyectos de futuro que respecto a ellos planeaba, y sin embargo se encontraban allí, dispuestos a comenzar.

Apostada en la puerta sin creerse lo que sus ojos veían , no pudo remediar se le escapase una sonrisa al fijar sus ojos en un Richard  que parecía orgulloso de volver a un lugar que conocía bien y a un trabajo que  casi no necesitaba planificación  puesto que no era la primera vez que lo realizaba.

Solicitándole a Kitty le trajese el chal que había dejado encima de la silla , en el comedor , una vez se lo hubo colocado , acompañada por su capataz,  se acercó a cada uno de los camiones saludando a los hombres , los cuales mostraban sendos signos de respeto quitándose las gorras que portaban y bajando ligeramente las cabezas ,  tratando de observar , de paso, los materiales  que les acompañaban y que se apostaban en los vehículos , entre ellos  ingentes cantidades de listones de madera.

Su deambular tranquilo no se detuvo . Prosiguió andando  acompañada  hasta las caballerizas , volviendo a recordar cada uno de los puntos débiles que las mismas ostentaban , volviendo a visualizar cada uno de sus agujeros , cada tablón de madera raída y  mohosa por la humedad , la paja vieja e inservible y la necesidad de comprar cierres nuevos en los cajones de descanso de los animales.

Detenida en mitad de todo ,  con su rostro fijo en el techo ,  por un instante , pareció que todo se venía abajo  de nuevo , que aquella tarea , inmensa , le suponía demasiado . Las dudas la asaltaron una vez más  . Una maldita sensación , incómoda y flagelante a la que no estaba acostumbrada y que en su interior la llevaba a preguntarse de forma recurrente si lo conseguiría. 

Convertida en el centro de atención único de su acompañante , éste , apoyado en uno de los portalones que aún quedaba en pie ,  trató de traerla a la realidad de nuevo.

-        Se conseguirá. – Le dijo mostrando una inusitada seguridad en sí mismo, captando su atención-.

Sin poder evitar mirar hacia el suelo , se agachó apoyándose sobre sus rodillas, cogiendo con una de sus manos  un pequeño puñado de paja seca  gris oscura .

-        Por una vez en mi vida creo que sé lo que es temer a fracasar.

Su cabeza permanecía baja , atenta al jugueteo que sus manos ejercían de forma continua sobre aquel conjunto de hilos secos y estropeados que un día sirvió de lecho .

Aquella inseguridad, aquella falta del talante que él recordaba en ella ,  no era la imagen que quería  ni para  sus hombres  ni por él mismo .  
Giró su cabeza hacia el interior del habitáculo y vio algo familiar en el suelo , lo cogió y se acercó  hasta dónde se encontraba Emma .
En cuclillas ,  frente a ella , trató de reconciliarla con la única imagen que él creía que podía devolverle algo que necesitaba . Alargando su brazo , ella alzó la vista y vio un cepillo , a continuación, sus ojos .

-        Esto fue lo que permitió que te evadieras una vez , que te alejases de aquello que te ahogaba . – Volviendo a mirar  aquel cepillo , escuchando aquellas palabras que le traían tantos recuerdos … - Esto, fue lo que nos unió en cierta forma y permitió que cambiase la imagen que tenía de ti . Verte marchar aquella noche , sólo confirmó lo que ya creía.

Volviendo sobre el objeto simplemente se lo quitó de sus manos.  Parecía recordar aquella sensación de paz y tranquilidad que la invadía cuando cepillaba a los caballos , junto a él.

Recordar aquella voz , profunda y suave diciéndole cómo debía hacerlo … como si hoy fuera entonces.  Una voz sólo interrumpida por la joven Kitty que llegaba apresuradamente  .

-        ¡Señora !
-        ¿Qué sucede Kitty?

La joven apenas lograba recuperar el resuello  y con la respiración entrecortada  trató de responderle.

-        Sra. El…Señor….

Impaciente, al borde la de desesperación, Emma se incorporó seguida por él.

-        ¡Habla muchacha ! Estás consiguiendo  ponerme de los nervios !

Respirando algo más tranquila , la chica del servicio pudo continuar y completar la frase .

-        Lo siento señora , tiene usted una visita , en el salón.
-        ¿Una visita?  Creí que te había dicho que salvo que se tratase del Sr. Reder  no me encontraría disponible para nadie .

La joven  dio  muestras de reconocerlo asintiendo con la cabeza mientras trataba de relajarse respirando hondo .

-        Lo sé señora , pero…

Visiblemente nerviosa por algo que no parecía llegar al fin deseado , alzó la voz al dirigirse a ella .

-        ¡Termina de una vez lo que viniste a decirme muchacha!
-        Lo siento mucho señora , es el Sr. Wadlow.  – Devolver su rostro hacia Richard fue lo único que se le ocurrió hacer ante la sorpresa de ambos – Le dije lo que usted me mandató pero insistió en verla y en que le entregara esto .

Del bolsillo de su abrigo extrajo un sobre  que se dispuso a entregarle .  Visiblemente extrañada  por su grosor , procedió a abrirlo mostrándoselo tal cual a su capataz , sin que ninguno de los dos pudiese decir nada.

Cerrando la solapa , volvió a dirigirse hacia la muchacha .

-        ¿Y no te ha dicho nada más ?
-        No señora . Sólo que la esperaba en el salón y que le hiciese entrega de ese sobre .

Cerrando la solapa de nuevo , dio una última instrucción antes de volver a la casa .

-        Bien . Vuelve a la casa  y dile que en seguida le atenderé.

Tras la marcha de la chica , aún continuó observando el sobre , sin poder decir y aún menos descifrar qué significaba .
Una sola mirada suya hacia Richard , al ladear la cabeza hacia él , bastó, por el momento , para comprender que la sensación de inseguridad   no había desaparecido .

-        Que los hombres comiencen . Ya hablaremos cuando esto haya terminado .

Taxativa, seria  y casi cabizbaja , sin poder disimular su preocupación por la actitud de un hombre que no lograba comprender aunque apenas le conociera , por alguien que cambiaba de actitud y parecer según el viento viniese del norte o le diese fuertemente en la cara .
Con mil y una suposiciones en la cabeza  y un signo evidente de preocupación nada disimulable , Emma  regresó a la casa . Nada más entrar por la puerta , con el sobre  agarrado fuertemente en una de sus manos , se dirigió presta hacia el salón en cuya puerta hubo de detenerse bruscamente  ante la imagen que presenciaba en ese instante .

William Wadlow Jr , de pie , junto a la vieja mesa de juegos en dónde una partida  pareció  haber decidido su futuro , acariciando el tapete y los bordes de madera con sus dedos enguantados en aquel cuero negro que hacía estremecer  , disfrutando del momento  posiblemente más placentero que podía ostentar , algo , que se reflejaba a la perfección nada más observar su cara y verle humedecerse  los labios discretamente .

Pese a haber escuchado la puerta abrirse , pese a ser consciente de que ella ya se hallaba allí, había algo que le hacía continuar junto a aquella mesa , acariciándola  de aquella forma .

-        Veo que lograron darle mi recado. –  alzó brevemente  los ojos viéndole el sobre , a lo que ella reacción tratando de ocultarlo tras su pierna -.

Tratando de  guardar la compostura y  mostrarse serena, aferró el paquete al cuerpo como único elemento de apoyo .

-        Lamento no  haberme presentado más … - se miró y trató de sacudir la ropa  -  pero me temo que éste no es un buen momento.
-        Lo sé – Le respondió  mientras su mano continuaba acariciando aquella maldita mesa , casi como si se tratase de un cuerpo humano.- Ya me puso en aviso su doncella , pero  lo que me ha traído hasta aquí no podía esperar  y aún así , le alegrará saber que , siendo consciente de la ardua tarea que le queda por realizar para tenerlo todo en activo en la mayor brevedad posible , seré  conciso .

No la miraba , no levantaba aquella mirada posesoria de una mesa que ella odiaba profundamente y sin embargo él parecía adorar . Una mesa con historia , una , que  él no vivió en carne propia porque se encontraba en su cómodo internado privado .

-        Si tanto interés  tiene  en ese pedazo de madera , puedo hacerle una oferta irrenunciable .- Le  instigó ella mostrando su más notable desprecio -.

Sentimiento agrío hacia   un pedazo de madera  , como ella lo llamaba , asociado al peor recuerdo de su vida .

William se detuvo y alejó sus  dedos ,  recolocándose los guantes  mientras comenzaba a recorrer  lentamente la estancia  tratando de mostrar interés por los bucólicos frescos del techo   o las figuras que protagonizaban los cuadros colgados de sus paredes .

-        Es curioso como la mente humana termina asociando los recuerdos  a ciertos elementos materiales. – Profirió ante la atenta observación de la anfitriona – ¿De verdad cree que ese bello y antiguo mueble merece tal desprecio por su parte ?
-        No me disculparé por no apreciar el valor que  usted sí le sabe reconocer.- Le respondió con notable resentimiento-.

William se detuvo justo delante de la ventana , dejando entrever su imponente silueta ayudado por el sol que ascendía a esa hora y que comenzaba a abarcar por entero todas  y cada una de las estancias de la casa .
Una sombra alargada, oscura , con posición señorial y que , en un claro instinto nervioso , no cesaba en recolocarse , de forma interminable , aquellos malditos guantes de cuero negro  .
Y de pronto , la sombra cobró vida propia alejándose de la ventana y acercándose de forma directa y decidida hacia ella , obligándola a retroceder apenas dos pasos .

-        Le pido disculpas  - y sus penetrantes ojos se hicieron con ella una vez más , inquietos , nada distantes  pese a intentarlo – le prometí que sería breve y me he excedido .  – Cada palabra medida en una dicción perfecta y estudiada , propia de alta escuela y educación refinada . Cada gesticulación en su rostro , casi impertérrito , propia del mejor actor social  que pudiese encontrarse  - Podría decirse que yo sí que le realizo una oferta a la que no podrá renunciar  y que , por supuesto , tiene relación con ese … - dejó caer su cabeza y sus ojos hacia  el brazo que ocultaba el sobre – sobre .  He intentado hacer unos cálculos pero son simplemente aproximativos. Realmente no estoy acostumbrado a ser yo quién lleve las cuentas de lo generado por mis animales , salvo las de mis beneficios ,  así que le agradecería que , una vez éstos sean confirmados por usted , me hiciera saber de inmediato si la cantidad se ajusta o , por el contrario, he de completarla , en cuyo caso se lo haría llegar de inmediato con uno de los sirvientes .

Creyendo saber a qué podía referirse , necesitaba saber más .

-        No creo terminar entendiendo de qué me está hablando  .

Enfundado en su abrigo oscuro , apretando sus manos de forma compulsiva , aquella intencionalidad de incomodarla volvía  a hacer aparición con una cercanía física que él había convertido en una insana costumbre .

-        Mis caballos  pertenecen a una de las mejores crianzas de Inglaterra, de hecho, Ascot siempre espera que presente a los nuevos potros . ¿Qué cree que pensarían mis amistades más selectas si al preguntarme,  supieran que decidí depositar mi entera confianza sobre  aquello que aprecio por encima de todas las cosas ,   en  una casa que ha decidido recuperar las buenas maneras del pasado ?¿ Qué en vez de separarme de ellos unos cientos de kilómetros , están perfectamente criados , educados y listos para correr apenas a tres horas de mi casa , facilitándome mantener el contacto y la debida vigilancia de su evolución ? ¿Qué pasaría , si gracias a ese boca a boca , comenzasen a llover los clientes  que  usted tanto necesita  y yo apremio a efectos de que pueda saldarse la deuda lo antes posible de forma satisfactoria … para ambos  ?

Aquella pausa casi dramática .  Aquel “para ambos”  que  comenzaba a ahogarla …, pero tenía razón  para su entera desgracia . La finca necesitaba publicitarse entre los clientes más selectos de nuevo , algo que no sería nada fácil dada la labor de su padre arrastrando el apellido  familiar  por cada taberna y prostíbulo   de cada pueblo o ciudad que visitaba .

-        Ahora la dejo para que pueda proseguir con sus … labores .

Una última mirada global de arriba abajo fue  su despedida , o casi , porque un hombre como él acostumbraba a decir siempre la última palabra , la que lo remarcase todo y Wadlow, al igual que ya lo hiciera su padre , no iba a ser menos .

-        Una pena que realmente no aprecie su significado – mirando la mesa durante unos segundos antes de volver a ella de nuevo - , porque tal y como yo lo veo , sólo la motivación a la que se muestra encadenado  vale mucho más que el mueble en sí . Buenos días , Sra. Bowman.

Y su mano estrujó fuertemente aquel sobra hasta sentir el dolor de las dobleces en su piel. 
Conservar la calma en mitad de una tormenta interior que la estaba desgarrando , que la consumía , que le hacía desear dejarlo todo y marcharse de allí, del país  y simplemente desaparecer conformaba la peor lucha interior . 

Un William Wadlow que , en su marcha , mientras se recolocaba el sombrero , hubo de tropezarse con Richard que regresaba a la casa en busca de Emma .
Instante  en el que los saludos  de cortesía no existían entre ambos , en donde sólo el cruce tenso de miradas casi podía cortar el aire  y en el que el exceso  y aparente triunfalismo del inglés , no hizo que el capataz se achantase .

De píe , junto a una de las ventanas , con el sobre lanzado de cualquier manera encima de la mesa de juegos fue como la encontró el capataz .
Silenciada, con los brazos sobre el pecho , temía preguntar al no saber qué habría pasado , pero ella no tardaría en sacarle de dudas  al escuchar sus pasos  venir de lejos y detenerse sobre el suelo de madera .

-        ¿Cómo es ? – preguntó con tono serio , tranquilo -.
-        No le dejes acercarse .

Su preocupación le aterraba . No saber qué había pasado o  no entender por qué le afectaba  la presencia de aquel hombre en demasía  le inquietaba.

-        Sé lo que puede parecer . Es inquietante , con sus maneras y educación sutil y atrayente , pero no dejes que se te acerque .

Emma no parecía afectada por la advertencia .  Apostada en aquella ventana desde que entrase , apenas parecía siquiera respirar y su voz, sólo demostraba pasividad e indiferencia .

-        Me temo que es demasiado tarde para eso . Acaba de convertirse en nuestro primer cliente y la mayor fuente de financiación atrayendo a otros  y lo sabe .

Parecía normalizar una situación que no lo era . Parecía resignarse  a algo que sólo su mente pudo deducir  al saber que volvería .

-        ¿Tengo entendido que la feria de ganado se celebrará esta tarde ?

Un cambio de tema en la conversación que le dejaba perplejo.

-        Sí, al menos en cuanto a los caballos se refiere .
-        Organiza a los hombres – se dio la vuelta y  entonces él pudo verle el rostro – tú te vienes conmigo . – Comenzó a andar enfurecidamente  hacia la mesa de juegos  - ¡No permitiré que vuelva  a pasar  , no lo haré !.

Sin detenerse , cogiéndola por uno de los extremos , la levantó  hasta hacerla caer lateralmente hacia el otro lado.

Alterada , pasó al lado suyo sin que él evitase cogerla por los brazos para tratar de calmarla , pero ni aún así logró detenerla . Apartándole con fuerza ,  subió las escaleras a toda prisa cerrando la puerta de su habitación de un sonoro portazo.
Claro que él  no había sido la única persona que la había visto así. Alice hubo  presenciado toda la escena desde el vestíbulo. Venía del exterior , concretamente de la ciudad  y conforme le vio no pudo evitar mostrarse digna y dirigirse hacia él.

. Vaya , vaya con mi hermanita . ¿Problemas en el paraíso , capataz?

Una sorna maledicente cubría su voz y su aspecto . Disfrutaba cual niña pequeña de todo aquello , de ver a su propia hermana pasarlo mal . 

-        ¿Te diviertes Alice?

Enfurecido, no era la primera vez que le veía así, sin embargó , lejos de amedrentarse , ello parecía provocarla a  regocijarse aún más si cabe  sólo para saber hasta dónde podría llegar .

-        Si te soy sincera … no tanto como de verdad me gustaría . Aún la veo… demasiado  - vio la mesa caída –  vaya , iba a decir contenida pero por lo que veo esa palabra  ya no puede asociársele .

Aquella arrogancia en sus maneras y su forma de hablar lo encendía .

-        Déjala en paz Alice .
-        Por lo que veo  la cosa debe ser seria , tanto como para que vuelvas a instalarte , todo un detalle por lo que a mí respecta .

Sentada en aquel gran sofá , la vio mirar el sobre abierto , con parte del fajo de billetes regados . Un intento por acercarse a él  y su delgada  mano se vio  fuertemente bloqueada por la de él que se lo impedía .

-        ¡ Ni se te ocurra!

Desafiante y provocadora , con la mano que le quedaba libre comenzó a acariciar su antebrazo .

-        ¿Sabes Richard? – escucharla hablar de aquella forma le desquiciaba –  Tienes razón, en el fondo debería incluso estarle agradecida .  Hace tanto   - y sus dedos fueron ascendiendo por su antebrazo mientras la otra mano suya se cerraba en un puño  tratando de centralizar su rabia en él – porque te ha traído de nuevo a mí  y hace tanto que… - sin sentir remordimiento ni arrepentimiento algo , sin conocer el pudor o el recato encontrándose su hermana presente  en la casa , disfrutaba provocándole , como ya lo hiciera tiempo atrás – Sé que ha pasado mucho tiempo  - su tono se tornó triste por un instante  - pero aún no he podido olvidar  el sabor de tus labios . – Él trató de retirar la mano llevándose el sobre consigo , pero ella se lo impidió con fuerza .-
-        ¡Estás enferma Alice !

Apenas sus ojos  se humedecieron ,  la mujer provocadora y segura de sí misma  dio paso a una  joven desesperada y angustiada que no sabía cómo retener algo que ya no estaba  y que tampoco era capaz de asumir que lo que ella creía que existía simplemente había desaparecido .

En mitad de su creciente desesperación, sus uñas fueron clavándosele en la carne de él  mientras trataba de safarse .

-        ¿Enferma ? ¿Tú te atreves a llamarme enferma ? ¿Quién si no tú me la podrías haber generado, con cada caricia , con cada gesto de posesión en aquella maldita intimidad tan  tuya  y que hiciste tan nuestra ,   cada vez que te apoderabas de mi cuerpo …? – un fuerte tirón hizo que perdiera el dominio físico sobre aquella parte de su cuerpo  no , sin antes , dejarle secuelas bien marcadas y sangrantes -.

-        ¡Todo aquello fue un maldito error desde el principio!  Y  sí, tienes razón, tuve la culpa de permitir que acabase así , pero también te dejé claro que no volvería a repetirse .

Como envuelta en una montaña rusa de emociones y sentimientos encontrados , mientras él se marchaba dejándola sola, un nuevo cambio de talante le hizo detenerse y volver su cuerpo hacia ella de nuevo.

-        ¡Maldito iluso irlandés!

Aquel desprecio con el que decía aquellas palabras hizo que volviese a enervarse, encendiéndose más aún si cabe con cada palabra que pronunciaba .

-        Ingenuo que cree que la señoritinga de ciudad , la hija pródiga , se fijará en el cualquiera hijo de una vulgar cocinera y de un don nadie al que nunca pudo ponerle cara .

Cerrando las manos con todas sus fuerzas deseaba ir contra ella . Herido en su orgullo más profundo  , se retuvo porque era lo que debía hacer , porque se lo imponía una cabeza no demasiado fría en ese momento , pero cuyo ser interior deseaba  que sus manos se encontraran en su cuello y escucharle exhalar de dolor por cada palabra insultante vertida contra su madre .
Sin embargo, lejos de eso, optó por darse la vuelta y marcharse enfurecido empujando la puerta,   con la suficiente agresividad como para hacerla rebotar  al intentar cerrarse.

Una Alice que quedaba lamentándose de sí misma allí sentada , en aquel salón .  Una casa que parecía recuperar una tensa calma a través de una Emma que , de nuevo , se negó a bajar al comedor para almorzar y que , simplemente , desde que subiera , se limitó a echarse en la cama  , aunque no pudiera dormir , pese a desearlo, como única forma de olvidarlo todo .
Una equipo  que se ponía manos a la obra  en las cuadras y en donde  hasta Richard asumió funciones propias después de organizarlos a todos , especialmente para aquellas horas de la tarde en que tendría que ausentarse .

Los cambios de maderas en los techos  y algunas de las paredes  parecían ser lo más urgente , especialmente si las lluvias acontecían , lo cual parecía probable dada la temporada .  El recambio en los cierres y cerrojos de las puertas de los habitáculos ,  la limpieza de los mismos  con el regado definitivo , la colocación de los aislantes de las ventanas  que , encargadas , llegarían durante la mañana del día siguiente , los cambios de tuberías en los grifos que llevaban el agua desde los tanques de suministro  hasta aquel espacio y que tan necesario era … Todas eran obras prioritarias que debían acometerse  de urgencia , y en mitad de  esta vorágine de prisas  , los adelantos se hicieron notar rápidamente , pero sólo Richard era capaz de percatarse .
A Emma no pudo verla hasta que llegase la tarde y  concretamente , en el momento justo de volver a la ciudad para acudir  a la muestra y subasta de equinos , el acto más relevante que se llevaba a cabo en la feria de ganado de la temporada .

En el O´Neill, mientras tanto ,  un joven con una mochila de acampada grande hacía acto de presencia en la taberna  percatándose de ello la dueña nada más escuchar las botas bajar .

Aquellos pasos , fuertes y rudos , la pusieron en sobre aviso , provocando que le entrasen  inauditas prisas por recolocarse bien la ropa  y el pelo, el cual decidió soltar y dejar caer sobre el pecho  después de agrandar aún más su escote  .

Habiendo comprobado la actitud dadivosa de la buena mujer , ésta ya le tenía preparada una taza de café caliente  y huevos revueltos con beicon  acompañados por dos hogazas de pan  aún humeante .

Para la propietaria del O´Neill, aquel rostro sonriente resultaba más que una agradable revelación, para él , aprovechándose intencionadamente de esa circunstancia , una vía de obtención  de información fiable .

-        ¿Ya por fín ha despertado  nuestro invitado?

Mostrándose apabullado por las intenciones , partió algo de pan y se introdujo parte del manjar en la boca .
Observado muy de cerca por la mujer , a la cuál sólo le faltaba desnudarlo de nuevo  y con sus propias manos , el concepto de hombre objeto parecía cobrar un significado muy claro .

-        Ciertamente  esa cama es un peligro . Me dormí nada más caer en ella y no me he enterado de nada hasta hace poco que me desperté. – Le dijo  sonriente , consciente de que cada palabra suya parecía atraer , más aún si cabe, la atención de la dueña - ¿Al final  vino el Sr. Bennet?

-        Me temo que no . Seguramente le liaron en aquella maldita casa . Con lo bien que estábamos antes de que “ésa” regresase.

Aquel tono no resultaba amable  y aunque la mujer no parecía darse cuenta de que introducía una historia que sólo conocían los habitantes del lugar ,  él procuró que no se desviara de lo que sí le interesaba conocer de veras.

-        ¿Y sabe , por casualidad , dónde podría encontrarle hoy ?

La mujer se quedó pensativa por un minuto hasta que cayó en la cuenta .

-        Sólo hay un evento  al que Richard Bennet no dejaría de asistir así llueva, truene o se huracane el día, la subasta de caballos , en la Feria de Ganado , siguiendo la calle  hacia abajo  al final encontrará una plaza , allí es  y – miró su reloj – de hecho  ya debe encontrarse allí porque hace  como una media hora que ha comenzado.  Pregunte a cualquiera que todos sabrán decirle quién es.

Sobradamente satisfecho con toda la información proporcionada, terminó su  tardío desayuno y se dispuso a pagarle , topándose de nuevo con la generosidad y el “buen talante “ de la mujer .

-        Realmente le agradezco todo lo que ha hecho por mí así como su insuperable  hospitalidad , pero ahora debo marcharme  , no me gustaría perder la oportunidad de hablar con ese señor Bennet , así que si me dice cuánto lo debo por todo …

Sosteniendo su cartera con ambas manos , pronto las vio cubiertas por las de la posadera que , lejos de sostenerlas simplemente , pareció acariciarlas y atraerlas hacia sus senos , generosamente apoyados en la barra , frente a él, adornando toda la escena con una inmensa e inquietante sonrisa  .

-        ¿No creerá en serio que voy a aceptar su buen y necesario dinero verdad? No estaría bien de mi parte , nada bien, especialmente , como le dije ayer , con un compatriota que representa – sus ojos lo recorrieron por completo - tan dignamente  el elemento masculino de nuestro país.

Llegando a inquietarse por tanta amabilidad interesada , comprendió que había llegado la hora de marcharse lo antes posible de allí , antes de que aquella mujer  decidiera  echar a los pocos clientes que a esa hora poblaban su taberna  y encerrarle  para cobrarse de otra forma.

-        La verdad  es… quiero decir que  estoy tremendamente agradecido por tanta hospitalidad . – Trató de recuperar ambas manos  consiguiéndolo  un rato y varios sutiles tirones  después . -  Tendré que   pensar cómo compensar tanta amabilidad , alguna vez .

-        A mí se me ocurren tantas formas de hacerlo – farfulló la mujer entre dientes y para sus adentros   -.

-        ¿Disculpe ? – La había escuchado hablar pero , indudablemente , no había conseguido entender lo que  dijo -.

-        Claro , claro, pero eso ya lo veremos la próxima vez que vuelva , que espero sea pronto la verdad . – aquella sonrisa de compromiso de quién veía escapar una de las mejores oportunidades de su vida para ser feliz aunque fuese durante un instante  y un hondo suspiro marcaron el rostro de la mujer durante el transcurso del día .-

-        Gracias por todo .

El sonido de su voz diciendo estas palabras y la de un rostro inolvidable , supondrían el mejor acompañamiento posible de algo que pudo haber sido y no fue a ojos de la apasionada tabernera .

Para cuando él hubo llegado a la plaza, una media hora más tarde , el gentío , en su mayoría familias que se concentraban alrededor de las vallas para disfrutar de los animales , contrastaba con los hombres de campo y  mandataos por  terratenientes  que trataban de cerrar los mejores negocios entorno a la compra de los equinos .

Tras gozar de una visualización más o menos general , comenzó a mezclarse entre la gente tratando de encontrar a Richard Bennet pero algo se interpuso en su búsqueda , interrumpiéndola .

En un corrillo compuesto por hombres , el centro de atención resultaba ser un hermoso corcel negro de pelaje brillante y porte  inmenso , pero el suyo no tardó en desviarse hacia la única fémina presente , la cual parecía mostrar mucho interés observando al animal .

Mientras se acercaba al lugar algo le llamó la atención en el caballo, un leve gesto que éste repitió de forma innata en dos ocasiones sin que ninguno de los presentes se percatase de ello, ni la mujer detrás de la cual, él se colocó.

-        ¿ Cuánto pide por él ?

-        ¡Esto no funciona así señora , debe ser usted la que ofrezca el precio de partida!. ¡Si no sabe , puede preguntarle a su hombre ! – le contestó el hombre con las peores y más maleducadas maneras que podían esperarse  -.

-        ¡Yo no tengo hombre que me mande ni he venido mandatada por nadie que no sea yo misma  y para su información, sé perfectamente cómo funcionan este tipo de subasta porque por algo me críe entre ellas ! .  Así que exijo saber el precio de ese animal, de lo contrario  seguro que encontraré a alguien que  no tenga tantos remilgos en negociar con una mujer .

Esperando que el rudo hombre le contestara , Emma oyó una voz casi susurrante que se dirigía a ella y que provenía de su espalda .

-        Yo de usted no lo compraría , no es una buena inversión.

Giro la  cabeza hacia su izquierda  viendo una figura humana por el rabillo de su ojo pero no distinguiendo la cara con precisión.

-        Sobre todo si lo que quiere es que corra .

Aquella seguridad en su argumentación la hizo terminar de girar medio cuerpo conforme la cabeza  completaba los ciento ochenta grados.
Un rostro amable   que parecía sonreírle sin hacerlo abiertamente  se le apareció.  La mochila de gran tamaño, a modo de macuto, a sus pies , le dejaba a las claras su presunta temporalidad , sin embargo, volvió a mirar el porte del animal  y  apenas un minuto después , pensativa , le inquirió una justificación.

-        ¿Por qué ?

-        Tiene un defecto en la pata trasera izquierda , tira de ella de vez en cuando . Una vieja lesión, puede que de tendones . Un entablillado  retirado antes de tiempo quizás.

No sólo era  la argumentación , sino la seguridad y conocimiento casi médico con la que la vertía . Emma trató de fijarse por si el animal  repitiese el gesto pero no logró verlo ,  volviendo a dirigirse a él con un gran gesto de duda .

-        Si no me cree, pruébelo. En cuanto lo monten y trate de arrancarlo cojeará . – Sintió que le tiraban fuertemente del brazo . Era Richard que lo miraba exigiéndole una explicación que en ese momento no podía darle.

Tras volver a ver concienzudamente al animal, a ella aún le brotaban las dudas entre lo que creía ver y lo que aquel desconocido le  manifestaba .  Su cabeza decidió por ella  y aun sin saber exactamente bien por qué , decidió arriesgarse.

-        ¡Le pagaré la cantidad que me pida ¡ - Volvió a dirigirse a un más que sorpresivo vendedor - ¡Pero con una condición, quiero probarlo antes !

Ante el cruce de miradas inquisitivas de un Richard que no le soltaba del brazo  y del más joven que parecía  pedirle que lo soltase ,  Emma se volvió hacia ellos  dirigiéndose de nuevo al desconocido .

-        ¿Y cómo se supone que voy a poder probarlo ? Aquí no hay espacio suficiente y el asfalto no ayudaría .

-        No lo compre . – Su gesto sincero , casi suplicante  para que le hiciera caso sin saber por qué la ayudaba  en realidad , fue lo que la decidió a adoptar un voto de confianza  por él -.

La voz del vendedor dando su conformidad a la prueba , hizo que ella se dirigiera de nuevo a los dos hombres .

-        ¡Suéltalo! – Y Richard lo hubo hecho , incrédulo de lo que estaba ocurriendo . Seguidamente , ella se dirigió al desconocido  -  Sólo usted parece saber cómo probarlo . Demuéstreme de qué es capaz .

Y el hombre , dejando el macuto a buen recaudo en aquel lugar  , caminó hacia  el caballo lentamente . Acercando con mucho cuidado  una de sus manos  al hocico del animal , le acariciaba mientras que con la otra se hacía con la cincha tratando de asegurarse de que estaba bien colocada .
La mano que se mostraba dadivosa en caricias tranquilizadoras , continuó hasta el cuello del animal en dirección a las largas crines .

Tratando de buscar un punto alto o algún elemento que utilizar de soporte , vio , en una de las casas cercanas , una escalera de madera con  tres peldaños,  cogiéndola prestada  y colocándola al lado del animal .
El dueño , al comprobar sus verdaderas intenciones , furioso , trató de disuadirle  puesto que el lugar no era el adecuado para hacerlo correr , pero sus palabras cayeron en saco roto .

Sin ensillar , sólo con el soporte de la cincha en su mano y la fuerza de sus  piernas , ante la atenta mirada de Richard y de ella misma  , se subió en el animal el cual pareció ponerse nervioso ante la suelta por parte de quién lo vendía .

Tratando de tranquilizarlo sin conseguirlo en demasía , pareció pedirle permiso a ella  , la cual, sin saber por qué  ni lo qué se disponía a hacer , asintió .
Aquel desconocido , acogiéndose a la autorización recibida , se limitó a tirar hacia sí de la cincha para provocar  que el animal se agitase y quedase , por un instante sobre sus patas traseras , tras lo cual , al intentar que trotase en el interior del círculo que habían formado los interesados en él, el caballo demostró encontrarse molesto de la pata trasera izquierda tirando de ella y quejándose profusamente .

Al verse perjudicado en el negocio , el vendedor , mientras el desconocido descendía a la tierra de nuevo  y volvía al punto de partida , no cesaba de gritarle que ahora debía pagarle por haber lesionado al animal  frustrando su venta , a lo que Emma intervino  cerrando la cuestión.

-        ¡Este hombre me avisó de su fraude! . ¡Es usted el que debería pagar a los demás por hacernos perder el tiempo colando a un animal enfermo que no sirve ni para doma !

Y recogiendo sus cosas  y a su animal , al  hombre no le quedó más remedio que marcharse ante los insultos que recibió, seguidamente , del resto de asistentes.

Ante la observancia del gesto de ambos hombres y la presunción de que algo se le ocultaba , decidió averiguar qué sucedía .

-        Supongo que debo darle las gracias , aunque – se dirigió a Richard – tú trataras de impedirlo .

-        No tiene por qué dármelas . Simplemente  la vi tan interesada en él que …. -  Aquella media sonrisa , con cierto encanto juvenil y dulzura intrínseca ,  se hizo con su rostro a la par que su voz - .

Visiblemente incómodo , Emma decidió interrogar a Richard ante su silencio.

-        Bueno Richard,  ¿Vas a decirme de una buena vez qué sucede ?

Sin que le diera tiempo preparar una respuesta convincente  , el desconocido  se adelantó.

-        Me temo que  Richard se ha llevado una sorpresa al verme aquí. Hace mucho tiempo que no nos vemos y no me esperaba .

Sorprendida , esperaba inquieta una reacción por parte de su capataz.

-        ¿Le conoces ?

Tratando que la saliva pasase por su garganta , tras bajar la cabeza y morderse el labio  impotente , optó por responder .

-        Es mi primo , Thomas Bradley. Thomas , ésta es la señora Bowman.

-        Encantado de conocerla , Sra. Bowman. – Respondió sin dejar de mirarla a los ojos , con aquel acento irlandés pero matizado , con un tono de voz casi suavizado y musical –

Con un gesto más propio  de  avecinamiento de problemas que de cordial bienvenida , Richard se convertía en el ojo indiscreto de aquella escena , donde su primo volvía  sin saber bien por qué ,  después de tanto tiempo ,  relegándole a un segundo plano en lo que  él consideraba como algo más que un simple trabajo.

Ana Patricia Cruz López
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