LA
TEMPESTAD
Un
nuevo amanecer . Un nuevo día .
Los
rayos del sol a través de la ventana , juguetones , fueron los que despertaron a
Emma.
Apenas
incorporada de la cama, corrió las cortinas para asomarse y ver todo aquello que por derecho de nacimiento le pertenecía . Un paisaje muy distinto a
Londres sin duda , sin el bullicio y la locura de la gran ciudad pero con aquel
particular encanto que tanto la atraía desde que era una niña .
Los
campos se veían frondosos y verdes dada
la humedad reinante durante la serenada de la noche y los primeros seres vivos autóctonos , sus
pobladores naturales , campaban a sus anchas haciéndose notar con su canto tempranero .
Mucho quedaba por hacer y poco tiempo para ser
perdido. Cada hora , cada minuto , cada
segundo de cada día , durante los próximos doce meses , sabría a poco y el trabajo , demasiado
abundante por desgracia , requería orden y mano de obra disciplinada .
Una
labor ardua, sin horarios, ya que cuanto
antes comenzase a ser operativa la finca antes obtendrían los clientes que necesitaban
, recuperarían la dicha de tiempos pasados
y todo volvería a la normalidad .
Desde
que volviera de esta última visita londinense , apenas saliese de la cafetería
dónde recibió la propuesta de Wadlow, Emma
contactó con el Sr. Reder para que
elaborase los documentos necesarios y realizase los trámites por los
cuales la cuadrilla de Richard podría comenzar a trabajar ese mismo día .
Contratos formales , con la ley de por medio, dónde se establecía un jornal diario a cobrar
a fín de mes , como el resto de trabajadores , algo impensable en tiempos de su
padre.
Habiéndoles
localizado y formalizada toda la documentación , apenas el reloj marcaba las
diez cuando Kitty , la joven de servicio , abría la puerta de entrada a la
casa .
Richard
, acompañado por el resto de sus hombres , la esperaba en el exterior , junto a
dos camiones, tal y como le comunicó la joven a
la “patrona “, denominación por la que se la conocería y con la que se la trataría de ahora en adelante , la cual, en ese instante
, se disponía a terminar un más que merecido y copioso desayuno capaz de saciar
el apetito con el que se había despertado ese día.
Dejando
la servilleta encima de la mesa , se dirigió al vestíbulo extrañada y con
incipientes ganas por saciar la curiosidad que la apremiaba .
Pese
a las medidas formales que ella había
decidido adoptar respecto a los trabajadores , nada había hablado aún con Richard respecto a las necesidades que la tierra y todo cuánto les rodeaba requerían
, ni los proyectos de futuro que respecto a ellos planeaba, y sin embargo se
encontraban allí, dispuestos a comenzar.
Apostada
en la puerta sin creerse lo que sus ojos veían , no pudo remediar se le
escapase una sonrisa al fijar sus ojos en un Richard que parecía orgulloso de volver a un lugar
que conocía bien y a un trabajo que casi
no necesitaba planificación puesto que
no era la primera vez que lo realizaba.
Solicitándole
a Kitty le trajese el chal que había dejado encima de la silla , en el comedor
, una vez se lo hubo colocado , acompañada por su capataz, se acercó a cada uno de los camiones
saludando a los hombres , los cuales mostraban sendos signos de respeto
quitándose las gorras que portaban y bajando ligeramente las cabezas , tratando de observar , de paso, los materiales que les acompañaban y que se apostaban en los vehículos , entre ellos ingentes cantidades de
listones de madera.
Su
deambular tranquilo no se detuvo . Prosiguió andando acompañada hasta las
caballerizas , volviendo a recordar cada uno de los puntos débiles que las mismas
ostentaban , volviendo a visualizar cada uno de sus agujeros , cada tablón de
madera raída y mohosa por la humedad ,
la paja vieja e inservible y la necesidad de comprar cierres nuevos en los
cajones de descanso de los animales.
Detenida
en mitad de todo , con su rostro fijo en
el techo , por un instante , pareció que
todo se venía abajo de nuevo , que aquella tarea , inmensa , le suponía
demasiado . Las dudas la asaltaron una vez más . Una maldita sensación , incómoda
y flagelante a la que no estaba acostumbrada y que en su interior la llevaba a
preguntarse de forma recurrente si lo conseguiría.
Convertida
en el centro de atención único de su acompañante , éste , apoyado en uno de los
portalones que aún quedaba en pie ,
trató de traerla a la realidad de nuevo.
-
Se conseguirá. – Le dijo mostrando una
inusitada seguridad en sí mismo, captando su atención-.
Sin
poder evitar mirar hacia el suelo , se agachó apoyándose sobre sus rodillas, cogiendo con una de sus manos un pequeño puñado de paja seca gris oscura .
-
Por una vez en mi vida creo que sé lo que es
temer a fracasar.
Su
cabeza permanecía baja , atenta al jugueteo que sus manos ejercían de forma
continua sobre aquel conjunto de hilos secos y estropeados que un día sirvió de
lecho .
Aquella
inseguridad, aquella falta del talante que él recordaba en ella
, no era la imagen que quería ni para sus hombres ni por él
mismo .
Giró
su cabeza hacia el interior del habitáculo y vio algo familiar en el suelo , lo
cogió y se acercó hasta dónde se
encontraba Emma .
En
cuclillas , frente a ella , trató de
reconciliarla con la única imagen que él creía que podía devolverle algo que
necesitaba . Alargando su brazo , ella alzó la vista y vio un cepillo , a
continuación, sus ojos .
-
Esto fue lo que permitió que te evadieras una
vez , que te alejases de aquello que te ahogaba . – Volviendo a mirar aquel cepillo , escuchando aquellas palabras
que le traían tantos recuerdos … - Esto, fue lo que nos unió en cierta forma y
permitió que cambiase la imagen que tenía de ti . Verte marchar aquella noche ,
sólo confirmó lo que ya creía.
Volviendo
sobre el objeto simplemente se lo quitó de sus manos. Parecía recordar aquella sensación de paz y
tranquilidad que la invadía cuando cepillaba a los caballos , junto a él.
Recordar
aquella voz , profunda y suave diciéndole cómo debía hacerlo … como si hoy
fuera entonces. Una voz sólo
interrumpida por la joven Kitty que llegaba apresuradamente .
-
¡Señora !
-
¿Qué sucede Kitty?
La
joven apenas lograba recuperar el resuello y con la respiración
entrecortada trató de responderle.
-
Sra. El…Señor….
Impaciente,
al borde la de desesperación, Emma se incorporó seguida por él.
-
¡Habla muchacha ! Estás consiguiendo ponerme de los nervios !
Respirando
algo más tranquila , la chica del servicio pudo continuar y completar la frase
.
-
Lo siento señora , tiene usted una visita , en
el salón.
-
¿Una visita?
Creí que te había dicho que salvo que se tratase del Sr. Reder no me encontraría disponible para nadie .
La
joven dio muestras de reconocerlo asintiendo con la
cabeza mientras trataba de relajarse respirando hondo .
-
Lo sé señora , pero…
Visiblemente
nerviosa por algo que no parecía llegar al fin deseado , alzó la voz al
dirigirse a ella .
-
¡Termina de una vez lo que viniste a decirme
muchacha!
-
Lo siento mucho señora , es el Sr. Wadlow. – Devolver su rostro hacia Richard fue lo
único que se le ocurrió hacer ante la sorpresa de ambos – Le dije lo que usted
me mandató pero insistió en verla y en que le entregara esto .
Del
bolsillo de su abrigo extrajo un sobre
que se dispuso a entregarle .
Visiblemente extrañada por su
grosor , procedió a abrirlo mostrándoselo tal cual a su capataz , sin que
ninguno de los dos pudiese decir nada.
Cerrando
la solapa , volvió a dirigirse hacia la muchacha .
-
¿Y no te ha dicho nada más ?
-
No señora . Sólo que la esperaba en el salón y
que le hiciese entrega de ese sobre .
Cerrando
la solapa de nuevo , dio una última instrucción antes de volver a la casa .
-
Bien . Vuelve a la casa y dile que en seguida le atenderé.
Tras
la marcha de la chica , aún continuó observando el sobre , sin poder decir y
aún menos descifrar qué significaba .
Una
sola mirada suya hacia Richard , al ladear la cabeza hacia él , bastó, por el
momento , para comprender que la sensación de inseguridad no había desaparecido .
-
Que los hombres comiencen . Ya hablaremos
cuando esto haya terminado .
Taxativa,
seria y casi cabizbaja , sin poder
disimular su preocupación por la actitud de un hombre que no lograba comprender
aunque apenas le conociera , por alguien que cambiaba de actitud y parecer
según el viento viniese del norte o le diese fuertemente en la cara .
Con
mil y una suposiciones en la cabeza y un
signo evidente de preocupación nada disimulable , Emma regresó a la casa . Nada más entrar por la
puerta , con el sobre agarrado
fuertemente en una de sus manos , se dirigió presta hacia el salón en cuya
puerta hubo de detenerse bruscamente
ante la imagen que presenciaba en ese instante .
William
Wadlow Jr , de pie , junto a la vieja mesa de juegos en dónde una partida pareció
haber decidido su futuro , acariciando el tapete y los bordes de madera
con sus dedos enguantados en aquel cuero negro que hacía estremecer , disfrutando del momento posiblemente más placentero que podía
ostentar , algo , que se reflejaba a la perfección nada más observar su cara y
verle humedecerse los labios discretamente
.
Pese
a haber escuchado la puerta abrirse , pese a ser consciente de que ella ya se
hallaba allí, había algo que le hacía continuar junto a aquella mesa ,
acariciándola de aquella forma .
-
Veo que lograron darle mi recado. – alzó brevemente los ojos viéndole el sobre , a lo que ella reacción
tratando de ocultarlo tras su pierna -.
Tratando
de guardar la compostura y mostrarse serena, aferró el paquete al cuerpo
como único elemento de apoyo .
-
Lamento no
haberme presentado más … - se miró y trató de sacudir la ropa - pero
me temo que éste no es un buen momento.
-
Lo sé – Le respondió mientras su mano continuaba acariciando
aquella maldita mesa , casi como si se tratase de un cuerpo humano.- Ya me puso
en aviso su doncella , pero lo que me ha
traído hasta aquí no podía esperar y aún
así , le alegrará saber que , siendo consciente de la ardua tarea que le queda
por realizar para tenerlo todo en activo en la mayor brevedad posible ,
seré conciso .
No
la miraba , no levantaba aquella mirada posesoria de una mesa que ella odiaba
profundamente y sin embargo él parecía adorar . Una mesa con historia , una ,
que él no vivió en carne propia porque
se encontraba en su cómodo internado privado .
-
Si tanto interés tiene
en ese pedazo de madera , puedo hacerle una oferta irrenunciable .-
Le instigó ella mostrando su más notable
desprecio -.
Sentimiento
agrío hacia un pedazo de madera , como ella lo llamaba , asociado al peor
recuerdo de su vida .
William
se detuvo y alejó sus dedos , recolocándose los guantes mientras comenzaba a recorrer lentamente la estancia tratando de mostrar interés por los bucólicos
frescos del techo o las figuras que
protagonizaban los cuadros colgados de sus paredes .
-
Es curioso como la mente humana termina
asociando los recuerdos a ciertos
elementos materiales. – Profirió ante la atenta observación de la anfitriona –
¿De verdad cree que ese bello y antiguo mueble merece tal desprecio por su
parte ?
-
No me disculparé por no apreciar el valor que usted sí le sabe reconocer.- Le respondió con notable resentimiento-.
William
se detuvo justo delante de la ventana , dejando entrever su imponente silueta
ayudado por el sol que ascendía a esa hora y que comenzaba a abarcar por entero
todas y cada una de las estancias de la
casa .
Una
sombra alargada, oscura , con posición señorial y que , en un claro instinto
nervioso , no cesaba en recolocarse , de forma interminable , aquellos malditos
guantes de cuero negro .
Y
de pronto , la sombra cobró vida propia alejándose de la ventana y acercándose
de forma directa y decidida hacia ella , obligándola a retroceder apenas dos
pasos .
-
Le pido disculpas - y sus penetrantes ojos se hicieron con ella
una vez más , inquietos , nada distantes
pese a intentarlo – le prometí que sería breve y me he excedido . – Cada palabra medida en una dicción perfecta
y estudiada , propia de alta escuela y educación refinada . Cada gesticulación
en su rostro , casi impertérrito , propia del mejor actor social que pudiese encontrarse - Podría decirse que yo sí que le realizo una
oferta a la que no podrá renunciar y que
, por supuesto , tiene relación con ese … - dejó caer su cabeza y sus ojos
hacia el brazo que ocultaba el sobre –
sobre . He intentado hacer unos cálculos
pero son simplemente aproximativos. Realmente no estoy acostumbrado a ser yo
quién lleve las cuentas de lo generado por mis animales , salvo las de mis
beneficios , así que le agradecería que
, una vez éstos sean confirmados por usted , me hiciera saber de inmediato si
la cantidad se ajusta o , por el contrario, he de completarla , en cuyo caso se
lo haría llegar de inmediato con uno de los sirvientes .
Creyendo
saber a qué podía referirse , necesitaba saber más .
-
No creo terminar entendiendo de qué me está
hablando .
Enfundado
en su abrigo oscuro , apretando sus manos de forma compulsiva , aquella
intencionalidad de incomodarla volvía a
hacer aparición con una cercanía física que él había convertido en una insana
costumbre .
-
Mis caballos
pertenecen a una de las mejores crianzas de Inglaterra, de hecho, Ascot
siempre espera que presente a los nuevos potros . ¿Qué cree que pensarían mis
amistades más selectas si al preguntarme, supieran que decidí depositar mi entera
confianza sobre aquello que aprecio por
encima de todas las cosas , en una
casa que ha decidido recuperar las buenas maneras del pasado ?¿ Qué en vez de
separarme de ellos unos cientos de kilómetros , están perfectamente criados ,
educados y listos para correr apenas a tres horas de mi casa , facilitándome
mantener el contacto y la debida vigilancia de su evolución ? ¿Qué pasaría , si
gracias a ese boca a boca , comenzasen a llover los clientes que
usted tanto necesita y yo apremio
a efectos de que pueda saldarse la deuda lo antes posible de forma
satisfactoria … para ambos ?
Aquella
pausa casi dramática . Aquel “para
ambos” que comenzaba a ahogarla …, pero tenía razón para su entera desgracia . La finca necesitaba publicitarse entre los clientes
más selectos de nuevo , algo que no sería nada fácil dada la labor de su padre
arrastrando el apellido familiar por cada taberna y prostíbulo de cada pueblo o ciudad que visitaba .
-
Ahora la dejo para que pueda proseguir con sus
… labores .
Una
última mirada global de arriba abajo fue
su despedida , o casi , porque un hombre como él acostumbraba a decir
siempre la última palabra , la que lo remarcase todo y Wadlow, al igual que
ya lo hiciera su padre , no iba a ser menos .
-
Una pena que realmente no aprecie su
significado – mirando la mesa durante unos segundos antes de volver a ella de
nuevo - , porque tal y como yo lo veo , sólo la motivación a la que se muestra
encadenado vale mucho más que el mueble en sí . Buenos días , Sra. Bowman.
Y
su mano estrujó fuertemente aquel sobra hasta sentir el dolor de las dobleces en su piel.
Conservar
la calma en mitad de una tormenta interior que la estaba desgarrando , que la
consumía , que le hacía desear dejarlo todo y marcharse de allí, del país y simplemente desaparecer conformaba la peor lucha interior .
Un
William Wadlow que , en su marcha , mientras se recolocaba el sombrero , hubo
de tropezarse con Richard que regresaba a la casa en busca de Emma .
Instante en el que los saludos de cortesía no
existían entre ambos , en donde sólo el cruce tenso de miradas casi podía
cortar el aire y en el que el exceso y
aparente triunfalismo del inglés , no hizo que el capataz se achantase .
De
píe , junto a una de las ventanas , con el sobre lanzado de cualquier manera
encima de la mesa de juegos fue como la encontró el capataz .
Silenciada,
con los brazos sobre el pecho , temía preguntar al no saber qué habría pasado ,
pero ella no tardaría en sacarle de dudas
al escuchar sus pasos venir de
lejos y detenerse sobre el suelo de madera .
-
¿Cómo es ? – preguntó con tono serio ,
tranquilo -.
-
No le dejes acercarse .
Su
preocupación le aterraba . No saber qué había pasado o no entender por qué le afectaba la presencia de aquel hombre en demasía le inquietaba.
-
Sé lo que puede parecer . Es inquietante , con
sus maneras y educación sutil y atrayente , pero no dejes que se te acerque .
Emma
no parecía afectada por la advertencia .
Apostada en aquella ventana desde que entrase , apenas parecía siquiera
respirar y su voz, sólo demostraba pasividad e indiferencia .
-
Me temo que es demasiado tarde para eso . Acaba
de convertirse en nuestro primer cliente y la mayor fuente de financiación
atrayendo a otros y lo sabe .
Parecía
normalizar una situación que no lo era . Parecía resignarse a algo que sólo su mente pudo deducir al saber que volvería .
-
¿Tengo entendido que la feria de ganado se
celebrará esta tarde ?
Un
cambio de tema en la conversación que le dejaba perplejo.
-
Sí, al menos en cuanto a los caballos se
refiere .
-
Organiza a los hombres – se dio la vuelta
y entonces él pudo verle el rostro – tú
te vienes conmigo . – Comenzó a andar enfurecidamente hacia la mesa de juegos - ¡No permitiré que vuelva a pasar
, no lo haré !.
Sin
detenerse , cogiéndola por uno de los extremos , la levantó hasta hacerla caer lateralmente hacia el otro
lado.
Alterada
, pasó al lado suyo sin que él evitase cogerla por los brazos para tratar de
calmarla , pero ni aún así logró detenerla . Apartándole con fuerza , subió las escaleras a toda prisa cerrando la
puerta de su habitación de un sonoro portazo.
Claro
que él no había sido la única persona que la había visto así. Alice hubo presenciado toda la escena desde el
vestíbulo. Venía del exterior , concretamente de la ciudad y conforme le vio
no pudo evitar mostrarse digna y dirigirse hacia él.
. Vaya
, vaya con mi hermanita . ¿Problemas en el paraíso , capataz?
Una
sorna maledicente cubría su voz y su aspecto . Disfrutaba cual niña pequeña de
todo aquello , de ver a su propia hermana pasarlo mal .
-
¿Te diviertes Alice?
Enfurecido,
no era la primera vez que le veía así, sin embargó , lejos de amedrentarse ,
ello parecía provocarla a regocijarse aún
más si cabe sólo para saber hasta dónde
podría llegar .
-
Si te soy sincera … no tanto como de verdad me
gustaría . Aún la veo… demasiado - vio
la mesa caída – vaya , iba a decir
contenida pero por lo que veo esa palabra
ya no puede asociársele .
Aquella
arrogancia en sus maneras y su forma de hablar lo encendía .
-
Déjala en paz Alice .
-
Por lo que veo
la cosa debe ser seria , tanto como para que vuelvas a instalarte , todo
un detalle por lo que a mí respecta .
Sentada
en aquel gran sofá , la vio mirar el sobre abierto , con parte del fajo de
billetes regados . Un intento por acercarse a él y su delgada
mano se vio fuertemente bloqueada
por la de él que se lo impedía .
-
¡ Ni se te ocurra!
Desafiante
y provocadora , con la mano que le quedaba libre comenzó a acariciar su
antebrazo .
-
¿Sabes Richard? – escucharla hablar de aquella
forma le desquiciaba – Tienes razón, en
el fondo debería incluso estarle agradecida .
Hace tanto - y sus dedos fueron
ascendiendo por su antebrazo mientras la otra mano suya se cerraba en un
puño tratando de centralizar su rabia en
él – porque te ha traído de nuevo a mí y
hace tanto que… - sin sentir remordimiento ni arrepentimiento algo , sin
conocer el pudor o el recato encontrándose su hermana presente en la casa , disfrutaba provocándole , como
ya lo hiciera tiempo atrás – Sé que ha pasado mucho tiempo - su tono se tornó triste por un
instante - pero aún no he podido olvidar
el sabor de tus labios . – Él trató de
retirar la mano llevándose el sobre consigo , pero ella se lo impidió con
fuerza .-
-
¡Estás enferma Alice !
Apenas
sus ojos se humedecieron , la mujer provocadora y segura de sí misma dio paso a una joven desesperada y angustiada que no sabía
cómo retener algo que ya no estaba y que
tampoco era capaz de asumir que lo que ella creía que existía simplemente
había desaparecido .
En
mitad de su creciente desesperación, sus uñas fueron clavándosele en la carne
de él mientras trataba de safarse .
-
¿Enferma ? ¿Tú te atreves a llamarme enferma ?
¿Quién si no tú me la podrías haber generado, con cada caricia , con cada gesto
de posesión en aquella maldita intimidad tan
tuya y que hiciste tan nuestra , cada vez que te apoderabas de mi cuerpo …? –
un fuerte tirón hizo que perdiera el dominio físico sobre aquella parte de su
cuerpo no , sin antes , dejarle secuelas
bien marcadas y sangrantes -.
-
¡Todo aquello fue un maldito error desde el
principio! Y sí, tienes razón, tuve la culpa de permitir
que acabase así , pero también te dejé claro que no volvería a repetirse .
Como
envuelta en una montaña rusa de emociones y sentimientos encontrados , mientras
él se marchaba dejándola sola, un nuevo cambio de talante le hizo detenerse y
volver su cuerpo hacia ella de nuevo.
-
¡Maldito iluso irlandés!
Aquel
desprecio con el que decía aquellas palabras hizo que volviese a enervarse,
encendiéndose más aún si cabe con cada palabra que pronunciaba .
-
Ingenuo que cree que la señoritinga de ciudad ,
la hija pródiga , se fijará en el cualquiera hijo de una vulgar cocinera y de
un don nadie al que nunca pudo ponerle cara .
Cerrando
las manos con todas sus fuerzas deseaba ir contra ella . Herido en su orgullo
más profundo , se retuvo porque era lo
que debía hacer , porque se lo imponía una cabeza no demasiado fría en ese
momento , pero cuyo ser interior deseaba
que sus manos se encontraran en su cuello y escucharle exhalar de dolor
por cada palabra insultante vertida contra su madre .
Sin
embargo, lejos de eso, optó por darse la vuelta y marcharse enfurecido
empujando la puerta, con la suficiente agresividad
como para hacerla rebotar al intentar
cerrarse.
Una
Alice que quedaba lamentándose de sí misma allí sentada , en aquel salón . Una casa que parecía recuperar una tensa
calma a través de una Emma que , de nuevo , se negó a bajar al comedor para
almorzar y que , simplemente , desde que subiera , se limitó a echarse en la
cama , aunque no pudiera dormir , pese a
desearlo, como única forma de olvidarlo todo .
Una equipo que se ponía manos a la obra
en las cuadras y en donde hasta
Richard asumió funciones propias después de organizarlos a todos ,
especialmente para aquellas horas de la tarde en que tendría que ausentarse .
Los
cambios de maderas en los techos y
algunas de las paredes parecían ser lo
más urgente , especialmente si las lluvias acontecían , lo cual parecía
probable dada la temporada . El recambio
en los cierres y cerrojos de las puertas de los habitáculos , la limpieza de los mismos con el regado definitivo , la colocación de
los aislantes de las ventanas que ,
encargadas , llegarían durante la mañana del día siguiente , los cambios de
tuberías en los grifos que llevaban el agua desde los tanques de
suministro hasta aquel espacio y que tan
necesario era … Todas eran obras prioritarias que debían acometerse de urgencia , y en mitad de esta vorágine de prisas , los adelantos se hicieron notar rápidamente
, pero sólo Richard era capaz de percatarse .
A
Emma no pudo verla hasta que llegase la tarde y concretamente , en el momento justo
de volver a la ciudad para acudir a la
muestra y subasta de equinos , el acto más relevante que se llevaba a cabo en
la feria de ganado de la temporada .
En
el O´Neill, mientras tanto , un joven
con una mochila de acampada grande hacía acto de presencia en la taberna percatándose de ello la dueña nada más escuchar las botas bajar .
Aquellos
pasos , fuertes y rudos , la pusieron en sobre aviso , provocando que le
entrasen inauditas prisas por
recolocarse bien la ropa y el pelo, el
cual decidió soltar y dejar caer sobre el pecho después de agrandar aún más su escote .
Habiendo
comprobado la actitud dadivosa de la buena mujer , ésta ya le tenía preparada
una taza de café caliente y huevos
revueltos con beicon acompañados por dos
hogazas de pan aún humeante .
Para
la propietaria del O´Neill, aquel rostro sonriente resultaba más que una
agradable revelación, para él , aprovechándose intencionadamente de esa
circunstancia , una vía de obtención de
información fiable .
-
¿Ya por fín ha despertado nuestro invitado?
Mostrándose
apabullado por las intenciones , partió algo de pan y se introdujo parte del
manjar en la boca .
Observado
muy de cerca por la mujer , a la cuál sólo le faltaba desnudarlo de nuevo y con sus propias manos , el concepto de
hombre objeto parecía cobrar un significado muy claro .
-
Ciertamente
esa cama es un peligro . Me dormí nada más caer en ella y no me he
enterado de nada hasta hace poco que me desperté. – Le dijo sonriente , consciente de que cada palabra
suya parecía atraer , más aún si cabe, la atención de la dueña - ¿Al final vino el Sr. Bennet?
-
Me temo que no . Seguramente le liaron en
aquella maldita casa . Con lo bien que estábamos antes de que “ésa” regresase.
Aquel
tono no resultaba amable y aunque la mujer no parecía darse cuenta de que
introducía una historia que sólo conocían los habitantes del lugar , él procuró que no se desviara de lo que sí le
interesaba conocer de veras.
-
¿Y sabe , por casualidad , dónde podría
encontrarle hoy ?
La
mujer se quedó pensativa por un minuto hasta que cayó en la cuenta .
-
Sólo hay un evento al que Richard Bennet no dejaría de asistir
así llueva, truene o se huracane el día, la subasta de caballos , en la Feria
de Ganado , siguiendo la calle hacia
abajo al final encontrará una plaza ,
allí es y – miró su reloj – de
hecho ya debe encontrarse allí porque
hace como una media hora que ha
comenzado. Pregunte a cualquiera que
todos sabrán decirle quién es.
Sobradamente
satisfecho con toda la información proporcionada, terminó su tardío desayuno y se dispuso a pagarle ,
topándose de nuevo con la generosidad y el “buen talante “ de la mujer .
-
Realmente le agradezco todo lo que ha hecho por
mí así como su insuperable hospitalidad
, pero ahora debo marcharme , no me
gustaría perder la oportunidad de hablar con ese señor Bennet , así que si me
dice cuánto lo debo por todo …
Sosteniendo
su cartera con ambas manos , pronto las vio cubiertas por las de la posadera
que , lejos de sostenerlas simplemente , pareció acariciarlas y atraerlas hacia
sus senos , generosamente apoyados en la barra , frente a él, adornando toda la
escena con una inmensa e inquietante sonrisa
.
-
¿No creerá en serio que voy a aceptar su buen y
necesario dinero verdad? No estaría bien de mi parte , nada bien, especialmente
, como le dije ayer , con un compatriota que representa – sus ojos lo
recorrieron por completo - tan dignamente
el elemento masculino de nuestro país.
Llegando
a inquietarse por tanta amabilidad interesada , comprendió que había llegado la
hora de marcharse lo antes posible de allí , antes de que aquella mujer decidiera
echar a los pocos clientes que a esa hora poblaban su taberna y encerrarle
para cobrarse de otra forma.
-
La verdad
es… quiero decir que estoy
tremendamente agradecido por tanta hospitalidad . – Trató de recuperar ambas
manos consiguiéndolo un rato y varios sutiles tirones después . -
Tendré que pensar cómo compensar
tanta amabilidad , alguna vez .
-
A mí se me ocurren tantas formas de hacerlo –
farfulló la mujer entre dientes y para sus adentros -.
-
¿Disculpe ? – La había escuchado hablar pero ,
indudablemente , no había conseguido entender lo que dijo -.
-
Claro , claro, pero eso ya lo veremos la
próxima vez que vuelva , que espero sea pronto la verdad . – aquella sonrisa de
compromiso de quién veía escapar una de las mejores oportunidades de su vida
para ser feliz aunque fuese durante un instante y un hondo suspiro marcaron el rostro de la
mujer durante el transcurso del día .-
-
Gracias por todo .
El
sonido de su voz diciendo estas palabras y la de un rostro inolvidable ,
supondrían el mejor acompañamiento posible de algo que pudo haber sido y no fue
a ojos de la apasionada tabernera .
Para
cuando él hubo llegado a la plaza, una media hora más tarde , el gentío , en su
mayoría familias que se concentraban alrededor de las vallas para disfrutar de
los animales , contrastaba con los hombres de campo y mandataos por
terratenientes que trataban de
cerrar los mejores negocios entorno a la compra de los equinos .
Tras
gozar de una visualización más o menos general , comenzó a mezclarse entre la
gente tratando de encontrar a Richard Bennet pero algo se interpuso en su
búsqueda , interrumpiéndola .
En
un corrillo compuesto por hombres , el centro de atención resultaba ser un
hermoso corcel negro de pelaje brillante y porte inmenso , pero el suyo no tardó en desviarse
hacia la única fémina presente , la cual parecía mostrar mucho interés
observando al animal .
Mientras
se acercaba al lugar algo le llamó la atención en el caballo, un leve gesto
que éste repitió de forma innata en dos ocasiones sin que ninguno de los
presentes se percatase de ello, ni la mujer detrás de la cual, él se colocó.
-
¿ Cuánto pide por él ?
-
¡Esto no funciona así señora , debe ser usted
la que ofrezca el precio de partida!. ¡Si no sabe , puede preguntarle a su
hombre ! – le contestó el hombre con las peores y más maleducadas maneras que
podían esperarse -.
-
¡Yo no tengo hombre que me mande ni he venido
mandatada por nadie que no sea yo misma y para su información, sé perfectamente cómo
funcionan este tipo de subasta porque por algo me críe entre ellas ! . Así que exijo saber el precio de ese animal,
de lo contrario seguro que encontraré a
alguien que no tenga tantos remilgos en negociar
con una mujer .
Esperando
que el rudo hombre le contestara , Emma oyó una voz casi susurrante que se
dirigía a ella y que provenía de su espalda .
-
Yo de usted no lo compraría , no es una buena
inversión.
Giro
la cabeza hacia su izquierda viendo una figura humana por el rabillo de su
ojo pero no distinguiendo la cara con precisión.
-
Sobre todo si lo que quiere es que corra .
Aquella
seguridad en su argumentación la hizo terminar de girar medio cuerpo conforme
la cabeza completaba los ciento ochenta
grados.
Un
rostro amable que parecía sonreírle sin
hacerlo abiertamente se le apareció. La mochila de gran tamaño, a modo de macuto,
a sus pies , le dejaba a las claras su presunta temporalidad , sin embargo,
volvió a mirar el porte del animal
y apenas un minuto después ,
pensativa , le inquirió una justificación.
-
¿Por qué ?
-
Tiene un defecto en la pata trasera izquierda ,
tira de ella de vez en cuando . Una vieja lesión, puede que de tendones . Un
entablillado retirado antes de tiempo quizás.
No
sólo era la argumentación , sino la
seguridad y conocimiento casi médico con la que la vertía . Emma trató de
fijarse por si el animal repitiese el
gesto pero no logró verlo , volviendo a
dirigirse a él con un gran gesto de duda .
-
Si no me cree, pruébelo. En cuanto lo monten y
trate de arrancarlo cojeará . – Sintió que le tiraban fuertemente del brazo .
Era Richard que lo miraba exigiéndole una explicación que en ese momento no
podía darle.
Tras
volver a ver concienzudamente al animal, a ella aún le brotaban las dudas entre
lo que creía ver y lo que aquel desconocido le
manifestaba . Su cabeza decidió
por ella y aun sin saber exactamente
bien por qué , decidió arriesgarse.
-
¡Le pagaré la cantidad que me pida ¡ - Volvió a
dirigirse a un más que sorpresivo vendedor - ¡Pero con una condición, quiero
probarlo antes !
Ante
el cruce de miradas inquisitivas de un Richard que no le soltaba del brazo y del más joven que parecía pedirle que lo soltase , Emma se volvió hacia ellos dirigiéndose de nuevo al desconocido .
-
¿Y cómo se supone que voy a poder probarlo ?
Aquí no hay espacio suficiente y el asfalto no ayudaría .
-
No lo compre . – Su gesto sincero , casi
suplicante para que le hiciera caso sin
saber por qué la ayudaba en realidad ,
fue lo que la decidió a adoptar un voto de confianza por él -.
La
voz del vendedor dando su conformidad a la prueba , hizo que ella se dirigiera
de nuevo a los dos hombres .
-
¡Suéltalo! – Y Richard lo hubo hecho , incrédulo
de lo que estaba ocurriendo . Seguidamente , ella se dirigió al desconocido - Sólo
usted parece saber cómo probarlo . Demuéstreme de qué es capaz .
Y
el hombre , dejando el macuto a buen recaudo en aquel lugar , caminó hacia el caballo lentamente . Acercando
con mucho cuidado una de sus manos al hocico del animal , le acariciaba mientras
que con la otra se hacía con la cincha tratando de asegurarse de que estaba
bien colocada .
La
mano que se mostraba dadivosa en caricias tranquilizadoras , continuó hasta el
cuello del animal en dirección a las largas crines .
Tratando
de buscar un punto alto o algún elemento que utilizar de soporte , vio , en una
de las casas cercanas , una escalera de madera con tres peldaños, cogiéndola prestada y colocándola al lado del animal .
El
dueño , al comprobar sus verdaderas intenciones , furioso , trató de disuadirle
puesto que el lugar no era el adecuado
para hacerlo correr , pero sus palabras cayeron en saco roto .
Sin
ensillar , sólo con el soporte de la cincha en su mano y la fuerza de sus piernas , ante la atenta mirada de Richard y
de ella misma , se subió en el animal el cual pareció ponerse nervioso ante la suelta
por parte de quién lo vendía .
Tratando
de tranquilizarlo sin conseguirlo en demasía , pareció pedirle permiso a
ella , la cual, sin saber por qué ni lo qué se disponía a hacer , asintió .
Aquel
desconocido , acogiéndose a la autorización recibida , se limitó a tirar hacia
sí de la cincha para provocar que el
animal se agitase y quedase , por un instante sobre sus patas traseras , tras
lo cual , al intentar que trotase en el interior del círculo que habían formado
los interesados en él, el caballo demostró encontrarse molesto de la pata
trasera izquierda tirando de ella y quejándose profusamente .
Al
verse perjudicado en el negocio , el vendedor , mientras el desconocido descendía
a la tierra de nuevo y volvía al punto
de partida , no cesaba de gritarle que ahora debía pagarle por haber lesionado
al animal frustrando su venta , a lo que
Emma intervino cerrando la cuestión.
-
¡Este hombre me avisó de su fraude! . ¡Es usted
el que debería pagar a los demás por hacernos perder el tiempo colando a un
animal enfermo que no sirve ni para doma !
Y
recogiendo sus cosas y a su animal , al hombre no le quedó más remedio que marcharse
ante los insultos que recibió, seguidamente , del resto de asistentes.
Ante
la observancia del gesto de ambos hombres y la presunción de que algo se le
ocultaba , decidió averiguar qué sucedía .
-
Supongo que debo darle las gracias , aunque –
se dirigió a Richard – tú trataras de impedirlo .
-
No tiene por qué dármelas . Simplemente la vi tan interesada en él que …. - Aquella media sonrisa , con cierto encanto
juvenil y dulzura intrínseca , se hizo
con su rostro a la par que su voz - .
Visiblemente
incómodo , Emma decidió interrogar a Richard ante su silencio.
-
Bueno Richard, ¿Vas a decirme de una buena vez qué sucede ?
Sin
que le diera tiempo preparar una respuesta convincente , el desconocido se adelantó.
-
Me temo que
Richard se ha llevado una sorpresa al verme aquí. Hace mucho tiempo que
no nos vemos y no me esperaba .
Sorprendida
, esperaba inquieta una reacción por parte de su capataz.
-
¿Le conoces ?
Tratando
que la saliva pasase por su garganta , tras bajar la cabeza y morderse el
labio impotente , optó por responder .
-
Es mi primo , Thomas Bradley. Thomas , ésta es
la señora Bowman.
-
Encantado de conocerla , Sra. Bowman. –
Respondió sin dejar de mirarla a los ojos , con aquel acento irlandés pero
matizado , con un tono de voz casi suavizado y musical –
Con
un gesto más propio de avecinamiento de problemas que de cordial
bienvenida , Richard se convertía en el ojo indiscreto de aquella escena , donde
su primo volvía sin saber bien por qué ,
después de tanto tiempo , relegándole a un segundo plano en lo que él
consideraba como algo más que un simple trabajo.
Ana
Patricia Cruz López
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