CRED EDIT APCL73 |
Entre las
paredes de su habitación , aislada del mundo e incluso del personal de servicio
que la reclamó hasta en dos ocasiones , con las pesadas cortinas a medio echar , desató el cordón
depositándolo en la mesa , abrió la pequeña bolsa y extrajo la botellita de
cristal con su preciado contenido .
Sentada en la cama , antes de hacer aquello que
deseaba y justificaba todo aquel entramado para volver a tener uno en sus manos
, lo estuvo observando fijamente .
La primera
vez bastó un solo sorbo , pero aquel
pequeño y casi insignificante gesto no fue suficiente durante las siguientes ocasiones . Un mensaje hecho llegar a Anna por alguien
del servicio fue suficiente para que ,
junto con una nota manuscrita , la pelirroja le hiciese llegar todos los botecitos de cristal que fue
reclamando mientras que sus tomas crecían en intensidad , cantidad y número
. Un “cuidado “ hubiera sido suficiente para cualquier
mortal , pero aquel líquido transparente que lograba evadirla del dolor y del
lugar en el que se encontraba resultaba
sumamente adictivo . Modificado con algún componente avainillado y dulzón , sus efectos
relajantes alargaban su tiempo de
aparición con cada nueva toma provocando que la cantidad ingerida por ella
creciera de forma compulsiva . Numerosas advertencias posteriores que Anna
procuró hacerle llegar ante la solicitud
por parte de Victoria de nuevas botellas cada vez con más asiduidad fueron desoídas por completo coincidiendo con la aparición de los rumores
sobre su presunta muerte y posterior desaparición .
Habiendo
retirado el tapón acercó la nariz y ante la comprobación de que su olor no había
cambiado dedujo que su sabor tampoco lo
habría hecho hasta que , sin probar previamente , optó por beber una buena
cantidad del mismo tragándosela con la
misma facilidad que un vaso de agua.
Fuerte ,
dejando un regusto agrió en la boca y amargo en la garganta , aquella maldita
sustancia casi transparente no tenía nada
que ver con la que ella recordaba ni sus
efectos inmediatos tampoco .
Apenas tuvo
el tiempo justo para cerrar con la tapa el recipiente de cristal y evitar que se derramase el resto del
contenido encima de la colcha , se sintió muy mareada y casi inerte , con los brazos y piernas muy pesados , casi
inamovibles , su cabeza comenzó a dar vueltas
y la lucha por tratar de mantenerse despierta comenzó a dar sus primeros lances .
Sus ojos ….
Unos ojos asustados más que ella incluso , sinceros , dulces …. Unas manos que trataban de
cogerla con sumo cuidado y unos férreos brazos que la portaban con seguridad y
prisa … Una voz cercana aunque sonara de lejos
y la voz de la cocinera tratando
de aconsejarle sobre lo que ya ella había visto en demasiadas ocasiones …. Unas
caricias dolorosas pero en las que el estado de casi inconsciencia no permitía
emitir queja alguna … Insultos que desde su recuerdo iban desapareciendo y que se sustituían por el sonido de una
respiración entrecortada que transmitía
rabia y
susurros con pretensión de
tranquilizar … Unas manos delicadas y dedos finos y largos que acariciaban la piel mientras retiraban como dificultad la
sangre fresca y la reseca ….
Imágenes que
se entremezclaban mientras su
respiración parecía faltarle provocándole casi romper la vestimenta que la
cubría al intentar aflojarla. Imágenes de escenas de dormitorio pillados in
fraganti en donde la niña sorprendía a
su madre mientras una espalda masculina bien formada y de piel blanca , con sus brazos
aferrándola hacia su cuerpo , se detenía agitado y un rostro , el de su
propietario , que sólo una vez se dignó ladear la cabeza hacia detrás , hacia
la puerta , ante la interrupción.
Imágenes
concordadas conforme la niña fue creciendo
hasta que aprendió por la fuerza de un bofetón y no pocos gritos de quién se suponía que debía cuidar de
ella que no debía volver a molestarla cuando se encontrase en
su cuarto y una sola interrupción más en
la que , al contrario de lo que podía esperarse
y ante el ya mostrado interés de Edward en la pequeña , se silenció con rostro de disfrute extremo
como forma de enseñarle que aquello de lo que gozaba entre sus piernas sólo era
suyo , y una cabeza que apenas volvía a ladearse hacia donde la pequeña , ya crecida y con capacidad para comprender , se
encontraba pero en la que nunca pudo
observar su rostro completo .
Con un sudor
extremo recorriendo su cuerpo , trató de desgarrarse la ropa como podía sin
conseguirlo . La cabeza le daba vueltas , sentía mucho calor y aquellas malditas imágenes recurrentes de
episodios vividos , entremezclados , la invadían de forma desordenada y casi
confusa sin permitirle relajarse o
descansar .
Imágenes de
buenas maneras y juegos encubiertos con un Frederick absolutamente
prendado de aquella joven descarada cuyo
origen desconocía y cuyo carácter adoraba …
Conversaciones interminables con
puntos en común aunque pertenecieran a distinto estamento social … Paz a su
manera …. Un lugar en el que recalar cuando la visitaba en su casa aprovechando que su esposo se encontraba
fuera de la ciudad e incluso con él en la casa ya que su apellido
dignificaba la visita y convenía a juicio del Señor , circunstancia que no le pasó inadvertida a
Frederick .
Imágenes
donde la ternura y tranquilidad con la que era tratada se combinaba de forma
estrepitosa con voces en grito en donde
su nombre se pronunciaba de la peor de
las maneras , en donde unas manos fuertes se apoderaban de su cuello
impidiéndola respirar… Escenas en donde junto a la falta de aire y
desesperación ensoñado , su cuerpo , absolutamente ido encima de la cama ,
luchaba casi inconsciente por librarse de una realidad pasada ahora sólo
presente en su mente y que no olvidaría
jamás . Una realidad que el líquido de aquella
botella le hizo personarse de forma
brutal ,
sin respiro .
Una realidad
que la agotaba y que terminó por hacerla
caer en un estado de inconsciencia profundo .
Y Peterhead
, ajeno a todo lo que pudiera estar
sucediendo entre las paredes de la gran casa de “La viuda” continuaba su
devenir habitual y nada tranquilo . En el
puerto los hombres se afanaban en
las tareas de descarga y limpieza de tres nuevos barcos recién atracados mientras sus tripulaciones deambulaban por el
pueblo en busca de algo que echarse a la boca y saciar , entre otras
necesidades , aquellas menos pulcras que hacía meses que no disfrutaban entre
los cálidos brazos de alguna mujer , preferentemente menos decente y más
desinhibida con un planteamiento claro de lo que debía querer sin
necesidad de mucha conversación de por
medio . El mercado local , abierto desde
el amanecer , ofrecía , como siempre ,
todo lo que se pudiera desear y costear
en los distintos puestos de los agricultores de la zona , algo que
también aprovechaban los responsables de compras de los navíos y el personal de
servicio de las grandes casas mientras
los restos , casi al medio día , aguardaban a los habitantes con una capacidad
económica menos solvente .
Las
doncellas iban concluyendo sus labores
de servicio en las casas que se las podían permitir , planchaban y acomodaba la
ropa de cama y de mesa , abrillantaban la plata
y la cubertería o procuraban que
el calor de la buena lumbre de las chimeneas nunca faltase .
Los
guardianes de las caballerizas ,
responsables en exclusiva de los equinos ,
los limpiaban y cepillaban o preparaban las montas de sus señores , incluso ahora que la
temporada de caza acababa de comenzar ,
algo que nunca fue del gusto de Frederick al que sin embargo sí gustaba de
disfrutar de paseos matutinos con el semental hispano árabe regalado por un
cliente suyo como forma de
agradecimiento .
Pese a
reconocerse descansado , aquel día
decidió acortar su paseo a la mitad de haberlo iniciado . Los recuerdos de su
reencuentro lo turbaban y no le permitían disfrutar de la cabalgada con la misma libertad que lo
hiciera siempre , incluso en los tiempos pasados antes de que ella se
presentase ante sus ojos la primera vez , a partir de la cual nada volvió a ser
igual .
Sin llevarlo
por esta vez a las caballerizas , uno de los mozos se encargaba del animal en
la misma puerta de entrada de la casa . Con determinación y visiblemente
preocupado por algo que recordó debía
hacer , entró a toda prisa en el caserón olvidando incluso cerrar la
puerta , dirigiéndose a su despacho, mientras se preocupaba por deshacerse de
los guantes de monta . Accediendo a él y
acercándose a la mesa , delante de la misma
, percibió una presencia en la
habitación . Se dio la vuelta con la intención de cerrar la puerta y con
el pomo de la misma en la mano , sin girar la cabeza , se dirigió hacia la misma .
- ·
FREDERICK : ¿Crees que debo preocuparme por incrementar la
seguridad de esta casa ?
- ·
EDWARD : Si lo dices por mí , soy un animal bastante escurridizo
que no ha venido hasta aquí para terminar manchándose las manos contigo .
La voz venía
del anexo a su despacho , un espacio usado como especie de recibidor y sala de
lectura , de imponentes paredes recubiertas de madera antigua y cuadros de
gente elegante , posiblemente
antecedentes familiares ,
colgando sin forma definida ni
proporcionalidad .
- ·
FREDERICK : ¿A qué has venido ?
Al girar la
cabeza lo vio deambular tranquilo observando cada uno de los elementos que lo
rodeaban , llegando a mostrar cierto interés por alguna de las piezas expuestas .
Una capa marrón oscura , envejecida , que le llegaba hasta las rodillas y una capucha
capaz de cubrir su rostro le dificultaban al dueño de la casa percatarse
si veía armado o predecir , por su rostro , sobre sus intenciones .
- ·
EDWARD : Curiosa filosofía
de vida la de los señores de las tierras y la gran ciudad , acostumbrados a
tener todo lo que se les antoja por el
simple echo de ser quienes son .
Aunque por
sus palabras y el tono de voz, evidenciando molestia, podía sobreentender a qué
se refería , el anfitrión decidió dar una vuelta de tuerca más con la única intención de que fuese mucho más
directo en sus pretensiones .
- ·
FREDERICK : No me has
respondido . – Edward se detuvo – Te has adentrado en mi casa , creo que al menos tengo el derecho a una
explicación .
Retirándose
con ambas manos lo que permitía ocultar su rostro , su gesto serio dejaba muy a las claras que sus intenciones ,
lejos de resultar amenazantes , sí conformaban una suerte de posible reacción
predecible .
- ·
EDWARD: ¿Derecho ? –
comenzó a andar hacia él – Ese es tu
error Frederick , que te crees con derecho siquiera a estar vivo cuando ni de nuestra propia muerte somos los dueños.
- ·
FREDERICK : ¿Me estás
amenazando ? ¿En mi propia casa ?
Sólo cuando
el espacio habido entre los dos fue el suficiente como para que las
respiraciones de ambos se intercambiasen y chocasen , Edward se hubo detenido
. Sin dejar de mirarle a los ojos , la
tensión generada podía cortarse con un cuchillo mientras Frederick esperaba que no le clavase uno en ese instante .
- ·
EDWARD : Yo no amenazo – sus ojos barrieron la figura de quién
tenía delante , de arriba hacia abajo , hasta volver a recalar en unos ojos
que sin mostrar miedo si demostraban
cierto respeto por aquel que se había colado en su casa y del que conocía bien
de lo que era capaz - ni siquiera mis
consejos pueden ser tomados como advertencias
pero , sinceramente , lo que creas o dejes de creer no es algo que me
quite el sueño , cosa distinta es que
después de desaparecerte de forma bastante
conveniente hayas decidido
regresar con tus ínfulas de gran
triunfador , presumas de ello delante de todo el pueblo y
pretendas creer que tus buenas maneras , tu porte elegante y tus
palabras de literato viajado de tres al
cuarto te basta para que todo regrese a
la maldita normalidad que dejaste atrás .
Desafiante ,
Frederick se negó a ser invadido en su propio terreno .
- ·
FREDERICK : Yo no fui el
único que desapareció de forma muy conveniente
en aquel entonces .
Enfurecido ,
el intruso le cogió por ambos lados de la chaqueta con fuerza empujándolo con
todas sus fuerzas hacia la puerta .
- ·
EDWARD : Ella no es un juguete del que el señorito pueda
aprovecharse y tirar cuando le plazca , no es capricho de nadie y menos tuyo ,
te convendría recordarlo . Es quien es y
tú sabes como yo cuál es su origen , ¿en serio crees que engañas a nadie haciéndola creer que puedes darle algo que
socialmente no te es permitido ? – le empujó con toda la fuerza de su cuerpo más
aún - ¡Aléjate de ella !
Sorprendido
, alterado y con la respiración entre cortada
trató de que le soltase sin éxito
. Sin soltarle las manos , le replicó .
- ·
FREDERICK : ¡ No te lo ha contado ! – Las manos de Edward
comenzaron a apretarle con más fuerza en el pecho mientras la rabia hacía que
los ojos casi se le saliesen de las cuencas - Puedes amenazarme cuantas veces
quieras y de la forma que te plazca , pero jamás serás capaz de reconocer que
nunca conseguirás tener con ella lo que
tiene conmigo , jamás y no saberlo te mata , acabó contigo entonces , antes de
irte , y aún hoy , años más tarde , te reconcome por dentro . – Su sonrisa triunfadora ,
lo enfadaba más aún – Jamás conseguirás
que te lo cuente porque así me lo
prometió y celebro comprobar que la palabra dada nunca ha sido faltada , ni por
ti .
Una extraña
sensación de venganza comenzó a recorrer
el cuerpo de un Edward más dolido con ella que nunca, más hundido por una verdad que se le negaba y
cuya imaginación provocaba mil y una ideas compulsivas que lo atoraban y no le dejaban pensar con la
frialdad a la que estaba acostumbrado .
En un haz repentino de lucidez
decidió soltarle alejándose de él sin mediar palabra esperando
se apartase para poder salir por la puerta mientras su otro interlocutor se recolocaba
la ropa como podía . Al hacerse a un
lado , la salida quedó despejada pero cuando Edward se disponía a marcharse se
dirigió a él una vez más .
- ·
FREDERICK : Si no crees en
ella lo suficiente… nunca podrá ser tuya .
Y la mano
que aguardaba el pomo de aquella maldita puerta supo lo que significaba ser
oprimida por una fuerza inconmensurable , la de la mano de un hombre al que las
dudas le volvían loco y el miedo a perderla le superaba . Miedo a no ser suficiente
para una mujer a la que siempre vio
diferente a las demás , con una vida que
conocía casi a la perfección , alguien a quién había aprendido a amar poco a
poco aun cuando ni hubiera estado bien hacerlo , de quién siempre le atrajo
su bondad e inocencia y cuyos ojos , aquel día en el puerto , no
olvidaría jamás.
Un hombre
cuyo estado le ofuscó tanto como para caminar sin destino fijo , sin pensar ,
sólo necesitando evadirse de todo y todos por un instante , dejar de ser él si
acaso cupiese esa posibilidad .
Y la
tarde dejó paso a la oscuridad y la
ocultación , a las luces ficticias que irradiaban la actividad de los
edificios a través de sus ventanas , a
la vida del desahogo y los ríos de alcohol acrecentados por la llegada de las
nuevas tripulaciones . Una oscuridad
otorgante de vida , de risas casi
forzadas , de manos que buscan complacerse por debajo de las faldas , de bocas
ansiosas por labios frescos que les
hagan olvidar a esposas o amantes de las
que hace mucho que no gozan . Una
oscuridad que traía una luz propia muy
particular en forma de mujer , en forma
de una esbelta y sensual pelirroja que
desde que se fuera de “la casa “ se
había acostumbrado a volver de vez en
cuando como recordatorio de quién fue una vez
y de lo que no quería seguir siendo .
Una visita
inesperada y sorpresiva tanto para las mujeres que convivieron con ella y aún
permanecían prestando sus servicios , como
las más nuevas y jóvenes que tan sólo la
conocían de oídas y que mientras atendían a los clientes la observaban por el rabillo del ojo con gran
expectación.
Tras largo
rato departiendo con todas las que no atendían
y con algunos de los viejos clientes que también se alegraban , a su
forma , de volver a disfrutar de tan agradable visión , solicitó una copa de lo
más fuerte que hubiera a uno de los chicos de la barra pero antes de que pudiera beberla por completo , con el vaso rozándole los labios
, una de las empleadas se acercó y le susurró algo . Ante su extrañeza , la mujer que la habló insistió sin dar más información
. Un gesto de aprobación por su parte
fue toda la respuesta que recibiera la portadora del mensaje y tras ingerir de un solo trago el alcohol se dispuso a cumplir el
extraño mandato recibido : la exigencia de que se personase en la
habitación número dieciséis .
Sin más guía
que su propio instinto , sin más
información que un recado dado sin
identificación de autoría , tras girar el pomo de la puerta , respiró en parte aliviada al comprobar de
quién se trataba .
- ·
EDWARD : Cierra la puerta .
Sentado en
el borde de la cama , con aspecto desaliñado y las piernas abiertas , apoyando sus manos detrás suyo en la colcha
, la camisola abierta hasta el estómago y claros indicios de
encontrarse muy bebido , aquella situación , en otros momentos deseable , la
incomodó .
- ·
ANNA: Edward … - Él la
interrumpió y la severidad de su
voz hizo que ella no quisiera
enfurecerle -.
- ·
EDWARD : Cierra… La … Puerta .
Nunca le
había visto en aquel estado y aquello no terminó de gustarle pero no podía evitar quedarse allí ,
paralizada , viéndole mirarla como nunca lo hubo hecho , escuchándole ordenarla
con imposición en un ambiente donde sólo
estaban ellos dos . Obedeciéndole ,
cerró la puerta con su cuerpo apoyado en ella
para no quitarle la vista de encima
esperando de él la siguiente indicación .
- ·
EDWARD : Acércate .
La mujer
valiente , la que siendo chiquilla fue capaz de colocarle la mano en su muslo y ser directa , se
empequeñeció frente a una realidad que
la descolocaba por completo , pero tal
como entonces , habiendo soñado más de una vez
en la misma situación que ahora se le presentaba , sin abrir la boca
para no contrariarle , comenzó a caminar hacia él siendo refrenada por sorpresa .
- ·
EDWARD : Despacio – a la
pequeña garganta femenina le comenzó a
costar tragar saliva lo que no le pasó
desapercibido – Quiero que vengas a mí lentamente .
Al llegar
hasta él , de pie , entre sus piernas ,
Anna se fijó en sus ojos , tristes , difusos , tratando de disimular lo
que le causaba dolor.
- ·
ANNA : Esto no es una buena idea y lo sabes .
Un cambio
apenas perceptible le hizo ver en él una súplica que no había conocido en
ningún hombre .
- ·
ANNA : La habitación dieciséis … Hace mucho que ésta dejó de ser
la habitación de ambas .
Su rostro ,
cansado , recaló en su vientre mientras sus brazos la rodeaban . La imagen que
ella siempre tuvo de él , la del hombre fuerte y seguro de sí mismo , se
desmoronaba por completo entre sus manos correspondiéndole entrelazando sus dedos entre su cabello .
- ·
EDWARD : ¿Creí que esto era lo que siempre habías querido ?
- ·
ANNA : Y aún lo sigo queriendo
- él elevó su cara – pero no así . No como la sustitución de algo
imposible que se te escapa de las manos y no sabes cómo retener – y sus manos
rodearon su rostro por ambos lados acercándose en extremo – Siempre has sabido lo que sentía por ti desde el
primer instante en que te vi abajo pero
tu corrección y respeto me alejaron de tenerte , después … vino ella , aunque
cómo iba a imaginar que aquella chiquilla ridícula con cuerpo de
mujer iba a conseguir sin ningún
esfuerzo lo que a mí se me tenía vedado .
Portando una
leve sonrisa y mirándole fijamente , acercó sus labios besándole
muy delicadamente. Apenas se hubo
retirado unos centímetros él la
correspondió y un ligero brillo , el de una lágrima , recorrió la mejilla de
ella .
ANA PATRICIA
CRUZ LÓPEZ
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