sábado, 7 de marzo de 2020

LA VIUDA . CAPÍTULO QUINTO . NECESIDAD DE RECORDAR , NECESIDAD DE OLVIDAR (Registrado en SAFE CREATIVE 1 DE MAYO 2018)

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Entre las paredes de su habitación , aislada del mundo e incluso del personal de servicio que la reclamó hasta en dos ocasiones , con las pesadas cortinas  a medio echar , desató el cordón depositándolo en la mesa , abrió la pequeña bolsa y extrajo la botellita de cristal con su preciado contenido .

Sentada  en la cama , antes de hacer aquello que deseaba y justificaba todo aquel entramado para volver a tener uno en sus manos , lo estuvo observando  fijamente . 
La primera vez  bastó un solo sorbo , pero aquel pequeño y casi insignificante gesto no fue suficiente  durante las siguientes ocasiones .  Un mensaje hecho llegar a Anna por alguien del servicio  fue suficiente para que , junto con una nota manuscrita , la pelirroja le hiciese llegar  todos los botecitos de cristal que fue reclamando  mientras que sus tomas  crecían en intensidad , cantidad y número .  Un “cuidado  “ hubiera sido suficiente para cualquier mortal , pero aquel líquido transparente que lograba evadirla del dolor y del lugar en el que se encontraba  resultaba sumamente adictivo . Modificado con algún componente  avainillado y dulzón , sus efectos relajantes  alargaban su tiempo de aparición con cada nueva toma provocando que la cantidad ingerida por ella creciera  de forma compulsiva .  Numerosas advertencias posteriores que Anna procuró hacerle llegar  ante la solicitud por parte de Victoria de nuevas botellas cada vez con más asiduidad  fueron desoídas por completo  coincidiendo con la aparición de los rumores sobre su presunta muerte y posterior desaparición .


Habiendo retirado el tapón acercó la nariz  y  ante la comprobación de que su olor no había cambiado  dedujo que su sabor tampoco lo habría hecho  hasta que , sin probar  previamente , optó por beber una buena cantidad del mismo tragándosela  con la misma facilidad que un vaso de agua.
Fuerte , dejando un regusto agrió en la boca y amargo en la garganta , aquella maldita sustancia casi transparente no  tenía nada que ver con la que ella recordaba  ni sus efectos inmediatos tampoco .
Apenas tuvo el tiempo justo para cerrar con la tapa el recipiente de cristal  y evitar que se derramase el resto del contenido encima de la colcha , se sintió muy mareada y casi inerte ,  con los brazos y piernas muy pesados , casi inamovibles , su cabeza comenzó a dar vueltas  y la lucha por tratar de mantenerse despierta  comenzó a dar sus primeros lances .

Sus ojos …. Unos ojos asustados más que ella incluso , sinceros  , dulces …. Unas manos que trataban de cogerla con sumo cuidado y unos férreos brazos que la portaban con seguridad y prisa … Una voz cercana aunque sonara de lejos  y la voz de la cocinera  tratando de aconsejarle sobre lo que ya ella había visto en demasiadas ocasiones …. Unas caricias dolorosas pero en las que el estado de casi inconsciencia no permitía emitir queja alguna …  Insultos que  desde su recuerdo iban desapareciendo  y que se sustituían por el sonido de una respiración entrecortada  que transmitía rabia  y  susurros  con pretensión de tranquilizar … Unas manos delicadas y dedos finos y largos que acariciaban  la piel mientras retiraban como dificultad la sangre fresca y la reseca ….
Imágenes que se entremezclaban  mientras su respiración  parecía faltarle  provocándole casi romper la vestimenta que la cubría al intentar aflojarla. Imágenes de escenas de dormitorio pillados in fraganti  en donde la niña sorprendía a su madre  mientras una espalda masculina  bien formada y de piel blanca , con sus brazos aferrándola hacia su cuerpo , se detenía agitado y un rostro , el de su propietario , que sólo una vez se dignó ladear la cabeza hacia detrás , hacia la puerta , ante la interrupción. 
Imágenes concordadas conforme la niña fue creciendo  hasta que aprendió por la fuerza de un bofetón  y no pocos gritos  de quién se suponía que debía cuidar de ella  que no debía  volver a molestarla cuando se encontrase en su cuarto  y una sola interrupción más en la que , al contrario de lo que podía esperarse  y ante el ya mostrado interés de Edward en la pequeña ,  se silenció con rostro de disfrute extremo como forma de enseñarle que aquello de lo que gozaba entre sus piernas sólo era suyo , y una cabeza que apenas volvía a ladearse hacia donde la pequeña , ya crecida  y con capacidad para comprender , se encontraba  pero en la que nunca pudo observar su rostro completo .

Con un sudor extremo recorriendo su cuerpo , trató de desgarrarse la ropa como podía sin conseguirlo . La cabeza le daba vueltas , sentía mucho calor  y aquellas malditas imágenes recurrentes de episodios vividos , entremezclados , la invadían de forma desordenada y casi confusa  sin permitirle relajarse o descansar . 
Imágenes de buenas maneras y juegos encubiertos con un Frederick absolutamente prendado  de aquella joven descarada cuyo origen desconocía y cuyo carácter adoraba …  Conversaciones interminables  con puntos en común aunque pertenecieran a distinto estamento social … Paz a su manera …. Un lugar en el que recalar cuando la visitaba en su casa  aprovechando que su esposo se encontraba fuera de la ciudad  e incluso  con él en la casa ya que su apellido dignificaba la visita y convenía a juicio del Señor ,  circunstancia que no le pasó inadvertida a Frederick . 

Imágenes donde la ternura y tranquilidad con la que era tratada se combinaba de forma estrepitosa con voces en grito  en donde su nombre  se pronunciaba de la peor de las maneras , en donde unas manos fuertes se apoderaban de su cuello impidiéndola respirar… Escenas en donde junto a la falta de aire y desesperación ensoñado , su cuerpo , absolutamente ido encima de la cama , luchaba casi inconsciente por librarse de una realidad pasada ahora sólo presente en su mente  y que no olvidaría jamás .  Una realidad que el líquido de aquella botella  le hizo personarse de forma brutal  ,  sin respiro  .
Una realidad que la agotaba  y que terminó por hacerla caer en un estado de inconsciencia profundo .

Y Peterhead , ajeno  a todo lo que pudiera estar sucediendo entre las paredes de la gran casa de “La viuda” continuaba su devenir  habitual y nada tranquilo .  En el  puerto  los hombres se afanaban en las tareas de descarga y limpieza de tres nuevos barcos  recién atracados  mientras sus tripulaciones deambulaban por el pueblo en busca de algo que echarse a la boca y saciar , entre otras necesidades , aquellas menos pulcras que hacía meses que no disfrutaban entre los cálidos brazos de alguna mujer , preferentemente menos decente y más desinhibida con un planteamiento claro de lo que debía querer sin necesidad  de mucha conversación de por medio .  El mercado local , abierto desde el amanecer ,  ofrecía , como siempre , todo lo que se pudiera desear y costear  en los distintos puestos de los agricultores de la zona , algo que también aprovechaban los responsables de compras de los navíos y el personal de servicio de las grandes casas  mientras los restos , casi al medio día , aguardaban a los habitantes con una capacidad económica menos solvente .
Las doncellas  iban concluyendo sus labores de servicio en las casas que se las podían permitir , planchaban y acomodaba la ropa de cama y de mesa , abrillantaban la plata  y la cubertería  o procuraban que el calor de la buena lumbre de las chimeneas nunca faltase .  
Los guardianes de las caballerizas  , responsables en exclusiva de los equinos ,  los limpiaban y cepillaban o preparaban las montas  de sus señores , incluso ahora que la temporada de caza  acababa de comenzar , algo que nunca fue del gusto de Frederick al que sin embargo sí gustaba de disfrutar de paseos matutinos con el semental hispano árabe regalado por un cliente suyo  como forma de agradecimiento .

Pese a reconocerse descansado  , aquel día decidió acortar su paseo a la mitad de haberlo iniciado . Los recuerdos de su reencuentro  lo turbaban  y no le permitían disfrutar  de la cabalgada con la misma libertad que lo hiciera siempre , incluso en los tiempos pasados antes de que ella se presentase ante sus ojos la primera vez , a partir de la cual nada volvió a ser igual .
Sin llevarlo por esta vez a las caballerizas , uno de los mozos se encargaba del animal en la misma puerta de entrada de la casa . Con determinación y visiblemente preocupado por algo que recordó debía  hacer , entró a toda prisa en el caserón olvidando incluso cerrar la puerta , dirigiéndose a su despacho,  mientras se preocupaba por deshacerse de los guantes de monta .  Accediendo a él y acercándose a la mesa , delante de la misma  , percibió una presencia  en la habitación . Se dio la vuelta con la intención de cerrar la puerta  y  con el pomo de la misma en la mano , sin girar la cabeza ,  se dirigió hacia la misma .

  • ·        FREDERICK : ¿Crees que debo preocuparme por incrementar la seguridad de esta casa ?


  • ·        EDWARD : Si lo dices por mí , soy un animal bastante escurridizo que no ha venido hasta aquí para terminar manchándose las manos contigo .


La voz venía del anexo a su despacho , un espacio usado como especie de recibidor y sala de lectura , de imponentes paredes recubiertas de madera antigua y cuadros de gente elegante , posiblemente  antecedentes familiares ,  colgando sin forma definida ni  proporcionalidad .

  • ·        FREDERICK : ¿A qué has venido ?


Al girar la cabeza lo vio deambular tranquilo observando cada uno de los elementos que lo rodeaban ,  llegando a mostrar cierto  interés por alguna de las piezas expuestas . Una capa marrón oscura , envejecida , que le llegaba hasta las rodillas  y una capucha  capaz de cubrir su rostro le dificultaban al dueño de la casa percatarse si veía armado o predecir , por su rostro , sobre sus intenciones .

  • ·        EDWARD :  Curiosa filosofía de vida la de los señores de las tierras y la gran ciudad , acostumbrados a tener todo lo que se les antoja  por el simple echo de ser quienes  son . 


Aunque por sus palabras y el tono de voz, evidenciando molestia, podía sobreentender a qué se refería , el anfitrión decidió dar una vuelta de tuerca más  con la única intención de que fuese mucho más directo en sus pretensiones .

  • ·        FREDERICK :  No me has respondido . – Edward se detuvo – Te has adentrado en mi casa  , creo que al menos tengo el derecho a una explicación .


Retirándose con ambas manos lo que permitía ocultar su rostro , su gesto serio  dejaba muy a las claras que sus intenciones , lejos de resultar amenazantes , sí conformaban una suerte de posible reacción predecible .

  • ·        EDWARD:  ¿Derecho ? – comenzó a andar hacia él –  Ese es tu error Frederick , que te crees con derecho siquiera a estar vivo  cuando ni de nuestra propia muerte  somos los dueños.


  • ·        FREDERICK :  ¿Me estás amenazando ? ¿En mi propia casa ?


Sólo cuando el espacio habido entre los dos fue el suficiente como para que las respiraciones de ambos se intercambiasen y chocasen , Edward se hubo detenido .  Sin dejar de mirarle a los ojos , la tensión generada podía cortarse con un cuchillo mientras  Frederick esperaba que no le clavase  uno en ese instante . 

  • ·        EDWARD : Yo no amenazo – sus ojos barrieron la figura de quién tenía delante , de arriba hacia abajo , hasta volver a recalar en unos ojos que  sin mostrar miedo si demostraban cierto respeto por aquel que se había colado en su casa y del que conocía bien de lo que era capaz  - ni siquiera mis consejos pueden ser tomados como advertencias  pero , sinceramente , lo que creas o dejes de creer no es algo que me quite el sueño ,  cosa distinta es que después de desaparecerte de forma bastante  conveniente   hayas decidido regresar  con tus ínfulas de gran triunfador , presumas de ello delante de todo el   pueblo y  pretendas creer que tus buenas maneras , tu porte elegante y tus palabras de literato viajado  de tres al cuarto  te basta para que todo regrese a la maldita normalidad que dejaste atrás . 


Desafiante , Frederick se negó a ser invadido en su propio terreno . 

  • ·        FREDERICK :   Yo no fui el único que desapareció de forma muy conveniente  en aquel entonces .


Enfurecido , el intruso le cogió por ambos lados de la chaqueta con fuerza empujándolo con todas sus fuerzas hacia la puerta .

  • ·        EDWARD : Ella no es un juguete del que el señorito pueda aprovecharse y tirar cuando le plazca , no es capricho de nadie y menos tuyo , te convendría recordarlo . Es quien es  y tú sabes como yo cuál es su origen , ¿en serio crees que engañas a nadie  haciéndola creer que puedes darle algo que socialmente  no te es permitido ? –  le empujó con toda la fuerza de su cuerpo más aún  - ¡Aléjate de ella !


Sorprendido , alterado y con la respiración entre cortada  trató de que le soltase  sin éxito . Sin soltarle las manos , le  replicó .

  • ·        FREDERICK : ¡ No te lo ha contado ! – Las manos de Edward comenzaron a apretarle con más fuerza en el pecho mientras la rabia hacía que los ojos casi se le saliesen de las cuencas - Puedes amenazarme cuantas veces quieras y de la forma que te plazca , pero jamás serás capaz de reconocer que nunca conseguirás  tener con ella lo que tiene conmigo , jamás  y no saberlo  te mata , acabó contigo entonces , antes de irte , y aún hoy , años más tarde , te reconcome  por dentro . – Su sonrisa triunfadora , lo  enfadaba más aún – Jamás conseguirás que te lo cuente  porque así me lo prometió y celebro comprobar que la palabra dada nunca ha sido faltada , ni por ti .


Una extraña sensación de  venganza comenzó a recorrer el cuerpo de un Edward más dolido con ella que nunca, más  hundido por una verdad que se le negaba y cuya imaginación provocaba mil y una ideas compulsivas  que lo atoraban y no le dejaban pensar con la frialdad a la que estaba acostumbrado .  En un haz repentino de lucidez  decidió soltarle alejándose de él sin mediar palabra  esperando  se apartase para poder salir por la puerta  mientras su otro interlocutor se recolocaba la ropa como podía .  Al hacerse a un lado , la salida quedó despejada pero cuando Edward se disponía a marcharse se dirigió a él una vez más . 

  • ·        FREDERICK :  Si no crees en ella lo suficiente… nunca podrá ser tuya .


Y la mano que aguardaba el pomo de aquella maldita puerta supo lo que significaba ser oprimida por una fuerza inconmensurable , la de la mano de un hombre al que las dudas  le volvían loco  y el miedo a perderla  le superaba . Miedo a no ser suficiente para  una mujer a la que siempre vio diferente a las demás , con una vida  que conocía casi a la perfección , alguien a quién había aprendido a amar poco a poco aun cuando ni hubiera estado bien hacerlo , de quién siempre le atrajo su  bondad e inocencia  y cuyos ojos , aquel día en el puerto , no olvidaría jamás. 
Un hombre cuyo estado le ofuscó tanto como para caminar sin destino fijo , sin pensar , sólo necesitando evadirse de todo y todos por un instante , dejar de ser él si acaso cupiese esa posibilidad .

Y la tarde  dejó paso a la oscuridad y la ocultación , a las luces ficticias que irradiaban la actividad de los edificios  a través de sus ventanas , a la vida del desahogo y los ríos de alcohol acrecentados por la llegada de las nuevas tripulaciones .  Una oscuridad otorgante de vida , de risas  casi forzadas , de manos que buscan complacerse por debajo de las faldas , de bocas ansiosas por labios frescos   que les hagan olvidar a esposas o amantes  de las que hace mucho que no gozan .  Una oscuridad que traía  una luz propia muy particular en forma de mujer ,  en forma de una esbelta  y sensual pelirroja que desde que se fuera de “la casa “  se había acostumbrado a  volver de vez en cuando como recordatorio de quién fue una vez  y de lo que no quería seguir siendo .  
Una visita inesperada y sorpresiva tanto para las mujeres que convivieron con ella y aún permanecían prestando sus servicios , como las más nuevas  y jóvenes que tan sólo la conocían de oídas  y que  mientras atendían a los clientes  la observaban por el rabillo del ojo con gran expectación.
Tras largo rato departiendo con todas las que no atendían  y con algunos de los viejos clientes que también se alegraban , a su forma , de volver a disfrutar de tan agradable visión , solicitó una copa de lo más fuerte que hubiera a uno de los chicos de la barra   pero antes de que pudiera beberla  por completo , con el vaso rozándole los labios , una de las empleadas se acercó y le susurró algo . Ante su extrañeza  , la mujer que  la habló insistió sin dar más información .  Un gesto de aprobación por su parte fue toda la respuesta que recibiera la portadora del mensaje  y tras ingerir  de un solo trago el alcohol  se dispuso a cumplir  el  extraño mandato recibido : la exigencia de que se personase en la habitación número dieciséis .
Sin más guía que  su propio instinto , sin más información que un recado  dado sin identificación de autoría , tras girar el pomo de la puerta  ,  respiró en parte aliviada al comprobar de quién se trataba .

  • ·        EDWARD : Cierra la puerta .


Sentado en el borde de la cama , con aspecto desaliñado y las piernas abiertas  , apoyando sus manos detrás suyo en la colcha ,  la camisola abierta  hasta el estómago y claros indicios de encontrarse muy bebido , aquella situación , en otros momentos deseable , la incomodó .

  • ·        ANNA:  Edward … - Él la interrumpió  y la severidad de su voz  hizo que ella no quisiera enfurecerle -.


  • ·        EDWARD : Cierra… La … Puerta .


Nunca le había visto en aquel estado  y  aquello no terminó de gustarle  pero no podía evitar quedarse allí , paralizada , viéndole mirarla como nunca lo hubo hecho , escuchándole ordenarla con imposición en un ambiente  donde sólo estaban ellos dos .  Obedeciéndole , cerró la puerta con su cuerpo apoyado en ella  para no quitarle la vista de encima  esperando de él la siguiente indicación .

  • ·        EDWARD : Acércate .


La mujer valiente , la que siendo chiquilla fue capaz de colocarle  la mano en su muslo y ser directa , se empequeñeció frente a una realidad  que la descolocaba por completo  , pero tal como entonces , habiendo soñado más de una vez  en la misma situación que ahora se le presentaba , sin abrir la boca para no contrariarle , comenzó a caminar hacia él  siendo refrenada por sorpresa .

  • ·        EDWARD : Despacio – a  la pequeña garganta femenina  le comenzó a costar tragar saliva  lo que no le pasó desapercibido – Quiero que vengas a mí lentamente .


Al llegar hasta él , de pie , entre sus piernas ,  Anna se fijó en sus ojos , tristes , difusos , tratando de disimular lo que le causaba dolor.

  • ·        ANNA : Esto no es una buena idea y lo sabes .


Un cambio apenas perceptible le hizo ver en él una súplica que no había conocido en ningún hombre .

  • ·        ANNA : La habitación dieciséis … Hace mucho que ésta dejó de ser la habitación de ambas .


Su rostro , cansado , recaló en su vientre mientras sus brazos la rodeaban . La imagen que ella siempre tuvo de él , la del hombre fuerte y seguro de sí mismo , se desmoronaba por completo entre sus manos  correspondiéndole  entrelazando sus dedos entre su cabello .

  • ·        EDWARD : ¿Creí que esto era lo que siempre habías querido ?


  • ·        ANNA : Y aún lo sigo queriendo  - él elevó su cara – pero no así . No como la sustitución de algo imposible que se te escapa de las manos y no sabes cómo retener – y sus manos rodearon su rostro por ambos lados acercándose en extremo – Siempre  has sabido lo que sentía por ti desde el primer instante en que te vi abajo  pero tu corrección y respeto me alejaron de tenerte , después … vino ella , aunque cómo iba a imaginar que aquella chiquilla ridícula  con cuerpo de  mujer   iba a conseguir sin ningún esfuerzo lo que a mí se me tenía vedado .


Portando una leve sonrisa y mirándole fijamente , acercó sus labios  besándole  muy delicadamente.  Apenas se hubo retirado unos centímetros  él la correspondió  y un ligero brillo ,  el de una lágrima , recorrió la mejilla de ella .



ANA PATRICIA CRUZ LÓPEZ
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