sábado, 23 de mayo de 2020

LA VIUDA . CAPÍTULO QUINTO . NECESIDAD DE RECORDAR , NECESIDAD DE OLVIDAR (Tercera Parte ) (Registrado en SAFE CREATIVE 1 DE MAYO 2018)

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¿Por qué no desapareció cuando realmente pudo hacerlo? ¿Por qué no le pidió que la llevase con él en cualquiera de sus viajes bajo promesa de poder dejarla  en cualquiera  de sus destinos de recalada ?

No habría pasado demasiado tiempo desde que ambos se encontraron aquella noche en el puerto,  cuando trataba de pasar desapercibida como si fuese un chico , menos aún desde que Edward comprendiera que toda intención o interés sobre aquella chiquilla con cuerpo de mujer sería denostado por la que se postulaba como su madre , más que por la diferencia evidente de edad por la ausencia de los cuartos suficientes que le permitieran  “comprar “ mercancía de tan inigualable valor .


Para la pequeña Victoria , los ojos de quién la hubo rescatado de aquellos hombres expresaban confianza y buenos sentimientos , una seguridad difícil de encontrar , por ello, sin saber bien por qué  ni acordarse jamás de la verdadera razón que le llevó a  ello , de aquella maldita noche de frío y lluvioso invierno en el que con ansias subió las escaleras de la casa  y sin tocar a la puerta, quizás  por ser temprano ,  se adentró en la habitación número dieciséis y agarrando con fuerza el   pomo vio  el cabello de su madre oscilando sobre su espalda con cada movimiento de su cuerpo , a  horcajadas,  encima de otro al que se aferraba con auténtico fervor  y al que no logró identificar hasta que él ladeó su rostro y pudo verle con meridiana claridad . 
Sus ojos , desconcertados con lo que sin duda era la peor sorpresa posible,  se le clavaron a la  cría en su memoria hasta el punto de nunca poder perdonarle a quien la pariera que entre todos los hombres le hubiera escogido precisamente a él , cual capricho de unas horas  y por el simple placer de sentirse la más afortunada de la casa , la que todo lo consigue  y a todos tienta .

Solo fueron uno segundos , un espacio temporal demasiado breve para pasar a la historia quizás , pero no para la mente joven que entendía todo aquello como una enorme traición  hasta que tuvo edad y entendimiento suficiente como para discernir cuando  los actos que los hombres realizaban en la casa , con las mujeres que allí habitaban , sólo servían para satisfacer una necesidad meramente física , algo fácil o evidente a priori si no hubiera sido por la actitud de Elena cada vez que Edward aparecía y lo complaciente que éste se mostraba  pese a la  incomodidad que a  Victoria le provocaba cuando coincidían .

Unos ojos  cómplices que en el fondo siempre trataron de encontrar en los de la cría cierto refrendo de comprensión quizás para atajar su culpabilidad , los mismos  que un día se cruzaron con los suyos después de despertar dolorida y sentir como una tibia humedad recorría lentamente sus brazos,   manipulados con exquisita delicadeza  cual  fina porcelana . Una toalla tibia ligeramente mentolada por el linimento   acababa recalando en su piel , especialmente en las heridas , para limpiarlas y desinfectarlas . Una vez secas , disponía los apósitos allí donde hubiera que renovarlos  , extendía la pomada casera para evitar que los moretones se expandieran más aún  y escogía el camisón que habría de ponerle para aquella noche  retirando el que llevase puesto  y mandatando lavarlo adecuadamente .

Dos semanas . Catorce únicos días en los que  Edward apenas salió de la habitación , cuidándola , vigilándola en sus pesadillas , curando  sus heridas . Catorce días en los que lejos de creer que la tendría para él en exclusiva , hubo de compartirla con quién siempre consideró un enemigo a batir sin saber bien por qué salvo por sus exquisitas maneras y su saber estar , tal vez por sus conocimientos fruto de sus privilegiados años de estudios o por la actitud incomprensible para él de una Victoria  abnegada que se transformaba ante su presencia , ocasiones varias en las que él no dudaba en aprovechar para desaparecer , dejarles solos  y descansar,  si es que la sensación de impotencia creciente con cada nueva visión de Frederick apareciendo por sorpresa , silencioso , aparentando hacer caso omiso de la visión de quién habitaba en aquella habitación, se lo permitía .

Para Andrew su simple presencia le incomodaba sin medida y no verle reaccionar ante sus silenciosos desmanes le desquiciaba  pero aún había algo que lo tensaba más, no saber de qué hablaban , qué tanto habrían de tener que contarse .
Y esta escena se repitió en innumerables ocasiones . Como si alguien le hubiera avisado o contase con un espía en la casa que le favoreciese , rara vez no hubo de encontrárselo de nuevo y coincidir cuando el señor de la casa se marchaba . Encuentros en los que mientras Edward trataba , una vez más más , de  arreglar al despojo humano en que se terminaba convirtiendo aquella chiquilla a la que vio crecer ,  “el otro “ , “ el señorito de las buenas maneras “  se gozaba la parte más noble y agradecida de la jornada , de todas y cada una delas que acontecieron a partir de las dos iniciáticas semanas .

Durante mucho tiempo no hubieron palabras que mediaran entre ambos , las miradas cruzadas bastaban para  hacer entender lo inoportuno  de la visita y la no bienvenida por parte de un harto conocedor de la casa  y la sensación de convertirse en el invasor por quién habría de venir de fuera de todo aquel ambiente .
Sin embargo , aunque el desastre estuviese disimulado , a Frederick nunca le hizo falta  verla para saber que estaba sufriendo todo tipo de abusos , especialmente porque las formas empleadas  con las que acostumbraba a “solucionar sus asuntos “  quién ejercía ese poder sobre ella  y sobre el terreno que pisaba  habían sido sufridas en primera persona por la mitad de la ciudad . Sin embargo , sentado en el borde la cama , frente a su rostro marcado y lamentoso , Frederick nunca se sintió con fuerzas para mentar absolutamente nada sobre ello , ni a la víctima propiciatoria y que él había conocido como una joven intrépida y atractivamente atrevida , ni a nadie  que le mereciera una mínima confianza .  La única función de sus visitas era hacerla olvidar y así se lo había propuesto desde un principio . Darle conversación sobre las anécdotas que se producían en los incurables actos sociales y el ridículo al que  se autosometían los que presumían de ser “señores de alta cuna y sociedad “.

Una guerra silenciosa , un cruce de acusaciones veladas sin palabras pronunciadas , unas intenciones muy claras que terminan saliendo a flote y una sola oportunidad, no hacía falta nada más  aunque …. Quizás una lluvia bastante fuerte venida sin esperarlo y la  consecuente falta de visibilidad fuesen el inicio perfecto de un fuego cuyas brasas ya se habían encendido desde mucho antes .

Durante una de sus inoportunas visitas , el encontronazo de ambos  hombres en la escalera  por la que  se accedía a las habitaciones  supuso la detención de ambos y que aunque tratasen de evitarlo terminasen mirándose  . Tal vez Frederick lo interpretase mal o Edward fuese demasiado claro y transparente  pero lo cierto es que aquellos escasos segundos fueron suficientes para lo que habría de acontecer hora y media después .

Esa vez Edward no había querido irse , tampoco se encontraba excesivamente cansado  pese a la vigía durante la noche anterior . Encontrándose en la cocina , en el centro de la mesa un  cuenco de gran tamaño rebosaba de un hermoso y brillante color verde multiplicado infinitas veces . Sabrosas manzanas de las que no pudo resistir la tentación de servirse una siéndole entregado , por parte de la cocinera y antes de que él hubiese decidido incorporarse para cogerlo  , un cuchillo para acomodarse la misma .
Habiendo comido más de la mitad en la tranquilidad de la habitación mientras observaba a la vieja empleada y cómplice fiel preparar  lo que parecía un delicioso y bienoliente  estofado de carne , la incorporación de Frederick le provocó que detuviese de pronto su masticar .
Cogiendo el cuchillo con más fuerza y con los pantalones del “intruso “ en su ángulo de visión su semblante se tornó serio .
El invitado  externo ,  consciente de que su presencia incomodaba  , sin embargo , optó por ignorar toda presunta provocación de agresión  mostrándose muy correcto en todo momento.

·        FREDERICK : Me preguntaba si podría tomar un poco de agua … si no es molestia claro está .

Jugueteando con el ala de su sombrero  a la espera de que la amable y siempre complaciente Sra. Harrison se lo sirviera con gusto  y sin ánimo de permanecer allí  demasiado tiempo , los truenos que comenzaron a resonar de forma estruendosa en el exterior  no le facilitaban su pronta marcha .
Y con cada sorbo de agua  fresca y cristalina que descendía por su garganta , el cuchillo manejado por una mano muy ansiosa se adentraba en la  jugosa pulpa de la manzana , salpicando su agua en la mano de quién la sostenía y propiciando que el pedazo finalmente recortado se diluyese en la boca de su  degustador con más rapidez que de normal costumbre .
Una vez hubo concluido , sin dejar de observar el fondo del vaso como si fuera un punto de apoyo respiró muy hondo mientras pensaba en la adecuación de sus palabras .

·        FREDERICK:  Siento que debo agradecerle lo que lleva haciendo por ella desde hace tanto tiempo .

Su tono de voz , temeroso e inseguro , no enterneció ni suavizó la rabia de quién no quitaba sus ojos de él mientras se clavaba el mango del cuchillo en la mano que lo portaba .  

La Sra. Harrison se giró hacia Edward y un solo gesto fue suficiente para que la cocinera se disculpase  y saliese de la estancia  bajo la excusa de tener que realizar otras tareas , dejándoles solos bajo su propia responsabilidad .

·        EDWARD: Cualquier día alguien que no soy yo le acabará metiendo una bala en la cabeza si continúa viniendo aquí .

La imponente y elegante figura masculina  sólo era capaz de permanecer quieto en el mismo punto exacto donde detuvo su paso al entrar . Sentía en sus adentros la acritud del cuidador de la mujer por la que parecía mostrar un interés desmedido y sin embargo debía mostrarle su gratitud por algo que él no era capaz de hacer .

·        FREDERICK: ¿Y a usted ? Su buena labor le lleva a arriesgarse viniendo hasta aquí, quedándose por los alrededores. – la sorpresa por la aseveración , hizo que Edward dejase de comer  y el interlocutor , el afirmante , giró ligeramente su cabeza para enfrentarse cara a cara con su otra realidad – Puedo asegurarle que no soy el único que lo sabe  y dudo mucho que él no llegue a saberlo si alguien hablase de más .

Apartándose la silla con la intención de incorporarse , tiró los restos de manzana al cubo que a la mañana siguiente terminaría en los animales  y  sin soltar el cuchillo , se apoyó en el mueble que tenía delante , desafiante , jugueteando con la afilada hoja tras limpiarlo .

·        EDWARD : Y un hombre de educación incuestionable  no debería mostrar ese interés insano por una mujer casada  y menos aún por esta, sobre todo si no es capaz de asumir que podría enfrentarse al animal de su esposo y , en su caso , dudo que tan siquiera se haya parado a pensar en ello .  

Quiso contenerse pero no pudo . Aquella advertencia amenazante le resultaba demasiado patética para obviarla .

·        FREDERICK : ¿Y usted lo ha hecho?¿ Se ha parado a pensar qué pasaría  si en una de sus múltiples visitas  el marido regresase  y le descubriera aquí o yendo más allá … en el dormitorio ?  - Su vista se desvió por un instante hacia la mano que portaba el cuchillo – Claro que, supongo que en ese caso usted tendría menos escrúpulos para adoptar determinado tipo de decisiones .

Edward no pudo evitar reírse .

·        EDWARD : Resulta irónico .. Muy irónico que crea que  me conoce como para extraer esos juicios de valor sobre mi persona ..Aunque sólo sea por verme con un cuchillo en la mano – lo alzó deslizándoselo entre los dedos hasta darle la vuelta y cogerlo por la fría y puntiaguda punta  - sin conocerme ni saber nada más de mí , sin saber absolutamente nada salvo que por mi aspecto y mis maneras toscas  no soy de alta clase social  ni de cuna privilegiada .  ¿En serio cree que con estas visitas de entretenimiento  conseguirá que lo abandone  y vaya a refugiarse con usted ?

·        FREDERICK : Yo no le he dicho cuáles son mis intenciones ni aun así es lo que pretendo – Le respondió visiblemente nervioso mientras sus ojos oscilaban entre los de su oponente y los movimientos de su mano armada – Sólo me preocupo por su estado y me aseguro de que se encuentre bien  y … Que sepa que en caso de necesitarme me tiene a su lado  . No sé qué de malo o molesto o malintencionado haya en ello , pero sea lo que sea es exclusivamente usted al que parece molestarle .

·        EDWARD : Voy a ser muy claro  - y bajó los ojos hacia el cuchillo – no puedo impedirle que venga , que la siga visitando ,  soy perfectamente consciente de que incluso con el animal de su esposo en esta casa su apellido pesa en esta maldita ciudad y él no le negaría ni la copa ni la conversación y sé que eso le sería suficiente como para no querer prescindir de su compañía , acabar siendo invitado a cenar y gozar una vez más  de su exquisita visión  , aunque claro está , siendo una mujer completamente diferente a la que puede que se haya malacostumbrado . – Comenzó a deambular alrededor de la mesa dirigiéndose hacia él – Soy perfectamente consciente  de quién soy y de lo que he hecho aquí desde el principio  y de que  para poder tener acceso a ella mi puerta nunca será la principal , que jamás seré grata compañía porque no soy más que alguien que un día llegó venido de ninguna parte , que se gana la vida como puede , en los barcos , que no poseo inmensa fortuna ni apellido pero , también sé , que al menos yo no tengo que convencerla para que confíe en mí ni para que sepa que nunca voy a abandonarla . – Llegando a distanciarse de Frederick apenas unos pasos – Llevo muchos años sabiendo quién es y lo que necesita . La he visto  crecer  desde que no fuera más que una cría envalentonada y apenas sin habla hasta lo que es hoy , una mujer sin derecho a  ser feliz por una decisión adoptada por quién creía que era de su propiedad . La he visto pelear por lo que quería y sentir en el fondo que este maldito mundo no está hecho para mujeres como ella y sé , mejor que nadie , que por muchas palizas que reciba , por muy mal que se encuentre , por muchas heridas que tenga en su piel , no se rendirá nunca ni perderá la fe en que todo aquel que se haya tomado una justicia ciega inmerecida  recibirá su castigo , entre ellos el que la posee a su vil manera – Apuntándole en el pecho con la punta del arma la apretó contra él obligando a  Frederick a erguirse y endurecer su espalda como si se tratara de una roca  - Ni ella es la mujer que le  conviene  ni ella requiere para vivir de aquello que nunca ha tenido .

Observando la brillante  hoja y sintiéndola hundirse en su esternón  a través de la ropa , su respiración se entrecortaba . Los ojos del cuidador  “sin maneras “ , su presencia, resultaba tan amenazadoramente certeros como sus palabras sin que cupiera duda alguna sobre su capacidad para llevar a cabo cualquier tipo de acción  y aunque entre sus intenciones no se encontraba permanecer entre aquellas paredes por mucho más tiempo , un rápido vistazo hacia una de las ventanas le recordó que de retirarse en ese instante debería otorgarse tanto la suficiente rapidez en su largas y delgadas piernas como  habilidad para centrarse y ser capaz de reconocer el camino de vuelta entre la espesa niebla reinante .

  • ·        FREDERICK : Independientemente de mis supuestas intenciones que usted parece  presuponer incluso antes de que yo mismo las conozca la única verdad que ninguno de los dos puede desconocer es que no es ni será nuestra mientras el consabido impedimento exista . A mí me basta con gozar de su compañía y saber que está en las mejores manos por quién gusta de ejercer de su ángel vigilante , la cuestión es si usted es capaz de conformarse con lo que obtiene de una mujer a la que acaba de describir como libre y capaz de tomar sus propias decisiones.


Y el cuchillo se tornó con rapidez inaudita en el sonido de que emite al ser clavado sobre la vieja madera con toda la fuerza y el ímpetu de que era capaz un Edward al que su corazón le pedía adoptar otro tipo de medidas mientras que su cabeza , muy poco fría en ese instante  le razonaba por otros derroteros .

  • ·        VICTORIA : ¡ Edward !


Su voz … Su rostro …

Sobresaltados ambos , Frederick aprovechó la oportunidad para marcharse despidiéndose de ella con un “hasta pronto “ , palabras que crujían en el interior de Edward  incapaz de asumir que dijese lo que dijese aquel hombre no desistiría en su empeño .
Ella , apoyada en el marco de la puerta de la cocina , vestida apenas con un camisón y una bata que la resguardara de una posible corriente , se mostraba débil pero compungida . Incrédula por lo que había visto , sorprendida de una actitud en él que no conocía , pronto comenzó a sentirse débil de nuevo y ante la progresiva  pero rápida falta de respuesta de sus piernas , él alcanzó a sostenerla con fuerza entre sus brazos antes de que terminase con su flácido cuerpo en el suelo .
Cogiéndola con cuidado para devolverla a la habitación , sintió como el brazo de ella se aferraba a su cuello y su rostro  buscaba el calor de su pecho mientras el reflejo de ambos andar entre las luces y las sombras del gran vestíbulo de la casa que se había convertido en su prisión se reflejaba en la brillante y afilada hoja de aquel cuchillo .



ANA PATRICIA CRUZ LÓPEZ
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