domingo, 8 de mayo de 2016

NADA ES LO QUE PARECE. CAPÍTULO DÉCIMO OCTAVO (Segunda parte). ÉL. (Registrado en SAFE CREATIVE , JUNIO 2015)

CAPÍTULO DÉCIMO OCTAVO (Segunda parte)
ÉL

Apenas media hora bastó para regresar al punto de comienzo donde la coincidencia provocada por él  les hacía estar distanciados sólo unos metros.

Deteniendo el coche en la puerta y entregando la llave al aparcacoches de turno, imponiéndose agarrándola por la cintura, a paso presto, se acercaron hasta el ascensor.
Solos y en aparente normalidad, ella pudo sentirse desnuda aún con su ropa por unos ojos que ya se apoderaban de su cuerpo sin que las manos le siguieran.
Y la voz indicadora del piso dónde se detenían , fue la antesala de la apertura de puertas más esperada.

En el pasillo, él apenas dio dos pasos hacia la derecha , lado del pasillo donde se encontraba su suite , cuando se percató de que ella no le seguía. Sin tan siquiera mirarla , alargó su mano hacia detrás esperando una respuesta que no tardaría en llegar.

Dando una orden precisa a los hombres apostados en su exterior , nada más abrir la puerta se encontraron con un Andy dispuesto a marcharse, no sin antes  bajar su cabeza tras observarla resignado. Ella no pudo responderle de otra forma. Ambos sabían perfectamente lo que allí sucedería , el cómo daba igual.

Tras el cierre de la puerta y antes de que la intensidad de la luz se suavizase a golpe de mando , Heyden pudo comprobar que su suite era exactamente idéntica a la suya, lo que le otorgaba al menos la seguridad de conocer el espacio.


Un acercamiento al bar , una botella de vino blanco que es cuidadosamente abierta y servida en dos copas  dejándolo respirar unos instantes.
Tras acercarse a ella y entregársela , colocó la suya en una mesa auxiliar situada a un lado del gran sofá  que centraba prácticamente el saloncito de la habitación. Se             quitó la chaqueta para dejarla sobre el espaldar del mismo , y el sorbo del venerado licor del que ella disfrutaba,  se detuvo en cuanto le vio la pistola en la espalda , sostenida por el pantalón.

Tras volver a cogerla , se apoyó en el espaldar disfrutando de la visión que se le mostraba desde allí  mientras sus labios jugueteaban con el borde de la copa.

El silencio , lejos de resultar incómodo, acompasaba cada nueva decisión, cada nuevo paso.  Exigencias silenciosas en espera de respuesta  por un hombre acostumbrado a esperar y extrañamente tranquilo , y  daciones a ofrecer  determinaron que en cuanto él bajara su cabeza , ella se le acercase y detuviese entre sus piernas.
En cuanto su rostro ascendió lentamente , descubriéndose interesado en lo tenía delante, su papel debía dar comienzo .

·        HEYDEN: ¿Y ahora?
·        BOURKE: Dímelo tú.

Asegurándose de que continuaría con su atención centrada en su cuerpo, al dejar la copa encima de aquella misma mesa, calculó el ángulo preciso en que tanto su pecho rozase con el de él como su cuello a libre disponibilidad.
Por si la tentación no fuese suficiente , jugando con su supuesta y controlada paciencia, se retiró la chaquetilla de nuevo dejándola caer en el suelo, y dándose la vuelta sin distanciarse,  se apoyó sobre su entrepierna .
Una visión con la que deleitarse de nuevo y que ahora,  mucho más cerca si cabe, podría ser por entera suya.

Sentir sus manos , seguras de sí mismas , deslizarse hasta sus hombros y tratar de retirarle el único anclaje del vestido a su cuerpo, hizo que le detuviera con las suyas.

·        HEYDEN: No con eso que llevas a la espalda.

Sonriéndose sin que ella le viera, con su mano derecha extrajo la pistola , pero lejos de guardarla o depositarla en lugar seguro , la mantuvo en la mano .

·        BOURKE: ¿Hasta dónde estabas dispuesta a llegar ?

Y el juego daba comienzo enteramente a su antojo.

·        HEYDEN: ¿Con quién?
·        BOURKE : ¿Con tus clientes más especiales?

Mientras su mente sabía y se repetía la respuesta a gritos,  ante él , ésta debía ser otra.

·        HEYDEN: Ya lo sabes. Victoria te debió informar muy bien de ello.
·        BOURKE: No me interesa lo que Victoria me dijese entonces, quiero saberlo de ti.

Y con el cañón frío,   comenzó a jugar en su espalda dejándolo circular al antojo de la mano que lo portaba.

·        HEYDEN: En función de lo que estuvieran dispuestos a pagar.
·        BOURKE: ¿Sólo..?

Aquel tono de su voz …

·        HEYDEN: Y lo que les apeteciera en ese instante.
·        BOURKE:  ¿Y resultaban muy… exquisitos?
·        HEYDEN: ¿A dónde quieres llegar?

Denotándose violentada , él continúo adelante .

·        BOURKE: Simple curiosidad.
·        HEYDEN:  ¿Y por qué no sacias la mía y me dices qué es lo que quieres de mí?
·        BOURKE : Porque eso sería muy fácil – en un gesto tan rápido como brusco , le colocó la pistola en el cuello , acariciándole la piel con el largo del cañón- y no me gusta ponerlo fácil.

Aquel frío hierro continuaba bajando por su clavícula  sin que ella quisiese mover la cabeza ni un ápice.

·        BOURKE: ¿Y Robert? ¿Qué le dabas a él que no encontrase en nadie más?

Sin pensar en las consecuencias , dio media vuelta a su cuerpo dándole la cara. Su sonrisa maliciosa , propia de quién había estado disfrutando de su juego favorito, había desaparecido , dejando paso al Bourke más determinante.
·        BOURKE:  ¿Me preguntabas que quería yo de ti? Lo mismo que le dabas a él.

Sin poder evitar que su garganta se cerrase y el aire apenas traspasase , este era un golpe bajo difícil de asimilar. Jamás podría darle lo mismo , y él lo sabía.

·        BOURKE:  Ya veo. No puedes porque no hablamos de lo mismo. Con él, el nivel de complacencia era distinto y hasta apuesto que su nivel de juego mucho más …¿sutil? .

Una pistola que volvía a tocar su cuerpo ante su atenta observación.

·        BOURKE : ¿O acaso hablamos de otra cosa ? Sería curioso que  por una vez , después de muchos años,  no sólo haya conseguido arrebatarle de nuevo a quién  se supone que es su mano derecha , si no que la historia haya vuelto a repetirse, y el premio haya resultado ser a quién más ama.- la pistola se detuvo a la altura de su cara después de circundar sus senos -  ¿Por qué le dejaste?

Sosteniendo  la mano que portaba el arma, se la acercó a la cara , con el orificio de salida pegado a su boca.

·        HEYDEN: Creía que habíamos venido a otra cosa.

Y abriendo sus labios , lentamente , fue acariciando el frío cañón desde su punta hasta la empuñadura, rozándolo con su húmeda lengua , asegurándose de que él no perdiese detalle alguno. Sin dejar de mirarle a los ojos mientras ejecutaba tal maniobra,  la complacencia se mostró de inmediato cuando sus labios humedeció mordisqueándolos posteriormente.

Dejándola a su lado , cogió su cara por  ambos lados y sosteniéndola con fuerza , trató de besarla , pero lejos de encontrar disposición por su parte , una fuerte resistencia y un intento de  desviación de la misma , le dieron píe a que el juego prosiguiera por otros derroteros.

En mitad de una reacción tan inesperada como rápida, él se incorporó y la empujó tal cual estaba al espaldar del sofá dándole la espalda. Un intento por incorporarse , culminó con uno de sus brazos empujándola fuertemente sobre el improvisado apoyo acolchado.
A la expectativa de cualquier cosa, sintió como una de sus rodillas trataba de abrirse paso entre sus piernas empujándolas desde el interior de las rodillas para que las separase más aún.

Creyendo en la seguridad de que no se movería de dónde estaba , la presión  en la espalda desapareció, y celebró no haberse equivocado, puesto que como mismo fue colocada , permaneció a la espera del siguiente movimiento.

Como si una venda cubriera sus ojos , aunque  acostumbrada al factor sorpresa ,  no le resultaba nada cómodo , en este caso, no ver su siguiente movimiento , y menos no poder deducirlo. Completamente a su disposición , sintió sus manos a ambos lados del vestido en el hueco desnudo de su espalda.  Un sonido recto y una liberación de la misma  , culminado por una tela que se sentía caer delante suya , daba el pistoletazo de salida a su entrega incondicional.
Como los clientes a los que les gustaba mandar , a eso le recordó John. No Sólo se excitaban mirando , iban mucho más allá. Un ejercicio de poder absoluto  despojando de lo mínimo al contrincante .
Esta era la dación en pago por seguir adelante , y por mucho que hubiera podido imaginar lo que acabaría encontrándose en un hombre como él,  comenzaba a replantearse sus previsiones.

Y el silencio volvió. Una especie de calma tensa sólo interrumpido, apenas instantes después, por su intimidad abultada y generosa tocándola , y una espalda aún cubierta de ropa , que apreció cuando una de sus manos la cogía con fuerza por el cuello y la incorporaba hacia su pecho.

Una mano determinante y determinada a asegurarse de que el mensaje había sido comprendido y que toda resistencia resultaría inútil. Una mezcla de adrenalina y tensión  provocaban  una humedad excesiva de su boca  , y cierto nivel de excitación inexplicable. Una respiración entrecortada que le obligaba a mantener la boca entreabierta , y cuyos labios , finamente dibujados por el pintalabios , comenzaban a decolorarse conforme los dientes de él se apoderaban de ellos.

Una última mirada a sus ojos  y comenzó a inclinarla ligeramente. Un roce continuado de su intimidad desnuda sobre la ropa interior de ella mientras sus dedos se apoderaban una y otra vez de las cicatrices de su espalda , sólo resultaba el preámbulo al que continuaría otro desprendimiento violento , el de la única prenda de ropa que quedaba.
Viendo venir sus intenciones , Heyden alzó la cabeza y le miró, y siguió haciéndolo mientras los ojos de él disfrutaban de la observación más precisa de como la haría suya .  
Unas miradas que no dejaron de cruzarse cuando le sintió en su interior , y en cuyo primer acercamiento,  de lento y suave disfrute ,  gozó más de lo que creyó hacerlo  al detenerse por un segundo .
Con sus puños agarrando fuertemente el acolchado a ambos lados de su cuerpo ,  el apoderamiento férreo y a conciencia dio lugar. Batalla,  en la que el  conquistador  dominaba los tiempos  en base a lo que el rostro de ella le iba transmitiendo. Pendiente a cada pequeño gesto  conforme la dación absoluta se consumaba , el hecho de que de la inicial indiferencia  pasase a manifestar cierto goce imposible de  fingir , mientras sus manos , de dedos finos  y largos ,  se aferraban a los muslos de él,  clavándole sus uñas en diferentes grados de intensidad según  su incursión resultase más placentera conforme la incorporaba sostenida por el cabello, le otorgaba la sensación de poder que a él tanto le excitaba.

Un cuello en el que el aire debía buscar una leve rendija por donde entrar . Una mano que apretaba cada vez con más fuerza ,  tomando  esa zona de su cuerpo como punto de firme sostén  mientras la intensidad de sus adentros  hacía que pareciera destrozarla , y sin embargo , cuanto más fuerza empleaba , cuanto más asfixia le generaba, lejos de detenerle , lejos de avisarle para que aflojase,  parecía suplicarle aún mucho más con cada golpe dado en sus piernas.

Dientes que sin marcar, se apoderaban de sus hombros  o de su nuca , sin que la reacción de ella fuese limitarle.

Un último tirón de cabello y la tensión de su cuello hacia el pecho de él  pareciera estar a punto de estallar en mil pedazos . Una última aspiración antes del apretón final  en dónde un último empujón sí fue sentido esta vez, como la culminación definitiva  de esta batalla personal en la que ella , tratando de recuperar el aliento , sentía como su cuerpo sudoroso continuaba fundido con el suyo, mientras trataba de asimilar esa forma de dejarse ir en la que se vio sumida  y sus ojos se depositaban en la pistola , aún en el espaldar.

Apoyado al lado suyo tratando de coger resuello, mientras se retiraba el pelo hacia detrás con las manos , observó como ella le prestaba atención al arma.

·        BOURKE: No es buena idea.

Con la respiración entrecortada aún, se incorporó.

·        HEYDEN: ¿El qué?
·        BOURKE: Lo que sea que estés pensando.
·        HEYDEN: Me preguntaba cuan larga es la lista .
·        BOURKE: No creo que en serio quieras saberlo.

Degustándose visualmente en un recorrido sin detención alguna , terminó de quitarse las rasgadas ropas .

·        HEYDEN: La cuestión es cuál de los dos descansa  realmente ¿tú o tu conciencia? Voy a darme un baño.

Y pasando por delante suya , él, pensativo, continuó observando la pistola.

Apenas unos segundos después, el sonido lejano del agua caer,   trajo a su mente la imagen de ese mismo agua circulando por su piel  con la luz de la ventana entrando desde un costado, unas horas antes y en otra habitación. Con una sonrisa maliciosa que pareció extenderse de forma inmediata, buscó su teléfono móvil en el bolsillo interior de la chaqueta , y buscando un nombre concreto en su agenda, quedó allí de píe , pensativo , y tras recomponer su mente , deslizó su dedo por la pantalla para marcar.

Mientras tanto, en el cuarto de baño, apoyada en la pared , sobre las humeantes baldosas , simplemente disfrutó en silencio del agua caliente caer por toda su espalda Con los ojos cerrados ,  trató de conseguir la evasión perfecta , hasta que se dio cuenta de que ella no existía.
No hacía ni cinco segundos que hablaba de conciencias intranquilas con aquel hombre , cuando en realidad , la suya no lo había estado jamás.
Mientras  intentaba concentrarse en el chorro de agua  resbalándose por su cuerpo , en la capa de cabello largo mojado que ejercía su función relajante , y en como sus pies disfrutaban de aquel pequeño riachuelo improvisado, el haz del destino, sin saber por qué , pareció quererla traer un recuerdo , hermoso pero fugaz , que removía todo su interior y le aprisionaba el pecho de nuevo.

Aquella última mirada de Robert cuando le pidió compartir esa noche con ella antes de que desapareciese, aquel último pensamiento suyo sintiendo que se marchaba de aquella casa con el daño hecho cuando aún sus manos no habían tocado la otra piel, aquella suplica  silenciosa que  nuca dejó de gravitar en su cabeza y de la que dudaba que desaparecería jamás.
Un rostro que vio una y otra vez observándola , sonriéndole  e incluso tentándola, una mirada , la del club, la de aquella noche , que  volvía a repetirse como una pequeña obsesión particular , como una especie de condena que debiera llevar de por vida  reafirmando aquel pensamiento nada recurrente que la había dominado desde niña , que jamás tendría derecho a ser feliz porque no lo merecía. Pero por encima de todo, su deseo de no hacer daño a quienes la rodeaban , a que resultaba veneno puro para el que no se había encontrado antídoto , y que todo lo que tocaba ,  lejos de convertirse en oro, acababa muerto en cuerpo o en espíritu.

Una opresión en el pecho que la agitaba de nuevo, que casi no le permitía respirar una vez más , y una sensación de impotencia que era empujada por la realidad   de un cuerpo desnudo que la cubría por completo.

El chip de su cabeza volvió a activar el papel , y la opresión fue disminuyendo aunque la molestia persistiera. Con sus brazos a ambos lados de su cuerpo, Heyden se dio la vuelta  apoyándose en la pared de losetas que pocos minutos antes habían sido testigos y apoyo de esa realidad que pocos conocían , de la verdadera Heyden que sentía y pocas veces se permitía llorar .  Una Heyden a la que Bourke intentó besar  y sólo consiguió una de sus mejillas por respuesta .  Un nuevo intento con resultado frustrado le hizo desistir , dejándole el camino libre para que saliese de la ducha , pero mientras se colocaba el albornoz , una última petición sería escuchada .

·        HEYDEN: Será mejor que vuelva a mi habitación.
·        BOURKE: ¿Puedo pedirte una última cosa?

Su tono, extrañamente rogatorio, hizo que ella se detuviera y se girase .

·        BOURKE: Me voy  mañana . Los coches serán embarcados dentro de unas horas , y mi avión saldrá antes de mediodía. Me preguntaba , si podrías quedarte un poco más .

Extrañada por este imprevisto con fecha de salida , sólo un haz le vino a su mente : avisar a Frank o a Michael, pero acercarse a su móvil en ese momento no resultaba lo más recomendable. 


·        HEYDEN: ¿Mañana?¿Creí que querías cerrar parte de tus negocios antes de desaparecer?
·        BOURKE: Y eso era lo que también quería yo, pero no hay tiempo.  Ya he cancelado lo que he podido , el resto … ya lo he arreglado para que me lo hagan llegar, además   tengo la impresión de que no tardarán mucho en venir a por mí, así que mejor me quito de en medio a mejor destino. Por otra parte, también podría pedirte que te vinieses conmigo pero… dudo que dijeras que sí , así que, creo que me conformaría con que te quedases un poco más, sobre todo porque no quiero que cuando salgas de aquí, te lleves una impresión equivocada .
·        HEYDEN: ¿Sobre qué?
·        BOURKE: Sobre mí.
·        HEYDEN: ¿Y qué impresión crees que tengo de ti ahora?
·        BOURKE: Eso es algo  que me temo no pueda responderte , pero sí sé la idea que debiste hacerte de mí , y mucho más por lo que oíste de mi persona a alguien que conocemos los dos. Lo que acaba de pasar en el salón, quizás no cubriese tus expectativas sobre lo que te acabarías encontrando.
·        HEYDEN: Yo nunca me hago expectativas con nada ni con nadie, al igual que tampoco hago oídos a lo que los demás dicen , aunque sea de sí mismos . Uno puede perder algo más que la objetividad.
·        BOURKE: Entonces – salió de la ducha  y se acercó a ella – permíteme ser yo mismo quién te la haga perder o te la corrobore .

Un rostro dispuesto a complacerle más por curiosidad propia  que aliento de lo que pudiera encontrarse ,  fue la única respuesta encontrada por su parte . Mientras ella volvía al saloncito , él cogía una toalla con la que cubrirse dirigiéndose al bar donde cogió una botella de vino blanco .

Asomada a los ventanales de la suite , se limitaba a esperarle,   mientras , con una de las copas servidas, antes de proceder a llenar la otra , preservándose de que no le observaban, abrió uno de los cajones no visibles desde el exterior  y en su interior se encontraba un pequeño estuche negro. Abrió cuidadosamente la cremallera y, extrayendo una pequeña ampolla de cristal, se aseguró de nuevo que  ella continuaba pendiente del exterior, la abrió y depositó su contenido en el interior mezclándose con el líquido y frío elemento . Tras acercarse al ventanal, le ofreció la suya , y lentamente , disfrutando  , sus labios se sumergieron entre sorbos pequeños ante la atenta observación de su anfitrión.

·        HEYDEN:   ¿Qué crees que podrás encontrar en Brasil que no hayas encontrado aquí?
·        BOURKE:  No lo sé, pero de momento , el hecho de no tener tratados  de extradición con este país ayuda .
·        HEYDEN:  Siempre has presumido de que pese a las persecuciones , a las investigaciones , a las veces que te han detenido, nunca han conseguido cogerte ¿ por qué ahora habría de ser diferente?
·        BOURKE : Yo no presumo. Ya te lo dije una vez , sólo constataba una realidad evidente y palpable, pero las cosas se han complicado mucho y ese nivel de seguridad del que disfrutaba se ha ido esfumando más deprisa de lo que esperaba. Aquellos en los que mi relativa confianza se había depositado , están tratando de lavar sus traseros mientras es mi cabeza la que está en juego en este partido, y sinceramente , no me siento cómodo manteniéndome en este nivel de partida.

A cada nuevo sorbo dado, la mezcla continuaba extendiéndose por su cuerpo ante la atenta observación de él , mientras sus primeros efectos  comenzaban a hacer acto de presencia  sin que la cogieran por sorpresa.
Ese nivel de relajación en la que se encontraba sumida  y que sólo iba a más,  cierta confusión inicial  y la sensación de sentirse liviana y flotando, fueron signos evidentes de que  la mezcla funcionaba por mucho que ella tratase de disimular. Efectos que ella reconoció en seguida , y que no terminaban de convencerla  al no disponer de la información fundamental para saber cómo actuar : la dosis.

Hacía mucho tiempo que no se había sentido así, años , y la última vez  , le costó a alguien muy cercano llamar a una enfermera amiga y una pérdida de consciencia que duró días.
Ante una incipiente descoordinación  y falta de capacidad para reaccionar sumado a una progresiva pérdida de equilibrio, para ella aquello podía ser el comienzo de cualquier cosa y sumado a su estado , el nerviosismo por no poder saber qué depararía, por no prever y no poder tomar el control de la situación , sólo aceleraba el proceso , mientras él, apurando su copa viendo como terminaba apoyándose prácticamente en el cristal, con gesto cambiado, esperó pacientemente a que la sustancia hiciese un poco más de efecto.

·        BOURKE: ¿Sabes? Yo tampoco suelo escuchar lo que los demás  dicen , de hecho, huyo de lo que parecen cotilleos , es algo que nunca me ha interesado , pero da la casualidad ,  que a veces , esas palabras que nos empeñamos en desoír suelen llevar más verdad implícita que otras . Dices que no tenías una imagen prefijada de mí, y sé que no es verdad. Dices que no escuchas a los demás por una cuestión de objetividad, y yo sé, que a una persona en concreto sí la escuchaste , y mejor de lo que hubieses deseado.

Pese a su estado , cada vez más deteriorado e imposibilitada para mantenerse en píe, él continuó su disertación.

·        BOURKE: Ninguna casualidad viene por sí sola , y desgraciadamente para ti, esa ya venía debidamente acompañada. Soy un hombre de gustos muy especiales , capaz de disfrutar de ciertas cosas que a los demás pueden pasar inadvertidas, pero resulta difícil encontrar la persona adecuada que las quiera compartir.

Y la copa se resbaló de su mano cayendo al suelo , mientras con la otra mano trataba de mantenerse erguida apoyándola en el  grueso cristal.  Dado su estado, él decidió que había llegado la hora de prepararla para lo que habría de venir , y soltando su copa en el suelo, la cogió en brazos y la llevó al dormitorio.

Muy aturdida  y cansada, sin apenas poder abrir los ojos , todo lo que se presentaba ante ella , lejos de ser una habitación reconocible, se movía como un barco en mitad de una tormenta, pero aún así, su voz, perfectamente audible , se intercalaba con imágenes difícilmente distinguibles .

Acercándose con algo en la mano, se sentó a su lado .

·        BOURKE: ¿Tienes sed? Sí claro que sí. Bebe un poco más , te sentará bien.

Sin saber el contenido , le retiró la cara como pudo, pero Bourke se la cogió con fuerza , y pese a intentar retirársela con una de sus manos , el codo de él ganó esa batalla. Forzándola a abrir la boca con el filo de fino cristal, en cuanto le fue posible le introdujo más vino  con la mezcla.

Apoyándosela de nuevo en la almohada, le retiró con cuidado exquisito el cabello de la cara  volviendo a incorporarse para acercarse al armario , abrirlo, y sacar un estuche de cuero de su interior.
Un sonido de una cremallera de tamaño medio que se abría lentamente  hizo que tratase de averiguar que era , esforzándose por girar el cuello, pero su semidesnudo cuerpo lo acaparaba todo.

El sonido de un timbre le hizo dejarlo para acercarse a la puerta, su cierre posterior y unas voces , una de ella femenina pero que no lograba distinguir , y que aumentaban su volumen conforme volvían de regreso,  la confundía aún más.

Con una confusión casi absoluta y soportando una enorme pesadez en los ojos, sólo sintió unas manos que acariciaban sus brazos suavemente , y sólo cuando escuchó más nítidamente la voz , se esforzó todo lo posible por abrirlos.

·        VICTORIA: Está demasiado aturdida  ¿no te  habrás pasado en la dosis?
·        BOURKE: La ampolla en esa copa que está la mesilla.
·        VICTORIA:  Demasiado .
·        BOURKE: Da igual, ya se le pasará.
·        VICTORIA: ¿Sabes qué pasará si uno de los suyos la encuentra así? La última vez  casi me cuesta estar desaparecida temporalmente , Fassworth vino a por mí, y tú ahora le has dado más cantidad que entonces.
·        BOURKE:  ¿En serio crees que alguno de los suyos vendrá a por ella ahora?
·        VICTORIA: ¿Ya está todo listo?
·        BOURKE: Por supuesto.
·        VICTORIA: Pues que empiece el espectáculo. Pásamelas.

Sin poder articular palabra y sin que ni el cerebro ni sus músculos pudieran responder, sólo vio algo negro  que él le entregaba a ella , y comenzar a sentir como alguien le alzaba uno de los brazos y después el otro , le juntaban las  flácidas muñecas, y algo fuerte a su alrededor que las presionaba.
Un Bourke de píe , junto a ella , y una Victoria que parecía ser el ama preparatoria de toda aquella parafernalia fatal de la que no podía escapar .

Algo brillante por la luz de las lámparas que parecía escandilarla , y una punta afilada y aguda que comenzó a recorrer su antebrazo con relativa presión . Extrayendo fuerzas de donde no creía haberlas, intentó abrir un poco más los ojos . necesitaba saber qué le hacían,  a qué  jugaban , pero la imagen de una Victoria complaciente , disfrutando del paseo de la punta y parte del filo de lo que parecía un instrumento metálico , una gota de sangre que circulaba por delante suya en ese instante y la lengua humedecida de él siguiendo su rastro mientras le sostenía el brazo, hicieron que tratase de recomponerse . Un movimiento intencionalmente brusco , la obligó a retirarle el objeto punzante de la piel , y tras mirarse ambos , Victoria optó por sentarse encima de su pelvis a efectos de inmovilizarla aún más.

El brillo volvió, pero esta vez sí pudo distinguir el arma que ella portaba . Un resplandeciente y alargado bisturí cuya punta se encontraba mancillada con su sangre , y cuya hoja , la que fuera su jefa , colocó cerca de la yugular.

·        VICTORIA:  Creo que ya sabes que esto hace mucho daño al mínimo toque. Si no  te comportas, me temo que mi siempre fiel pulso, podría cometer algún percance por tu culpa.  – Acercándose a su oído  , le susurró – Traté de avisarte . Yo sólo cumplo sus deseos .

Nada más terminar  la frase, una lágrima se escabullía de uno de sus ojos. Una afilada hoja que continúo su descenso por el otro brazo mientras la  codiciosa  cómplice  se incorporaba y, sobre sus propias rodillas , caminaba hacia abajo.

Observándose los dos, Victoria abrió el albornoz con sus manos lentamente , apartando la tela a ambos lados de su cuerpo, y conforme disfrutaba tocando su vientre , él observó el bisturí para después depositar sus ojos en su pecho.

Dispuesto para colocarse encima de ella , sobre sus propias piernas, giró su cabeza sólo un tercio , y aquella fue la señal para que Victoria comenzase a apoderarse de su sexo  de forma salvaje y sin contemplaciones, mientras él , curvando su cuerpo hasta el de ella con aquella fina arma  en una de sus manos, acercó su boca a la suya mientras el filo se enclavaba en su esternón.

·        BOURKE: Gustos muy especiales . Sí, de haberte conocido , sólo por el sabor de tu sangre , sé que te hubiera escogido.

Un frío y peligroso filo ,  que se movía por toda la piel hasta llegar a uno de sus pechos, haciéndolo deslizar por todo él creando dibujos de formas caprichosas , salpicados de vez en cuando por algún error de fuerza en la presión y su agitado respirar. Su detención en el pezón, mientras trataba de permanecer lo más quieta posible aunque le fuera difícil por la mezcla de tensión y la manipulación violenta de aquella mujer,  hizo que la atención de él volviese a su boca.

Al volver a acercarse , esperando que ella volviese a retirársela, la mantuvo, y agarrándole las manos con fuerza , sus labios inundaron la boca de ella . De una fría respuesta inicial , surgió un segundo intento , y conforme más  inacción encontraba por su parte , con más fuerza se apoderaba de aquellas débiles muñecas incapaces de responder.
Sólo un mordisco intencional en el labio inferior la hizo reaccionar , y tras observar como se lo humedecía , volvió a intentarlo una tercera vez . Unos labios que aún conservando el sabor de su propia sangre , parecieron mostrarse extrañamente tiernos , casi de forma imperceptibles ., verdaderos.

Contrastes de confusión , aquel iniciático beso continúo , mientras  una Victoria insaciable ,  que como un animal salvaje y hambriento no parecía querer despegarse de su alimento, con una de sus manos disfrutaba de la sobreexcitación involuntaria de ella , mientras con la otra ,  apreciaba la voluntaria de él.

Labios que parecían no querer separarse y que él aisló del resto del mundo , e incluso del aire.
Labios,  que la tercera en discordia quiso volver a poseer y sólo por un breve instante , pudo volver a hacer suyos bajo su permiso, mientras él disfrutaba de aquella especie de danza reconciliatoria con una Heyden completamente ida , rendida ante la evidencia de que en su estado , nada podía hacer.

Sólo cuando  aquella dación por su parte se convirtió en aprovechamiento de las circunstancias ante los ojos del anfitrión, violentamente la apartó, y un sentimiento muy acusado de apropiación , se hizo con su persona.

·        BOURKE: Vete .
·        VICTORIA: John…..
·        BOURKE: ¡Vete!
·        VICTORIA:  ¡Maldito …! ¡Sabes que no sacarás nada de ella así! ¡Qué pérdida de tiempo!

Mientras  oía sus pasos marcharse , él continúo observándola cerrando sus ojos lentamente , perdiendo casi la conciencia.

·        BOURKE: ¡Heyden! ¡Heyden!

Zarandeándola para tratar de despertarla ,  un grito ahogado de Victoria le puso en sobre aviso.

·        VICTORIA: ¡John , van a por ti!

Antes de que pudiera levantarse de la cama , seis  individuos con cascos  y  fusiles de asalto irrumpían en la habitación. Apuntándole directamente , le ordenaban que se incorporase y se vistiese , quedando detenido . Un séptimo agente , vestido con traje , se acercaba a Heyden para comprobar su estado reclamando a sus hombres que llamasen a una ambulancia.

Apenas con los  pantalones puestos y una camisa a medio abrochar, sorteado por aquellos hombres , Bourke fue acompañado hasta la planta baja de la suite  dónde  le esperaba una sorpresa bastante desagradable que dio orden de detenerse.

·        SANDERS: Me temo que esta vez tendrás que retrasar tu viaje por bastante tiempo.
·        BOURKE:  No lo creo, es más, casi me aventuraría a adelantarte que en seis , máximo ocho horas , estaré fuera .
·        SANDERS: Puede, pasta suficiente para pagar la fianza tienes, pero del juicio no te será tan fácil librarte. La Comisión de Valores y el fisco  lograron  por fín terminar la investigación que tantos años llevaban haciendo, es más, no puedes ni imaginar cómo se frotaban las manos al saber que en el paquete de tu detención, también entraba la  única persona que sí podría incriminarte.

Y gesticuló con su cabeza señalando hacia la planta superior, mientras Bourke se sonreía.

·        BOURKE: ¿Y tú estás seguro de que tenéis algo ? Creo que a estas alturas , deberías tener más miedo a lo que ella pudiera contar de ti que lo que pueda decir de mí. Te recuerdo , que “ésa “ es una de las vuestras, a la que tú , por cierto, has estado tocando las narices  un poco.
·        SANDERS:  Salvo por ese último detalle , ¿a quién crees que creería un gran jurado , a un inspector federal altamente condecorado, o una inestable agente de campo con serios problemas con las drogas , que para más inri , sobrelleva   una investigación sobre los hombros por la misteriosa muerte de su padre, un afamado capitán de policía  ? ¡Lleváoslo !


 Ana Patricia Cruz López
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