domingo, 5 de junio de 2016

MOMENTOS. Siempre tuya (142)

Entre dos mundos como dos mareas,
mi alma se mueve en la indecisión
dejándose llevar.

Cuestión de supervivencia entre el cielo y el infierno
de este pensamiento recurrente mío,
en el que terminar con todo
y hacerme desaparecer
resulta lo más lógico.


Lágrimas de sangre ,
yagas convertidas en recuerdos,
resentimiento y amor convertido en odio.

Tan lejos y tan cerca de una nueva vida,
la que se suponía tenía contigo,
la que me ofreciste  y yo di por sentado como mía.

Tan lejos y tan cerca de todo lo deseado,
del abrigo  y la seguridad de tus brazos,
de la calma de tus palabras,
de la compañía en la fría soledad de mis sábanas.

Cabalgando entre la subconsciencia ,
mi orgullo se desmorona
como una montaña de fina arena llevada por el viento,
mi nobleza se convierte en el arma de los impíos y descreídos,
y en mi piel ,
falta buscar mis triple seis particular.

Actuando por instinto,
aturdo a las paredes con los gritos desgarrados,
y tu nombre hace estremecer al cielo
que me responde con visos de tormenta.

Nubes negras de advertencia,
los relámpagos tratan de acallar
ese grito animal.

Mi mundo soñado ,
hecho cenizas por quién lo creó,
el monstruo en el que mi mente te ha convertido
capaz de desangrarme con sólo una mirada,
de exigirme en silencio ,
de azotarme sin mover un sólo dedo
y que las marcas que queden en mi espalda
sean la seña de que  hay algo más profundo entre los dos.

Llevarte en mi corazón a fuego
es mi castigo.
La tortura diaria de  tu recuerdo en aquellos lugares que ocupabas
el testimonio de que ahora no soy nada .
Reptando y hundida
por el abismo del pasar de unos días que no quiero,
las sombras de la oscuridad ,
de los corazones negros  y heridos,
están invadiendo el mío,
mientras éste hace tiempo que dejó de pedir ayuda,
mientras dejó de necesitar ayuda
cayendo en su propia muerte.

Latidos de vida ,
que escapas de las manos ,
del sentido.
Latidos que ya ni escucho ,
pero que van lentamente siguiendo tu estela
con la esperanza de tenerte de nuevo.

Oscuridad y sinrazón
en un mundo que se hunde bajo mis pies,
en el barrizal de los sentimientos confundidos.
Techo de conciencia que me ahoga
y no me deja respirar ni seguir .

Una sola vez más imploro a quién quiera escucharme,
sea Dios o maldito Diablo ,
que vuelva una sola vez más para decirle lo que nunca fui capaz,
y que el miedo que me atesora y me acobarda,
sea llevado por mis acompañantes sinceros,
los  jinetes de mi apocalipsis particular.

Una única y sola vez
en la que poder mirarte a los ojos,
y mis cuerdas vocales me dejen pronunciar
un TE AMO sincero y desgarrado,
tal y como lo siento ,
tal y como lo he sentido siempre.

Una sola vez pido,
para poder morir en paz.

Ana Patricia Cruz López
Todos los derechos reservados




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