CAPÍTULO VIGÉSIMO PRIMERO ( Segunda parte)
REENCUENTROS
La combinación de malestar y
sorpresa ante aquella visita inesperada , hizo que se sintiese impotente ante
ella, tanto como para hacer pagar su
frustración a su compañera de despacho.
·
DAVID: No se te ocurra cerrar la puerta o te
juro que llamaré a seguridad.
Por una vez no tenía el
control de la situación , y conociéndole tan bien como lo hacía, sabía que esa
era la única defensa posible que le quedaba , su único salvavidas , decirlo en
alto y creerlo .
·
LIZ: Pues
sí, voy a cerrar esta puerta , y no, no llamarás a seguridad y lo sabes ,
porque en cuanto los vea aparecer tendrán
que darse media vuelta y de eso me encargaré personalmente . - Dirigiéndose a
ella – Bienvenida.
Aquella sonrisa final tras la
que la puerta fue cerrada , daba por
sentado que no todo serían adversidades e infinidad de disculpas y
explicaciones . Al menos alguien no la enjuiciaría ni dudaría de sus
intenciones porque las conocía bien. Sin embargo, quién se mostraba frente a
ella, imponente , sentado en su silla de despacho , con sus manos posiblemente
agarrando con fuerza los reposabrazos , más que su hermano, era
para ella su mayor verdugo, y no sin razón.
Por muchas conversaciones que
hubieran mantenido, por muchas que quedasen aún por tener, ambos tenían la sensación de que sus
desencuentros no finalizarían nunca , de que el hilo de confianza que los había
unido se había roto en algún momento sin que ninguno de los dos se diera cuenta
, y que salvo que todos los miedos y la
desconfianza desapareciera, no volvería a recomponerse.
Pero algo en su interior le
decía que aquel chiquillo protector siempre estaba ahí, que nunca la había
abandonado , pero que ahora, resentido por dejarlo de lado e incluso buscar un
sustituto con el que tenía que compartir espacios , necesitaba volver a ganar
el lugar que poseía antaño.
Negándose a sí mismo la
posibilidad de mirarla , aún con unas enormes ganas en su interior por
abrazarla, trataba de resistirse incluso
a dirigirle la palabra .
Ante esto, Heyden entendió que
dado el primer paso, éste aún debía alargarse
más , y dado que él no se
encontraba muy dispuesto a acercarse ,
lo hizo ella.
·
HEYDEN: ¿Puedo?
Dijo señalando a una de las
dos sillas libres que tenía en frente de él. Tras no inmutarse , optó por tomar asiento dejando su bolso en la
silla situada a su izquierda.
De carácter fuerte ambos, el
sentimiento en cierta forma culpable de ella , hizo que razonase sobre la mejor
forma de dirigirse a él, tratando de conservar la mente lo más fría que le
fuera posible.
·
HEYDEN: ¿No vas a mirarme tan siquiera? Estoy
segura de que tus clientes gozan de mayor atención por tu parte .
·
DAVID: Mis clientes , por lo general , suelen
hacerme caso, aunque sólo sea por su propio interés.
·
HEYDEN: Eso suena a reproche.
·
DAVID: No suena, lo es.
Y aquel corpulento cuerpo se alzó, y acercándose a una de las ventanas
, su espalda es lo que optó por dejarle.
La guerra fría continuaba
entre ellos, mientras en el exterior , un Michael extrañado por el silencio , salió de su despacho encontrándose con una Liz que esperaba acontecimientos apoyada en
una mesa cercana.
En la puerta, mirando hacia
todos lados, con la sensación de que el
tiempo se había detenido, se preguntaba seriamente qué especie de catástrofe
había tenido lugar.
·
MICHAEL: ¿Qué pasa?¿Y esa sonrisa?
Liz se dispuso a contestarle ,
pero su vista se mantenía fija en la puerta del despacho de David.
·
LIZ: Creo que todos están esperando que empiecen
a sonar las cosas rotas en el suelo y los gritos. Yo simplemente , el momento
justo de adentrarme y socorrer, aunque no estaría segura de a quién.
Se apoyó junto a ella.
·
MICHAEL: ¿De qué me estás hablando?
·
LIZ: Heyden está ahí dentro.
Su sorpresivo rostro casi resultaba de manual de película de
terror, no podía creer lo que acababa de escuchar.
·
MICHAEL: ¿Sola?
·
LIZ: Sí, y sin aviso. Me la encontré en la
puerta cuando me disponía a salir .
·
MICHAEL: ¿Y David?
·
LIZ: ¿Quieres la versión oficial o la que él
trataba de transmitir?
·
MICHAEL: Eso no es bueno.
·
LIZ : Y este silencio creo que tampoco.
·
MICHAEL: Bueno, será mejor que vuelva dentro, he
de terminar de preparar la documentación para el caso Harrel.
Distante como se mostraba desde hacía tiempo, aquella resultó la
oportunidad perfecta para intentar
aclarar dudas que se le habían planteado respecto a ellos.
Volviendo a observar la puerta
detrás de la cual la tensión parecía cortar el aire, decidida, se dirigió hacia el interior del
despacho de su compañero no estando dispuesta a marcharse sin recibir una
respuesta satisfactoria.
El sonido de la puerta
cerrarse , le hizo alzar la cabeza en esa dirección viendo como una Liz sensualmente apoyada en
la misma , pareciera ejercer un cierto papel impeditivo en su válvula de
escape.
·
MICHAEL: ¿Qué haces?
·
LIZ: Me
preguntaba desde cuándo te resulto tan molesta o incómoda.
Volviendo a su reorganización
de papeles , trató de disipar su atención.
·
MICHAEL: No sé de qué estás hablando.
·
LIZ: Me evitas , desde hace meses. Hemos pasado de una relación acomodada y en
donde el sexo esporádico era algo casi
sorpresivamente deseado a no querer permanecer conmigo a solas en ninguna estancia
, a dejarme sola en la mitad de los casos y reuniones con clientes, a no
soportar ni mirarme. Así , más o menos, durante casi el último año, y la
verdad, me preguntaba qué había cambiado.
·
MICHAEL: No voy a decir que son paranoias tuyas
ya que sueles estar muy sensibilizada con esos términos , pero que estuviese al principio mucho más contigo
era lo que se requería , acababas de entrar aquí y salías de la facultad con
los conocimientos justos pese al expediente curricular y nula experiencia. Yo ,
simplemente, era el que poseía una agenda relativamente más libre y podía
ocuparse de ti. Ahora te vales
perfectamente por ti misma y no me necesitas . Si no me crees , puedes
preguntarle a David .
·
LIZ: ¿Y por eso has declinado venir a mi casa en
las últimas tres ocasiones en que te he invitado? ¿También andaba de sobrada
entonces ?
·
MICHAEL: Creo que estás extrayendo unas
conclusiones bastante inexactas desde mi punto de vista.
·
LIZ: Conclusiones inexactas .- mirando hacia el suelo, un nudo se le formó
en la garganta – ¿Ahora resulta que vas a tratarme como a uno de tus clientes?
¿Hasta eso hemos llegado?
·
Tratando de que todo se olvidara , de que se
cansase, él continuó alargando su labor , pero la situación sobrepasaba los mal
llamados límites cómodos.
·
LIZ: Seguro que a ella no se te ocurre hablarle
así. A ella sólo le basta levantar el puñetero teléfono para irte corriendo al
aeropuerto, coger el primer avión y tenerte comiendo de su mano.
El estruendoso sonido del
estrepitar agresivo de un grupo de carpetas sobre la madera de la mesa , hizo
que perdiese de vista la superficie sobre la que depositaba sus pies.
·
MICHAEL: No sigas por ahí, otra vez no.
·
LIZ: Hablas de ella como alguien a quién siempre
sentiste la necesidad de proteger, y siempre he tratado de maginar tu rostro
cuando la viste por primera vez en el club. Curioso que cuando yo trataba de
alejarla de ti, ya fuera demasiado tarde.
·
MICHAEL: No lo has entendido nunca porque nunca
has querido saber la verdad, ni escucharla . Ves dónde no hay, sientes dónde no duele, y ya te advertí una vez , que para poder hablar
con propiedad de lo que había entre ella y yo
debías saber escuchar y aún así
no te garantizaba nada.
·
LIZ: Leales hasta las últimas consecuencias ,
capaces de compartir la misma estancia completamente desnudos sin sentir
siquiera deseo … ¿En serio pretendes que me crea que jamás ha habido nada entre
vosotros? Conozco a Heyden desde hace
más tiempo que tú, sé de su ambición y testarudez a la hora de conseguir las
cosas , aunque es cierto que en hombres ha resultado bastante dispar.
Ingobernable , con problemas de asunción de órdenes y sin miedo a nada , porque
siempre ha creído que nada tiene que perder.
Cuando le
pregunté por sus inicios , resultó casi espeluznante saber de qué mano venían
parte de sus conocimientos, claro que , quién podría pensar que alguien con tu
proyección , rápida y efectiva , capaz de llevar la dirección incluso de dos
campañas presidenciales, se hubiera movido tan bien por aquellos ambientes.
Visiblemente nervioso , sentía
la necesidad imperiosa de pararla , de tapar una boca de la que no emergían sino palabras hirientes o que conllevaban esa
pretensión, palabras que traían a
colación recuerdos no vividos por quién
osaba pronunciarlos y que se ensuciaban
más aún de lo que debían . Recuerdos y sensaciones que revolvían su mente , su
corazón y hasta su propio estómago, encogiéndose con cada sílaba.
Una conectividad mal entendida
.
Indudablemente , nadie jamás
tuvo por qué saber de los inicios de esa relación , ni qué era lo que sentían
ambos cuando se encontraban juntos . Convertirse en su ángel de la guarda ,
toda una misión que hubo de auto encomendarse
y ni la principal beneficiada pidió nunca , pero sí aceptó de buen
grado. Todo entre ellos resultó implícitamente acordado , aunque por más
consejos que él le diese, con el tiempo, ya se sabía que en su concepto de
libertad sólo entraba hacer lo que creyese apropiado por ella misma
considerado.
Nadie lo entendió nunca.
Robert tampoco estuvo exento de formar parte de ese selecto grupo que creía
certeramente que entre ellos existía una relación, indefinible, pero relación
al fin y al cabo, algo que sólo ellos dos
eran capaces de comprender , y en el que no entraba nadie más.
Para la amiga, la confidente
dada de lado en cierto modo, el tiempo de ausencia no había pasado y la protagonista de esta conversación no había desaparecido. Para Liz, defensora a ultranza y a diario , ante su
propio hermano , de una mujer a la que creía haber dejado de conocer y de la
que , pese a no discutirle absolutamente nada sobre su vida a lo largo de ella, no siempre estuvo de
acuerdo con las decisiones adoptadas, su vuelta
al panorama público y de sus propias vidas , sólo traería nuevas luchas
y problemas.
No obstante , pese a todo, en
aquel despacho se estaba lidiando otro tipo de batalla, aquella que sólo pueden
librar los que han mantenido una relación personal tan abierta como ambigua y
en la que el tiempo era el único capaz de determinar su evolución.
Tratando de sonsacar una nueva
reacción que le explicase su comportamiento hacia ella, Liz prosiguió con
aquella molesta argumentación , con aquella que le enfurecía , que le agriaba
el carácter por segundos en espera de una respuesta.
·
LIZ: La
envidio. Creo que en realidad la he envidiado toda mi vida. Ha tenido lo que ha
querido como ha querido, y a quién ha querido de la forma que le ha venido en
gana.
Con los puños sobre la mesa ,
apretados con mucha fuerza, realizaba un auténtico gesto de contención absoluta
por saltar y explayarse ante el temor de que conociese su lado más
desagradable.
·
MICHAEL: No sabes lo que estás diciendo. ¿Envidiarla?
¿Qué es lo que le envidias exactamente Liz, las palizas que recibía de su padre
o las que observaba hacia su madre a la que estuvo a punto de matar más de una
vez , los gritos que hacían que David
tuviera que protegerla debajo de su propia cama, los enfrentamientos continuos
, el no poder llevar una vida normal, que la apuntase en la cabeza con un
arma delante de todo dios o que matase a
su madre tirándola por la ventana? Dime Liz, ¿qué es lo que le causa tanta
envidia a la chiquilla de buena familia que tuvo la posibilidad de optar y
hacer su vida diciendo no a su padre rico, después
de favorecerse de sus cuantiosas aportaciones a la universidad, y de su dinero y facilidades para dejarlo
colgado en el momento cumbre ? O tal
vez , ¿tener que sobrevivir
entregándose a lo único que le proporcionaba dinero de forma rápida y
nunca fácil, debiendo volverse ambiciosa y aprender algo para lo que no estaba
preparada , y que la marcaría el esto de su vida ante su propia incapacidad
para ser feliz ?
Es cierto,
yo le di el pase definitivo para que entrase en el club, la introduje en la
agencia y la conecté con Inteligencia. Yo ejercí de su maester en aquello que necesitaba porque
en ese terreno jugaba con mucha ventaja , para que fuera lo que ella quería
ser, la mejor , la que mandatase sobre ella misma y así poder valorarse dentro de lo que en
realidad contaba , ser una de las mejores agentes en activo . Le enseñé a
utilizar las armas que llevaba en su interior y a que el dolor sólo fuera una
puñetera anécdota .
Sí, me
convertí en lo que yo necesitaba y ella requería , un ángel protector , un
enlace siempre presente que nunca la fallaría porque sabía que yo no podía
permitírmelo y ella jamás me lo perdonaría . Su apoyo . Soy lo que ella ha
querido convertir de mí y lo que me ha permitido , y sí, es cierto que podemos
compartir espacios con una intimidad inusitada e impensable entre dos seres que bajo otras circunstancias podrían
olvidarse de todo y entregarse , pero el respeto existente , ese que muchos olvidan en pro de la
satisfacción personal, en nosotros, es implícito y jamás ha necesitado pedirse
o hablarse , y es ese respeto que nadie entiende y que no nos importa que no se
comprenda , porque es nuestro particular lazo de unión, lo que nos hace ser como
somos cuando estamos solos , sin ropa alguna,
o cuando compartimos una cama .
Nunca
pretendí que lo entendieras , ni pretendo que lo haga nadie , porque a nosotros
nos basta y es lo único que nos importa . Entre tú y yo creía que las cosas estaban
claras , porque tampoco hizo falta hablar demasiado, pero por lo visto para ti
el juego a tres bandas es lo que te va desde hace algún tiempo. – tanto su tono
de voz como la correspondiente expresión de ella iba cambiando por momentos. En
él, la ironía crecía abismalmente y en ella , la extrañeza por el cambio en sus
reacciones y lo qué pudiera convertirse en su nueva argumentación – Pero ¿sabes
qué? Ni me gusta ser segundo plato ni la alternativa segura por si el jefe
falla.
·
LIZ: ¿De qué puñetas me estás hablando?
Imprevistamente alguien tocó
de forma desesperada a la puerta . Era
una de las empleadas . Liz la abrió y la joven , con rostro de preocupación,
les avisaba de que la guerra en el otro despacho había comenzado , lo cual fue
fácilmente constatable. Los gritos recriminatorios de un David desaforado y
perdido se extendían por toda la oficina atravesando las paredes y la puerta
como el más fino papel . Algo de cristal que estallaba en el suelo fue lo que
puso la alarma definitiva para correr hacia el despacho y entrar sin tocar
siquiera .
·
LIZ: ¿Pero se puede saber qué os pasa?
Un David con el pelo
alborotado, la sangre agolpada en la
cara y nervioso frente a una Heyden desafiante que se encontraba de pie al otro
extremo de la habitación.
·
LIZ:
David , habéis alterado a toda la gente ahí fuera.
Por su parte , Michael, que
trató de que todos volviesen al trabajo, se incorporaba al recinto extrañado.
·
MICHAEL: ¿Qué diablos ha pasado aquí?
·
LIZ: Eso mismo trataba de averiguar yo. –
dirigiéndose a él que se encontraba a su espalda – Cierra la puerta.
Cristales rotos al lado de los
pies de él y una visualización de lo que faltaba en el despacho , dieron con la
clave del objeto roto. El reconocimiento que la Asociación Americana de
Abogados le había concedido el año anterior fue la víctima propiciatoria de su
arranque de rabia.
Ante la nula respuesta por
parte de los dos , a Liz no le quedó otra opción que continuar preguntando.
·
LIZ: ¡Por amor de Dios ¡ ¿Quiere decirme alguien
qué diablos ha pasado?
·
DAVID: ¿Qué ha pasado? Nada , todavía nada , pero por lo visto siete años de puto encierro
por no hablar formaban parte de otro plan más audaz.
·
LIZ: ¿De qué estás hablando?
Tratando de remangarse la
camisa , aún bastante agitado, la ironía de mejor calidad hizo acto de
presencia .
·
DAVID: Que tu querida amiga se ha vuelto
completamente loca , ha perdido la cabeza y ahora se cree Harry el sucio, eso
pasa. Siete años de encierro por no
hablar siendo la única que podía atraparle , y ahora a
la señorita se le ha metido en la cabeza ir sola a por él de nuevo,
claro que repito, sola, es decir, sin
cobertura alguna porque elementalmente no pueden cubrir ni proteger a un agente
no activo.
Michael, absorto, fue el único
que la miraba de forma diferente porque era el único capaz de entenderla , pero no consiguió que
le correspondiera. En su rostro observaba el dolor y la culpa que de forma
continua parecía asestar a su hermano siendo consciente de ello, mientras le
escuchaba atentamente.
·
LIZ: ¿Heyden?
·
DAVID: ¡No, no le preguntes a ella porque no será capaz de darte las putas
buenas razones que la llevan a desgastarse de esta forma , a entregarse de
nuevo ¡ ¡Su maldita causa personal! ¡Su glorioso concepto de honor y de poner
fín a sus malditos trabajos! ¿Y qué pasará con los demás cuando tengamos que
recoger tu puto cadáver te has parado a
pensarlo?
Cada palabra , una piedra que
era lanzada con una mano firme directo a un corazón que sentía que nada hacía
bien desde hace mucho tiempo con
respecto a él, y que no conseguiría arreglarlo.
·
DAVID: ¡Y no contenta con eso ,pretende que sea
su cómplice y me pide ayuda!
·
LIZ: David , por favor , trata de calmarte . Ahí
fuera no tienen por qué enterarse de nada más.
La respiración agitada y la
sobreexcitación no parecían presagiar que la calma volviese a él como antaño .
Nervioso desde que supiera su salida de nuevo y conociéndola en parte , a David
no le dolía la sorpresa en la petición, sino
esa especie de obsesión por la consecución de objetivos que siempre había
regido su vida como única forma de
demostrar a los demás y a sí misma que
era más fuerte de lo que en realidad era, que no sentía ni padecía , cuando sus
propias llagas invisibles le sangraban por dentro de todo lo que había tenido
que soportar sin un solo momento de respiro.
·
DAVID: Hace mucho que me advirtieron de tu
menosprecio por la vida en sí, y que no sólo era un principio.
Su atención fue correspondida
al fin por la de su hermano, cuyos ojos, humedecidos , y su rostro, colmado de
rabia e impotencia, la desgastaban más aún.
·
DAVID: No voy a volver a preguntarte por qué lo
haces, porque ninguna razón valdrá la pena escucharla. Puedes mentir al mundo,
pero no a mí, porque por mucho tiempo que pase, por mucho que estemos
distanciados, soy el único que sabe realmente cómo eres y te sientes , qué es
precisamente lo que pretendes ocultar tras esa coraza de chica dura e irrompible. Vienes aquí después de siete
años a pedirme que facilite tu muerte ,
porque eso es lo que encontrarás y lo sabes . Eso es tanto como pedirme que
apriete yo mismo el gatillo. No puedes pedirme eso.
Liz, sin casi reacción, se
dirigió a ella tratando de encontrar una explicación viable mientras Michael ,
en su cabeza y en su interior, tenía muy claro lo qué debía hacer.
·
LIZ: Házmelo entender Heyden. Haz que entienda
la necesidad de terminar con todo esto de esta forma , tú sola .
·
HEYDEN: No puedo. Por más que quisiera, no
puedo. – Volvió a centrarse en los destrozados ojos de su hermano - David,
nunca te has perdonado haber salido de casa dejándome allí, jamás me has
perdonado que no me marchase en ese instante contigo o que te ocultase todo
porque nunca has querido comprender que lo hacía por protegerte , porque no
debías saber a lo que había llegado . Fui una invasora a la que jamás quisiste
recibir mal, a la que acogiste en tu seno como una igual , y fuiste todo lo que necesité mientras
pudiste hacerlo, y sé que yo misma permití e insistí en que debías marcharte ,
pero porque sabía que algún día , la bala de su arma podría dirigirse a ti sólo
por el simple hecho de protegerme y defenderme.
Lo único
que a estas alturas tengo que agradecerle a ése
del que llevo su apellido , es a no temer a que la muerte venga a por mí
y encontrármela cara a cara, porque así la tuve con él en infinidad de
ocasiones y la he visto aparecer con el devenir de los años, y eso es
impagable.
Bourke no
me matará , no puede hacerlo, y si no lo hace con sus propias manos no se lo
mandatará a nadie, pero tampoco le atraparán , y no porque no puedan , si no
porque no quieren , y tú , que te manejas en esas altas esferas , sabes
perfectamente de qué estoy hablando.
Bourke ha
hecho y deshecho lo que le ha venido en gana durante años . Yo he visto el fruto de las investigaciones , y por
muchos funcionarios que pudiera untar, un tipo que entra y sale de este país ,
manejándose por él con total impunidad habiendo sido un rostro muy público, no
ha sido atrapado porque a aquellos con los que cenas y te reúnes en pro de una
futura carrera política les interesa que
esto continúe y se perpetúe.
¿Qué no
opera desde aquí? Quién sabe. Es mucho más joven que la media de aquellos que
le encubren, pero ha sabido ser un alumno aventajado y nada sutil cuando ha
querido . Esos peces gordos le necesitan tanto como el aire que respiran y él lo sabe. Cuando no ha sido dinero han
sido favores , y de todo su entramado sólo conocemos su superficie.
Su marca
personal es tan evidente que da grima hasta verla a distancia , y su frialdad
ya no asusta a nadie , pero ¿cuántos de ellos dejarían a sus mujeres e hijos en el mismo espacio vital que él?
Esto se ha
convertido en una cadena de favores muy bien mantenida desde muy arriba ,
sobrevolando lo que a los investigadores no se les permite desvelar , a dónde
ellos no pueden acceder. ¿Nunca te has
preguntado si esos congresistas y gobernadores con los que te codeas usan de sus buenas influencias a cambio de
múltiples beneficios? ¿Nunca te has cuestionado cómo pueden mantener esos
niveles de vida y hacer ostentación de ella sin que a nadie parezca importarle
nada , ni cómo ni a quién sacrifican?
·
DAVID: ¿Te atreves a cuestionar con quién me relaciono?
·
HEYDEN: No eres tú , es con quién te sientas , y
si de verdad piensas que todo esos están libres de pecado , es que has entrado
en sus mismos círculos, te has dejado atrapar y ya formas parte de eso que
justamente siempre repudiabas.
Mírate
David, mira todo lo que te rodea. ¿Te has parado a pensar alguna vez en cómo se
gestó tu repentino éxito? ¿Cómo un insulso , un don nadie con buen expediente y becado , pero sin
apellido ni referencias, consigue involucrarse en esos mismos círculos y
ascender tan rápido en este mundo colmado de buenos despachos? ¿Te has parado a
pensar cómo fue que conseguiste que te otorgaran la llevanza de sus empresas ?
·
DAVID: Sé por dónde vas , y sabes que no es
cierto. ¡Tú sabes lo que me ha costado llegar hasta aquí, sabes cuánto he
tenido que luchar por hacerme con un nombre! ¡Cuánto me ha costado levantar lo
que ahora poseo ! No voy a dejar que lo manches con tus absurdas especulaciones
, no lo permitiré.
·
HEYDEN: Entonces nada hago aquí. Piensa lo que
quieras David, pero tú mejor que nadie sabes cómo se ha producido ese ascenso .
Yo no seré la que diga jamás que tu trabajo no te ha costado, pero tampoco
lograrás ocultar las manos invisibles que te ayudaron a hacerlo posible.
Tienes todo
el derecho a recriminarme por cuánto consideres que soy culpable , pero
piénsatelo bien antes de tratarme como una desquiciada o una mentirosa. Hice lo
que tuve que hacer para salirme del sistema, pero tú te adentraste en él y no
opusiste resistencia. Tú formas parte de esa mentira que me achacas , vives en
ella , gozas de ella. No lo olvides la próxima vez que te mires en el espejo y
pregúntate por una vez quién ha estado
viviendo una mentira .
Silenciado , una última mirada
segura pero condescendiente , casi lastimosa, fue lo que obtuvo de su hermana
antes de que se dispusiera a salir del despacho.
Con una LIz que no podía casi
reaccionar pero que le fue a la zaga
seguida de Michael , a mitad de pasillo la interceptó.
·
LIZ: Heyden…
·
HEYDEN: Cuídale, es lo único que puedo pedirte.
·
LIZ: No puedes estar hablando en serio.
· HEYDEN: Cada uno sabemos lo que debemos hacer, y
a mí no me gusta dejar cuentas pendientes. Sólo espero que algún día se dé
cuenta y no sea demasiado tarde.
Viendo como Michael entraba
apresuradamente en su despacho y recogía su chaqueta para incorporarse con
ellas, Liz pareció descuadrarse.
·
LIZ: ¿Tú?
·
MICHAEL: Como
tú bien dijiste , sólo soy el perro faldero que atiende a su llamada.
Y colocándose las gafas de sol
, ambos fueron distanciándose del lugar , de su vista, sin que ella pudiese hacer
nada por evitarlo.
Sólo le quedaba una opción y
pasaba por volver al despacho de David .
Ana Patricia Cruz López
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