LA
MUJER DEL RETRATO
A estas alturas nada debería sorprenderla. Una mujer como
ella , con su experiencia vital , no debería dejarse atrapar tan rápido por
estas especies de juegos sin ton ni son que otros programan . ¿Verdades? ¿Qué
verdades? ¿Cuáles? ¿Las contadas por aquellos que las transgredieron , las
malinterpretaron ?
“… la verdad que tanto le ocultan
aquellos en los que más confía .” ¿Cómo
debía interpretar esa pregunta? ¿Qué sabía él o creía saber de ella , de su
familia , de aquellos en los que se supone que más confía ?
Se habían quedado prácticamente solos .
El bullicio a base de murmuraciones y susurros del público en general que
deambulada por el pasillo se había silenciado. Aquella falta de sonoridad ,
aquellas vitrinas , aquellos restos de algo que , sin vivirlo de forma directa
, nunca podría olvidar, y menos aún desde que lograse adentrarse en el campo.
Aquel hombre parecía abarcarlo todo ,
consumir hasta el aire que trataba de respirar . Imponía más de lo que hubiera
sido deseable para cualquiera en su situación, pero de la misma forma que huir
y dejarle allí hubiera sido lo más fácil , olvidando aquello que tan
misteriosamente guardaba , algo en su interior la obligaba a permanecer , a
vigilarle de cerca , a averiguar , por encima de todo , qué era lo que deseaba .
La sala no tenía asientos , lo que en
parte agradeció , pero aquella situación casi se había convertido en un duelo
de miradas y en una tensa espera por ver quién tomaba la iniciativa y
arreciaba el siguiente golpe , y en eso,
el alemán hacía gala de una profesionalidad innata .
·
ESTHER : Se divierte ¿verdad? Sí, realmente debe estar
pasándolo e grande , haciéndose el importante , el sabedor de todo .
Aquellos ojos azules , penetrantes , no la dejaban en paz . Cada
gesto era seguido minuciosamente con devoción absoluta llegando a infundir
cierto temor por la confianza en sí mismo que demostraba , en él
y en su verdad más que absoluta.
Extendiéndole el brazo , con la palma
de la mano en claro gesto de ofrecimiento, bajó ligera y ladeadamente su cabeza
hacia un lado, emulando un claro signo de respeto a la antigua usanza , y aún
así , ante la extrañeza de ella , de su juego y de sus intenciones , prefirió
esperar lo que habría de seguir en esta interpretación perfecta.
·
JOSEPH: No me respondido
y preferiría entender que es debido a una desconfianza natural frente a
u desconocido , lo cual sería muy entendible , antes que por miedo, aunque
mejor entonces que me limite a no leer
lo que sus ojos me transmiten.
Un papel tendente de forma exclusiva a
incrementar el halo de misterio del que se vanagloriaba cada vez que abría la
boca .
Sin respuesta efectiva ante el
ofrecimiento , sin haber conseguido lo que a priori pretendía, el germano
decidió cambiar de táctica , aunque
manteniendo su línea de irónica realidad
.
·
JOSEPH: Vamos Sra. Neuman, ¿va a decirme en serio que jamás
, en todos estos años , se ha preguntado por qué sus padres se niegan a
responderle sus preguntas ? ¿Jamás se ha cuestionado por qué sus abuelos lograron salir del campo justo poco antes de la liberación , ni por qué recibieron un trato privilegiado
en él ? – Dándole la espalda ,con las manos cruzadas detrás suyo , deambulaba
en dirección a la puerta haciendo como que observaba las vitrinas horizontales
ubicadas cerca de las paredes – No les debió resultar nada fácil ¿ o sí?
Extraño es , desde luego, que no quedase rastro de ellos en ninguno de los
registros , ni siquiera en la documentación médica , a tenor de lo que se decía
que hacían con estos especialistas en los campos .
Cuánta verdad había de lo que
escuchaban sus oídos en boca de aquel hombre .
Preguntas sin respuesta concreta hallada jamás y cuya necesidad se incrementaba por momentos
ante la imposibilidad de preguntarle al protagonista en cuestión.
·
JOSEPH: Usted desea algo que sólo yo puedo proporcionarle –
ante su atenta mirada , él se dio la vuelta – lo que yo deseo de usted es tiempo .
·
ESTHER : ¿Tiempo ?
·
JOSEPH: Sí, tiempo. Quiero que me conceda unas horas de su
tiempo.
·
ESTHER : Suponiendo que pudiera interesarme su proposición
¿Para qué habría de aceptar?
·
JOSEPH: Olvidé un pequeño detalle a añadir , a parte de
tiempo requiero una pequeña dosis de confianza . – La sonrisa de incredulidad de ella no le dejó demasiado margen salvo para reconocer la verdad - Lo sé, soy un desconocido y no le gusta lo
que ve. Sus presentimientos en torno a mí no son nada halagüeños y no la culpo,
pero como ya le he dicho , si realmente desea aquello que busca , no le quedará
más remedio que confiar en mí, al menos un poco , lo justo como para poder
acompañarme a un lugar .
No podía evitar reírse . Los nervios
la consumían ante aquella propuesta por tratarse de algo realmente tentador
. cada vez que resonaba aquel “ por
aquello que usted desea “ , la imagen del doceavo cuadro venía a su mente , la
argumentación que Adam le reafirmó sobre él se hacía cada vez más nítida y
fuerte , y sin embargo no, no podía fiarse ni quería , pero ¿le quedaba más
remedio ? ¿Tenía alguna otra alternativa?
- · JOSEPH: ¿Qué tiene que perder en realidad? – Dubitativa como la veía , sólo le bastaba dar una vuelta más a las agujas de su reloj – Algo de tiempo y un poco de confianza . Le aseguro que después de esta tarde , nada volverá a ser igual.
No sabía qué hacer ni qué pensar .
Vendedor nato de sueños rotos , especialista en reconstruirlos , la obsesión de
Esther por la colección y la resolución
del misterio con el cuadro que la cerraba , sólo era comparable a la necesidad
de conocer más sobre su abuelo , de encontrar las respuestas que nunca halló en
su familia , a los cuales , les cambiaba el rostro cada vez que el tema salía
en alguna conversación amenazadora de almuerzos o celebraciones familiares .
La figura de su abuelo siempre
presente , como una sombra alargada con un rostro que se distorsionaba y
acababa borrando por momentos . Una
figura a la que ella , en sueños , siempre preguntaba pero que unos oídos ,absolutamente sordos, parecían no querer escuchar por más que ella
elevase la voz . Una figura a la que siempre
que alargaba sus brazos para abrazarlo encontraba , pero que en su largo divagar ,
durante sus presencias etéreas , se perdía , coloquialmente , en monólogos con
otro al que no veía en realidad .
Esas mismas preguntas que como cartas
descubiertas Joseph pusiese encima de la invisible mesa , bocarriba , son las mismas que la rondaron durante años ,
y sólo por eso , sin pensar en nada más , son las que le llevaron a aceptar
tal loca propuesta.
Al salir del museo , la dirección
adoptada fue un parking cercano en el
cual acabaron recalando en el vehículo que él conducía. En silencio , alternado
miradas entre la carretera y su acompañante femenina , ella prefirió,
aprovechando su memoria fotográfica , visualizar el recorrido , al menos con
los sitios más identificativos con los que iban encontrándose .
Salir de la ciudad no era lo que
Esther creía que sucedería y sin embargo
, continuaba sin cruzar palabra alguna con él, dejándose llevar a un ambiente desconocido que no era capaz de
controlar y con un individuo con el que no se sentía muy cómoda .
Un camino que sólo llevaba a un
destino fijo , ideado y harto conocido
por una de las partes : una casita de campo a las afueras .
El coche se detuvo justo donde la verja
impedía acceder. Dejando el motor
encendido, Joseph salió del vehículo para
empujar las viejas puertas de hierro facilitándose el acceso a la propiedad .
Una casita rústica en la que parecía no vivir gente durante todo el año o por lo menos , de no ser así, no parecían
preocuparse en demasía por su aspecto .
Con un jardín delantero bastante descuidado en el que las maderas del exterior necesitaban arreglo y cubrimiento , aquella construcción
otorgaba un aspecto más misterioso si cabe a toda aquella situación. En su mente , toda suerte de imágenes más propias
de una película de terror que de una posible realidad , fueron cruzándose de
forma continua y ,por un momento,
innegablemente , sintió la necesidad de huir preguntándose , al mismo tiempo,
cómo había llegado hasta allí, ella , una persona serena y madura ,
presuntamente responsable . Tardío planteamiento para una situación en la que
la vuelta atrás simplemente no existía,
ahora no.
Cogiendo al llave del contacto , el
anfitrión salió del coche esperando que ella hiciese lo propio para poder cerrar , lo que se produjo pasados
unos breves instantes , durante los cuales , ella aún se estaba planteando lo ideal de aquella situación en la que ella
misma se había visto envuelta .
Un cierre automático detrás de
ella fue el sonido determinante de que
no había marcha atrás , de que era demasiado tarde para arrepentirse y que ahora
sólo quedaba seguirle .
Subió los apenas dos escalones que
daban acceso a la puerta principal y , dejándola abierta , la esperó en el
interior . Al acceder , sorprendida ,
mientras él colgaba el abrigo en un
armarito interior al lado de una consola , a su izquierda, cerró la puerta . Él
la observó y gesticulando con su cabeza
, la invitó a pasar al salón.
Una visualización rápida de aquella
casa le otorgaba un aspecto algo más tranquilizador . La presunción de que no resultaba un hogar
fijo se confirmaba , pero su interior se mantenía limpio y más cuidado que el
exterior .
Conforme le seguía hacia el salón ,
una extraña sensación la hizo girar su
cabeza hacia lo que tenía detrás , las
escaleras que llevaban al piso superior .
Unas escaleras que daban lugar a un pequeño pasillo deambulatorio
con tres habitaciones y un cuarto de
baño.
Un paseo lento , prolongado y habitual que
antes de ellos llegar ya habían
circundado dos personas que , encontrándose en una de las habitaciones , esperaban poder ser testigos de todo cuanto
aconteciera en el espacio central de la casa.
- ADAM: Dime ¿por qué estoy haciendo esto? Recuérdamelo.
- CHRISTOPHER : Tú sabes perfectamente por qué , de la misma forma que sabes que debes terminar de ganarte su confianza o todo esto se irá al garete.
Visiblemente nervioso , lejos de poder
obviar escuchar los sonidos , las palabras , se negó a acercarse a las
pantallas que transmitían las imágenes de lo que acontecía desde cuatro ángulos
distintos .
- · ADAM: ¿Por eso ha decidido hacer esto a su manera , sin contar con nosotros ?
- · CHRISTOPHER: Yo no diría que no haya contado, estamos aquí ¿no?
- · ADAM: - No pudo evitar sonreírse sonoramente – Sí claro , necesita tener testigos de lo que va a hacer .
Christopher le conocía bastante bien ,
ya le había visto cruzarse irónico en otras ocasiones y era consciente de lo
desagradable e incontrolable que podía llegar a ser .
- · CHRISTOPHER : Cree que lo que sientes por ella , aún, - logró la atención que esperaba por su parte - está interfiriendo en tu parte del plan , que no podrás continuarlo .
Y al igual que el primero , éste también conocía bastante a su acompañante,
tanto , como para saber que sobre él también pivotaba una duda más que
razonable sobre su capacidad .
- · ADAM : Y tú también lo crees , por lo que veo.
- · CHRISTOPHER: Yo sólo creo lo que veo y lo que sé y a quién conozco. Intercedí por ti ante él porque jamás me has fallado y te he tenido a mi lado siempre que lo he necesitado , pero él no es así y ambos lo sabemos . Él se lo juega todo en esto . Si sale mal , no tendrá lugar donde ocultarse .
Con su nerviosismo creciente , se
acercó a él a toda prisa apoyándose
bruscamente encima de la mesa donde se encontraban las pantallas.
- · ADAM: ¿Y nosotros ? ¿Tendremos dónde ocultarnos si todo sale mal?
Sin respuesta posible pero evidente ,
bastó que ambos hombres se mirasen para reafirmar lo que ambos sabían , que no
habría salida posible para ninguno si todo lo que tanto había costado
planificar salía mal.
Aguardando las primeras reacciones en
el salón, Joseph se dispuso a servir una copa a su acompañante cuando se detuvo
pensando en que no le había preguntado previamente si le apetecía tomar algo.
Girarse y dejarle ver el contenido del mueble bar fue suficiente para que ella le negase con la
cabeza mientras no perdía detalle de todo cuanto la rodeaba , de aquel ambiente
presuntamente familiar y acogedor montado en un lugar destinado , claramente ,
a visitas ocasionales .
Tras servirse algo , dejó la copa en
la bandeja dónde se encontraba abriendo un pequeño cajón que tenía delante suya
, extrayendo algo de su interior . Con ambas cosas en sus manos y aprovechando que ella parecía decantarse
por los libros que copaban las escasas
librerías , se sentó en uno de los dos sillones centrales colocando el objeto en el suelo , donde ella
no pudiera verlo .
Con cada sorbo , en medio de aquel
silencio , sólo sus pasos , suaves y lentos , resultaban un acompañamiento
perfecto a la imagen de su figura pasearse , segura y confiada , por aquella
estancia , incrementando el placer por el sabor de aquel licor aún más si cabe .
Sintiéndose observada , detenida
frente a una de esas librerías , tocando el canto de cada libro conforme leía
los títulos , decidió romper la quietud
que casi la ahogaba .
- · ESTHER : Bien Sr. Weigel, ya ha conseguido tenerme donde quería , goza de mi tiempo y ha tenido la dosis justa de confianza , ¿ahora qué?
Al girar su cabeza , su rostro
guardaba aquella picardía y sorna elegante y distinguida con la que ya le había
visto en otras ocasiones , aquel rostro con el que le vio en Polonia . Era su territorio y lo sabía .
Con la sensación de sentirse apropiada
indebidamente , sólo para sentirse segura , optó por quedarse allí, de pie ,
pero él le insistió que se acercase y se sentase en el otro sillón pidiéndoselo
por favor hasta en dos ocasiones al comprobar que la primera vez no había
surtido efecto.
Tratando de mostrarse segura de sí
misma y decidida optó por sentarse . Tras beber un nuevo sorbo de la bebida que
sostenía con la mano izquierda , alargó su brazo derecho hasta el suelo
cogiendo el pequeño objeto que había depositado allí instantes antes y lo colocó
encima de la mesita que tenían delante .
El rostro de Esther cambió bruscamente
mientras él se ponía cómodo , con la espalda apoyada y los
brazos en los reposabrazos del asiento , asumiendo una clara posición señorial.
Sin poder reaccionar , sintiéndose
bloqueada y sin entender nada de lo que estaba pasando , sólo sabía que no podía
dejar de mirar aquel pequeño objeto , la caja de música que su abuelo le hubo
regalado y que misteriosamente hubo
desaparecido .
Desde la habitación superior , ambos
hombres se miraban sin entender qué estaba pasando .
- · ADAM: Pero …¿De qué va esto?
- · CHRISTOPHER : No lo sé.
Y mientras trataban de encontrar un sentido a las imágenes
, al nuevo giro de esta historia , Adam sólo podía observarla a ella , la cual,
de pronto , había perdido toda la coraza que la protegía .
Con un nudo inabarcable que no deseaba
soltar su garganta y reteniendo con
todas sus fuerzas su mezcla de impotencia y dolor , apenas pudo conseguir que
una voz , quebrada , preguntase.
- · ESTHER : ¿Cómo ha acabado en sus manos ?
- · JOSEPH: ¿Cómo la consiguió su abuelo ? – Sin que ella alejase sus ojos de la pequeña caja de música , en su posición de predominio absoluto de la situación y continuando con aquella voz modulada , parsimoniosa y excesivamente tranquila , continuó - ¿Cuántos años tenía? ¿Seis ? ¿Siete tal vez ?
Esforzándose por contestar una vez más , la parquedad de sus palabras
contrastaba con el sentimiento con el que eran pronunciadas , el propio del que
era , sin duda , uno de los más hermoso recuerdos de su infancia .
- · ESTHER : Lo compró en una pequeña tienda familiar , en Montmartre . ¿Cómo ha llegado a sus manos ?
No hubo respuesta . Un silencio casi
agobiante previo a una situación angustiosa , la clama propiciatoria de la peor
de las tormentas , así se sentía sin que en su cabeza pudiera entender nada de
lo que estaba sucediendo , sin que realmente llegase a escuchar las palabras , los datos , que ese
hombre , con talante airoso y casi menospreciativo de lo que toda esa realidad
significaba para ella , vertía por su boca.
- · JOSEPH: Auschwitz-Birkenau. Módulo- Barracón número diez. Tendría esa edad cuando lo oyó por primera vez , aunque claro , como algo aislado , nebuloso , sin sentido . Podría haber sido en su casa familiar , al bajar de su cuarto porque escucharía una voz familiar en el salón . Sus padres , sus abuelos … y en mitad de la historia , con su carilla inocente y su delgado cuerpecito , reconoce a su abuelo y corre hacia él , pero antes , al ser descubierta , los adultos deciden interrumpir aquello de lo que estaban hablando. Un abrazo , una caricia y un regalo incapaz de olvidarse , un detalle lo suficientemente hermoso como para que la niña , la cual podía haber escuchado algo que no debía , olvide todo eso en algún lugar de su memoria a cambio de la deliciosa melodía que la terminó acompañando cada noche , en su mesilla , y que usted observaba la primera cada vez que se levantaba para ir al colegio, hasta que un buen día , la pequeña niña se despierta y la cajita ya no se encuentra en su mesita de noche , - para Esther , la poca fuerza que aún retenía en su interior iba consumiéndose a cada palabra que resonaba en sus oídos , a cada imagen que se reproducía en su interior. Deseando que guardase silencio de una vez , que se callase , el relato sólo proseguía sin que ella pudiese evitarlo - baja corriendo las escaleras y desesperada y llorosa busca el abrigo de su madre para que le ayude a buscarla , pero ella , una mujer demasiado ocupada , no tiene tiempo para perderlo en esas cosas y la pequeña niña tendrá que conformarse con un “ya aparecerá cuando menos te lo esperes “ .
Delante de las pantallas , un Adam , desesperado y ebrio de rabia casi
incontenible trataba de encontrarle una explicación a todo esto exigiéndole respuestas
a su acompañante .
- · ADAM: ¡Dios ! Pero ¿Qué pu…? ¿Qué cree que está haciendo? ¿De qué va todo esto Christopher ?
Sin terminar ni de creerse lo que
estaba viendo y escuchando ni saber las respuestas que él mismo necesitaba
encontrar , sólo podía ver venir la que se avecinaría en cuanto Adam saliese
por la puerta , si es que no decidía hacerlo antes fruto de un arrebato.
Nervioso por una situación
incomprensible también para él , no pudo por menos que darle la única respuesta
posible en ese instante .
- · CHISTOPHER : No lo sé , te juro que no tengo ni idea de lo que está pasando.
Cogido por las solapas de la camisa , zarandeado
por su compañero , Christopher sólo pudo
intentar , agarrándole las manos , que lo soltase en un claro tono de
advertencia .
- · CHRISTOPHER : ¡Suéltame Adam!
- · ADAM : ¡ No me digas que no sabes nada de esto ! ¿Es qué no le ves la cara ? ¿De qué va todo esto Christopher ?
Preocupado por su nivel de alteración
y que conforme elevase más la voz
pudiesen ser descubiertos , mientras le
cogía por sus solapas , tiró de ellas hacia sí acercándole mucho .
- · CHRISTOPHER : Te lo diré una sola vez más Adam – le advirtió casi susurrantemente - no tengo ni zorra idea de lo que va esto , no sé nada ,- le retiró los ojos para centrarse en sus manos y su camisa bien agarrada por un segundo- y ahora … suéltame .
Respirando agitadamente , aunque
tratando de tranquilizarse , acabó por soltarlo mientras la atención volvía
sobre lo que sucedía en el salón.
- · JOSEPH: Sin embargo , a aquella pequeña niña , la preciosa caja de música no logró borrar su memoria del todo , y aunque no supiera nada , aquel pabellón , el módulo diez , la enfermería , tenía que significar algo. – Bloqueada , escuchando cada palabra hiriente , tajante y verdadera , apenas podía aguantar las ganas de llorar pero se negaba a hacerlo delante suya – Todavía trato de explicarme por qué teniendo los accesos completos a todas y cada una de las instalaciones del campo , habiendo entrado en todo aquello a lo que el tiempo le dio de sí , fue capaz de llegar hasta allí, detenerse delante de su puerta pero ser incapaz de entrar .
Como si hubiera estado allí, a su lado.
Como si la hubiera visto dudar entre entrar o no en el módulo , como si supiera
lo que fue capaz de sentir estando frente a aquella puerta cerrada y como el sudor
frío recorría su cuerpo.
No. No sabía la verdad porque nadie
había querido contársela y sí, recordaba a la perfección haber escuchado a
sus padres y a su abuelo hablar del módulo- barracón número diez de Auschwitz-Birkenau,
algo que quedó grabado en su memoria más que por su verdadero significado ,
dato que conocería muchos años después , por la forma en que aquel salón se
silenció al aparecer ella que había escuchado
la voz de su abuelo desde su habitación, donde jugaba .
No. No sabía por qué se había detenido
pudiendo entrar , por qué algo se lo
impedía de forma inexorable mientras
todas aquellas preguntas que se hizo a sí misma y que de las que nunca obtuvo respuesta , se
repetían de la misma forma que lo hicieran antaño con un por qué detrás , siempre
martilleante y continuo . ¿Por qué tantas preguntas sin respuestas ? ¿Por qué
tratar de ocultar una verdad hiriente y lastimosa que seguramente se terminaría sabiendo tarde
o temprano y que ahora , delante suya ,
se mostraba más sangrante y dolorosa que nunca , en manos y en la voz de un completo
desconocido.
Un desconocido que , lejos de
silenciarse al ver su estado , su mirar
fijo y lastimoso hacia la pequeña caja de música , optó por continuar engrandeciendo
una historia que parecían conocer muchos menos ella , la que más lo necesitaba
.
- · JOSEPH: Debe ser muy difícil explicar cómo apenas un día después de llegar al campo , fueron trasladados hacia el otro extremo del mismo , donde eran llevados los técnicos , ingenieros y especialistas médicos . Un prestigioso cirujano , casado con una judía de familia con posibles que logra hacerse un nombre gracias a la consulta puesta con el dinero de su mujer. Un cirujano destacado destinado a un barracón privilegiado , con buena comida , mantas suficientes y hasta calefacción en invierno , y por encima de todo , la seguridad de que jamás acabarían, ni él ni su esposa , en una de las cámaras de gas . Y finalmente , a la hora de la verdad , como pago por los inconmensurables servicios prestados a la causa , se les compensase , apenas un día antes de la liberación de los campos , con su salida ocultos en un camión , con dinero , una nueva identidad y una vida por comenzar facilitada por un contacto en un punto concreto, amén del aseguramiento de que cualquier posible rastro de su estancia en el mismo , quedaría definitivamente borrada antes de que los aliados entrasen arrasándolo todo . Ni registros, ni archivos , ni nombres en los informes de las actuaciones que allí se llevaban a cabo. Debe ser duro descubrir cómo alguien a quién se admira pero del que se niega sospechar pese a los rumores y los descubrimientos , acaba escapando siendo el jefe médico de Josef Mengele.
Un muro derribado , hecho arena entre
unas manso que se negaban siquiera a apoderarse de parte de aquellos minúsculos
granos de historia , tan fina como la cal que recubría los cuerpos en las fosas
comunes tras los disparos en los nada
improvisados pelotones de fusilamiento .
Registros , datos … ¿Qué buscaba ella
en realidad con aquella ansiosa necesidad por encontrar algo ? ¿A caso la
colección sólo fue su excusa , el escudo que creía necesitar como salvaguarda
ante esta verdad evidente que de largo
suponía y nadie quería confirmarle ?
Pero el espectáculo aún debía
continuar y su clausura debía ser
brillante . Una punta de lanza con la que concluir una verdad aplastante que no
la llevaba a ningún lado salvo a su
propio vacío , en el que las lágrimas
brotaron solas y siguieron su propio curso sin que surgiera el ánimo para
detenerlas . Aún así , si alzar la vista ni una sola vez hacia él , y apenas
con fuerzas suficientes para hablar , trató de encadenar toda aquella historia
que había empezado con una pequeña caja de música regalada por su abuelo, y
acercándose para cogerla , sosteniéndola con ambas manos y cuidado exquisito ,
le preguntó a su hiriente y sincero narrador .
- · ESTHER : No la compró ¿Verdad?
Bebiendo un nuevo sorbo, determinó dejar el vaso a continuación encima
de la mesa y adelantando su cuerpo ,
apoyado con sus codos en las rodillas , le contestó.
- · JOSEPH: Un día llegaron una madre y su hija de apenas seis años , una niña muy especial a la cual se le veía diferente nada más fijarse un poco . Ambas fueron separadas apenas bajaron del vagón del tren que las traía de Varsovia. La madre fue llevada al barracón correspondiente , con el resto de las mujeres de la remesa que llegaba ese día , pero a la niña , la llevaron directamente al barracón infantil, dónde permanecían los pequeños seleccionados . Poco antes de que pasase al módulo diez , la niña se aferraba a un pequeño objeto que no quería soltar , pero un hombre de bata blanca , con voz dulce , la convenció para que se lo enseñase . Viendo lo que era, dio vuelta y media a la cuerda comenzando a sonar aquella melodía . Estando ésta a punto de finalizar , su sonido se entremezcló con los gritos de la pequeña a la cual separaban del único recuerdo vivo que le quedaba de su madre .
Alargó una de sus manos para coger la
pequeña caja de música mientras con la otra comenzaba a dar vueltas a la
llave y una vez se detuvo, la música
comenzó a sonar, dejándola de nuevo encima de la mesa .
Sobrecogida , angustiada y sin poder
pensar , sólo pudo mirar aquella caja de nuevo , aquel pequeño detalle , el único
recuerdo feliz de su niñez , de su abuelo , intentó respirar hondo y reponerse
, aunque sólo fuera por un segundo para irse incorporando lentamente . La única
vez en que sus ojos se desviaron de su objetivo , de su más tierno recuerdo ,
se centraron en él con la rabia contenida
manifiesta en su cara.
- · ESTHER : Gracias , por nada y por todo .
Dándose la vuelta , se marchó.
Ana Patricia Cruz López
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