LA
TEMPESTAD
CAPÍTULO
TRES : VOLVER A EMPEZAR
Que
difícil parecía todo desde la ventana de su
dormitorio.
La
imagen de la niebla de la mañana invadiendo el campo era el único recuerdo que quizás añorase durante su marcha y aún
así , había algo en el ambiente que continuaban disgustándola .
Apenas
serían las seis y la luz del día no se imponía con toda la fuerza. Con sólo un
abrigo que la cubriese y sin desayunar , con la casa aún silenciosa en aquella parte , se dirigió hacia las caballerizas que recompusieron su
despedida aquel día.
La
oscuridad en su interior le confería cierto clamor temeroso al lugar . Las
maderas de las paredes , con sus agujeros y destrozos por el paso del tiempo y
el desaire de los hombres , dejaban pasar el frío a la estancia . Los
habitáculos en donde los caballos permanecían en mejores tiempos , se
encontraban en estado casi ruinoso por la humedad y el paso del tiempo, y los
agujeros del techo habían provocado que el suelo oliese a podredumbre y moho.
Sólo
su llegada al puesto en dónde residía su caballo en aquel entonces , su
“Demonio” , el pura sangre inglés regalado por su madre dos años antes de su
décimo sexto cumpleaños , hizo que sus ojos se humedecieran mientras toda la
escena vivida aquella noche se reconformaba de nuevo como una película .
El silencio de su padre ante la exigencia de Wadlow , ese himpás sostenido y angustioso que se convertía en una dolorosa afirmación de huida de su ambiente de confort, de la casa que la vio nacer e incluso crecer , de su mundo … Todo aquello , dejado atrás, volvía a ella como si nada hubiera pasado, con la única tranquilidad de que su padre no se encontraba allí.
Campos
desechos por la humedad y la ausencia de trabajo durante años , maquinarias resguardadas
en los cuartos anexos en los que alguien tuvo la precaución de cubrirlas con
telas gruesas , la casa del personal de los campos que hasta no hace mucho habitaba la cuadrilla
de hombres que ahora esperaba recuperar …
Recuerdos
, presentes y pasados , constantes vivencias y una sucesión interminable de
preguntas de las que era consciente , no
obtendría respuesta inmediata. Realidades paralelas a las que enfrentarse y que
la conllevarían a convivir con una paciencia exquisita como medida de supervivencia
en medio de toda aquella locura y , sobre todo, el mayor esfuerzo por tratar de
no recordar aunque tampoco de olvidar ,
que todo pasaba por una promesa cierta , un trato entre caballeros , de
formalización de un matrimonio de conveniencia con un hombre que jamás vio ,
que no conocía , del que nunca oyó hablar salvo aquella noche , en boca de su
propio padre , y al que ella debía entregarse como canje en pago de una deuda . Una sola mano. Una
sola carta que decidiría el resto de su vida . Una angustiosa penosidad
envuelta en tapete rojo sangre y una serie de dibujos en pequeños cartones de
color.
Nacer
para sacrificarse. Vivir sacrificada . Justo cuando creía haber superado todo
aquello, cuando por fín lograba
recuperar su vida , el pasado volvía con todo su peso y sus reclamaciones
antiguas para cobrarse los pagos atrasados y debidos.
Ella ,
que no debía nada a nadie , ni lo que era
ni lo que había logrado construir , no sólo debía hacerse cargo de las
deudas dejadas por su padre , sino que ella misma era deudora de su propia
existencia , y ante esta realidad , sí
que no sabía cómo pagarse .
Encadenada
al sueño de su madre , de por vida , eso fue lo que pensaba de forma reiterada
apoyada en lo que quedaba de portalón
del cubículo residencia de su mejor semental entonces , y sólo cuando lo que
creía sentir sobreviniéndola como un incipiente ataque de ansiedad , corrió
hacia la casa .
Como
aquella noche , la de su marcha , se adentró de nuevo por la puerta principal
sin tan siquiera preocuparse en cerrarla presa de la ofuscación . Dispuesta a
subir por las escaleras hacia su dormitorio le pareció oir voces que procedían
de la salita de juegos.
Volviendo
sobre sus pasos , bajando aquellos escalones subidos , se dirigió a la
misma observando que la puerta se
mostraba ligeramente abierta confirmando, a la vez , que las voces ,
efectivamente , parecían salir de allí dentro.
Una de
ellas ya le era muy reconocible , la del
Sr. Reder , pero la otra , por más que fuera breve , puesto que , como si hubiera
previsto su venida , se silenció al
llegar ella a la puerta , no le
resultaba familiar.
Con
las manos en ambos pomos , la abrió de par en par adentrándose en la
estancia ante la sorpresa inusitada de
un Sr Reder que se sorprendía del aspecto tan salvajamente natural que
Emma presentaba. Con el pelo
alborotado y su rostro al natural , su
abrigo mal abrochado dejada entrever
parte del camisón que la vestía y
manchas de barro recientes en su parte baja .
Tal
cual había entrado en la estancia , se dirigió al abogado , sin que viera a
nadie más en la habitación. Sólo el rostro de inusitada sorpresa del viejo
letrado y sus palabras indicándole que no se encontraban solos , le confirmaría
la presencia de una tercera persona.
• Oportuna sin duda Sra. Bowman, el Sr.
Bennet la estaba esperando .
Voltear
su cuerpo medio giro le bastó para verle , al fondo de aquella sala , junto a la pared . Apenas un
leve giro para comprobar la imponente figura de aquel hombre vestido de
riguroso negro y ropas sencillas de abrigo
, pelo oscuro y barba prominente
pero cuidada.
Una
figura imponente pero ¿qué podía
esperarse de alguien capaz de liderar una cuadrilla de hombres ? Alguien con gesto serio al que todos obedecieran con
tan sólo una señal y en el que confiasen
sin discusión.
Unos
ojos expresivos e inquietantes que se
deslizaban por cada centímetro de su
cuerpo para terminar bajando la mirada de forma condescendiente , avisando de
que algo no parecía ser apropiado del todo . Mirándose a sí misma , se percató
de que el abrigo se había desabrochado de más dejando a la vista mucho más de su
cuerpo de lo que ella hubiera deseado , tapándose de inmediato como si de una
reacción automática se tratase, tras lo cual, él volvió a centrarse en su
rostro y en el del Sr. Reder.
• Dejaré esto por aquí y esperaré fuera - Afirmó el letrado -.
Tras
el cierre de la puerta , ella observó la mesa y , sobresaliendo, un pequeño
sobre con un cheque en su interior .
Cogiéndolo,
se adelantó unos pasos en la dirección de él esperando que aquel hombre se
acercase .
• Es esto lo que ha venido a buscar ,
tómelo.
Richard
, pensativo , se acercó lentamente encontrándose su mano extendida con el sobre
y el papel adjunto, recogiéndolo.
• La cantidad es la que había calculado el Sr. Reder que se les debía a usted y a sus hombres.
Tras
verlo observando dudoso cada detalle del documento , no pudo evitar preguntar
ante lo que le parecía un acto de desconfianza por su parte .
• Si en algo no estuviese de acuerdo…- Pero
él le interrumpió.-
• Es más de lo que se nos debe.
Aquella
honestidad en aquella voz que imponía tanto o más que su propio aspecto y su
forma de dirigirse a ella o de mirarla , tan cerca como lo tenía en ese momento
, la hizo titubear por un instante.
• El Sr. Reder y yo convinimos en la
necesidad de compensarles por la espera y la buena voluntad por ustedes
manifestada durante los años de servicio a mi padre y a la finca. Sé , aunque
no como ustedes , claro está, que no fueron años precisamente fáciles y que mi
padre , en especial con respecto a usted, se aprovechó de sus circunstancias
personales, circunstancias que por supuesto desconozco y no tengo el menor
interés en saber puesto que no me
incumben , pero creímos que era de justicia tratar de premiarles , en cierta
forma , aunque con el tiempo pasado quizás ese dinero no borre las huellas
dejadas por quién mandataba todo esto.
Sin
dejar de mirarlo mientras lo sostenía , Richard se mostraba pensativo a lo cual
ella , no encontrando pie para continuar hablando, decidió distanciarse
poniendo la mesa de por medio como forma de encontrarse algo más cómoda.
• Si me permite hacerle una recomendación, yo no tardaría
demasiado en hacerlo efectivo.- Le afirmó con aparente seguridad y contundencia - . Aún he de hacer frente a algunas deudas y
desgraciadamente no puedo disponer con
el banco que reserve determinadas cantidades.
Introduciéndolo
por completo en el sobre que lo portaba ,
cerrando éste y guardándoselo en el bolsillo interior del abrigo , sin
terciar palabra , se dispuso a marcharse .
• Me encargaré personalmente de cobrarlo a
lo largo de la mañana , gracias .
Dispuesto
a marcharse , ella encontró el valor para continuar .
• ¿Y si le hiciese una oferta que ni usted
ni sus hombres pudieran rechazar?
Una
oferta irrenunciable … Aquellas palabras no era lo que realmente importaban en
ese momento , porque con nada podía pagarse el hecho de haber vuelto a pisar
aquella casa pensó él , haberla vuelto a
ver pese a los años pasados y recordar aquella pequeña y huidiza figura
celestial, que en mitad de la tormenta , él vio correr hacia las caballerizas
desde la ventana de la antigua cocina .
Impagable
reencontrarse con alguien que nunca dio por sentado que volvería a ver por
mucho que lo hubiera rezado a los más ancestrales dioses celtas o al dios más
cristiano . Impagable , volver a ver aquellos ojos que él recordaba a la
perfección mientras los suyos pasaban totalmente desapercibidos cuando , a
hurtadillas , ella bajaba a la cocina, en mitad de la noche , ante el olor de
los pasteles preparados por la cocinera
de la casa .
Una
oferta irrenunciable ya resultaba ese instante , breve pero intenso, de entrega
y cumplimiento , con eso le bastaba , pero volver… Tal y como se presagiaba …
Movido
por una curiosidad innata y sus ansias
por continuar escuchándola , se dio la vuelta y esperó paciente a que comenzase
a hablar.
• Necesito que usted y sus hombres vuelvan
a trabajar . Sé que podría parecerle un chiste si toma en consideración lo que
le acabo de decir , pero no voy a mentirle , es cierto , no tengo disponible en
este momento para afrontar parte de los pagos , ni siquiera para recomprar la
deuda por la que todo esto que ahora pisamos pasó a manos de los Wadlow, pero
también es cierto que necesito que nada de esto cambie de manos , necesito que
esto , que era el sueño de mi madre , cobre de nuevo el aspecto y la
importancia que tuvo antaño, y para eso necesito hombres que me ayuden ,
especialmente si éstos levantaron la finca con su trabajo y la mantuvieron tal
cual nunca debió de dejar de ser pese a las circunstancias adversas.
La
incredulidad ante lo escuchado se manifestaba en el gesto de su cara ante lo
cual ella optó por cambiar de argumentación e ir directamente hacia la
propuesta .
• Lo sé, sé que está pensando que es una
locura , sé que piensa que las deudas no
lo harán posible y…sobre todo , que no sabe cómo puedo ofrecer algo sin asegurar cómo voy a pagarlo, pero de ahí
sólo le estoy pidiendo me dé una oportunidad y aunque sé que no me conoce …
- más de lo que ella podía pensar se dijo él para sus adentros – le ruego
confíe en mí y en lo que tengo que
proponerle, puesto que sé que saldría bien y sólo necesito un poco de paciencia
y tiempo.
Desdibujando
su desconcierto, se mostró algo más predispuesto a escuchar con atención .
• Continúe , por favor. – le reafirmó él
otorgándole un voto de confianza -.
Rodeando
la mesa algo más tranquila , una de sus
manos le sirvió de apoyo durante el
recorrido al rozar con las yemas de sus dedos
el filo doble de la misma . Un recorrido en el que sus dedos parecían
acariciar el frío y antiguo mueble de
madera logrando captar por completo la atención de él.
• Pretendo que la finca vuelva a dedicarse
a la cría de caballos de carreras . Teniendo un poco de suerte con las compras
y las posteriores ventas , podría renegociar la deuda y recuperarlo todo , pero
necesito ayuda. Es cierto , no me quedará nada de liquidez con la que pagarle a
usted y a sus hombres, pero la solvencia de toda la propiedad estaría
garantizada y ustedes podrían acceder a la copropiedad , si estuvieran
interesados claro.
Una
oferta distinta y sorpresiva , casi inalcanzable dada las circunstancias
económicas que rondaban. ¿Un grupo de hombres
de clase trabajadora propietarios
de una gran finca en Inglaterra ? Palabras maravillosas pero que sólo adornaban
una irrealidad a su juicio desde la perspectiva del capataz.
Tentado
por la continuación de lo que hasta el momento sólo se revestía como una vana
ilusión fruto del desconocimiento de una señorita de ciudad que llevaba fuera
de su casa quizás demasiado tiempo, la
instó a proseguir .
• ¿Copropietarios ? ¿En Inglaterra y de una finca de estas dimensiones? No se
ofenda Sra. Bowman , pero creo que lleva fuera de aquí demasiado tiempo como
para saber cómo se hacen las cosas por estas parte del país .
• Tiene usted razón. llevo demasiado tiempo
fuera , pero antes de que tuviera uso de razón ya conocía todo lo que se debía
saber sobre caballos de carreras y hasta
me encargaba de ellos sin que mi padre
supiese nada . Llevo estas tierras en mi
sangre y desde luego sé qué y cómo puede hacerse , la cuestión es
si usted y sus hombres querrán implicarse.
Aquella
seguridad casi suicida transformaba su argumentación en locura , la locura
propia de alguien culto , con exquisita educación pero incapaz de afrontar la realidad que se
le presentaría delante y ante la que tendría que acabar postrándose.
Sin
poder evitar un ataque de realidad ,
Richard , con enérgica voluntad , trató de hacerle entender algunas cosas .
• No. Se está equivocando de planteamiento
señora Bowman. Aquí no se trata de tener una oferta de por demás tentadora e
interesante , ni de si mis hombres
estarían dispuestos a asumir los riesgos que ello conlleva , y le aseguro que si lo que nos rodea en
realidad fuera de otro color u otra forma , la respuesta no podría ser si no
afirmativa . Pero le repito que se
equivoca de planteamiento y todo porque desconoce la realidad de esta parte del
país y de los trabajadores irlandeses
que en él vivimos .
No nos
sobra el trabajo ni las ofertas porque
desde hace años ni siquiera somos bien mirados
y de eso se han encargado
perfectamente sus amigos , los ingleses de la capital, los políticos que
no han pisado jamás la calle real ni
hablado con los trabajadores , los mismos que han firmado y emitido
órdenes de batidas para policías
británicos con veda abierta para entrar en nuestras casas, destrozarlo todo y
ofender a nuestras mujeres . Registros sin orden judicial ni motivo alguno ,
totalmente indiscriminados , bajo una supuesta situación de emergencia porque
según ellos todos llevamos la marca del
IRA en la piel a razón de nuestro apellido, porque todos somos indignos de
vivir en este país o de respirar su aire .
Esa es
la realidad a la que nos enfrentamos
Sra. Bowman, y esa es la que usted tendrá que asumir en cuanto sus amigos de la capital se enteren
de que anda dando propiedades a los que no tenemos ningún derecho por ley , ni
mediando contratos que para ellos le aseguro no tienen valor alguno.
Y
ahora dígame Sra. Bowman, ¿está usted dispuesta a asumir el riesgo ?
Una
voz proveniente del exterior les alejó a
los dos de aquella conversación y a Richard de la posible respuesta . Una
voz ante la que él respiraba hondo conforme ella decidía comprobar de quién se
trataba abriendo la puerta de la sala .
Una
voz chillona y sumamente desagradable que
no cesaba de vociferar llamando la atención e insultando con soberbia
manifiesta a la joven que se ocupaba del servicio y que cuidadosamente sostenía su abrigo.
• ¡Eres una inútil ! ¡Por dios , no se os
puede encargar nada ! ¡Qué incapacidad para obedecer una orden sencilla !
Además ¿De quién son esos coches que hay …? – Y ambas hermanas se
reencontraron, desapareciendo la tensión hacia la pobre joven. Una sorpresa
recubierta de altanería mientras se deshacía de sus guantes de piel
viendo como su hermana , a la que hacía dieciséis años que no veía , se acercaba a ella de forma apremiante –
Espero no haberme vuelto loca y que esto no sea una maldita visión.
Haciéndole
una señal a la joven , Emma le indicó que se marchase y las dejase solas.
• También me alegro de volver a verte ,
Alice.
Apretando
con fuerza los guantes , la altivez de
su hermana pequeña no disminuía ni un ápice , mientras su rabia contenida
parecía reforzarse en su interior.
• No viniste a su entierro.
Caminado
alrededor de Emma , procurando percatarse de cada detalle que desvelase , aquel
aspecto suyo no le hacía pensar demasiado bien sobre su vuelta .
• ¿En serio creías que vendría? No es a mí
a quién esperaría ver en su último instante. De haberlo hecho, probablemente
aún estaría revolviéndose en su tumba. – Le respondió mientras trataba de
seguir el paseo y la incómoda
observación de su fraternal compañera.-
• Emma, Emma, Emma – Musitó tras una risa
casi malévola y una sonrisa forzadamente amable – Tú, siempre tú y sólo tal vez
, mucho después , los demás.
Un
sonido proveniente de la sala la alertó de la presunta presencia de alguien más
en la casa dirigiéndose de inmediato
hacia la estancia seguida de cerca por
la mayor de las dos.
Tras
atravesar la puerta , la omnipresente presencia de Richard la detuvo de forma imprevista . Aferrándose aún más a aquellos guantes hasta
convertirlos en una maraña de tela
indescriptible , bloqueada , quiso pronunciar
palabra , quiso que sus cuerdas emitiesen el sonido de lo que pensaba , pero de pie, frente a él, no pudo.
La
desviación de los ojos de él hacia uno
de sus lados le indicaba que ella se
encontraba entrando en el lugar, y dada
la incomodidad manifiesta de la situación , prefirió marcharse .
• Será mejor que me marche .
• Lo lamento ,- Emma trataba de ser
correcta ante la situación que se presentaba -
no tenía previsto…. – y entonces , Alice reaccionó- .
• ¡Tú!
Una
voz casi lastimosa salió de aquel cuerpo convertido en algo menudo e indefenso
ante ellos . Por un momento , para Alice no parecía existir más que el hombre
que tenía delante , mientras que en sus
ojos y en su expresión facial, algo
parecía desgarrarla. La altivez había desaparecido y el orgullo, dejó paso a la muestra más
evidente de la debilidad humana.
Richard,
mostrando la misma impasividad demostrada desde que entrase , la misma con la
que se presentaba , no cesaba en su empeño de convertirla en su centro de atención.
A Emma
la embargó cierta inquietud. A tenor de la historia problemática de su
hermana y de cómo ésta había
desaparecido o se había atenuado al restringirse sus salidas , y observando
aquel cuadro perfecto y sin movimiento en el que ellos parecían inmersos ,
comenzó a cuestionarse si realmente el
contratar de nuevo al capataz podía ser una buena idea .
Una
quietud perfecta en la que sólo ellos parecían ser los protagonistas y el resto
del mundo no existir , una tensión nada aparente que él parecía disimular mucho
más tenazmente que ella , y una reacción tardía por parte de la protagonista
femenina en cuanto él se dirigió a ella
, que la hizo tambalearse.
• Srta. Aldrich…
Aquella
frialdad en su voz , como si no la conociera de nada , como si fuesen dos
desconocidos ....Ante
aquella escena que parecía no tener fin , Emma decidió interrumpirla .
• No quisiera parecer grosera Sr. Bennet ,
pero mi hermana y yo tenemos muchas cosas de que hablar , así que si nos
disculpa …
• Por supuesto . – Con una última mirada hacia una Alice casi
irreconocible y bajando respetuosamente
su cabeza , se despidió de ambas mujeres
para dirigirse hacia su coche -.
Dieciséis
años separadas . Dieciséis años sin mantener contacto alguno ni saber la una de
la otra y sin embargo las cosas no
parecían haber mejorado entre ellas .
Pese a
llevarse tan sólo tres años , jamás
gozaron de lo que podría entenderse como una relación abiertamente
fraternal. A diferencia de lo que solía
ocurrir en otras familias con circunstancias similares , la sombra de una
hermosa y alegre Alice planeó sobre todos los que habitaban la casa desde su nacimiento, circundando toda la vida de la finca y actos
sociales con un protagonismo exacerbado e inmerecido a ojos de la mayor de las dos .
El
papel de víctima propiciatoria de todo aquello,
de aquel dispendio sin medida ni control , de fiestas interminables con
cada cumpleaños nuevo suyo que se recibía , con cada nuevo alboroto que
producían sus más simples logros escolares
, resultó recaer en la que hubo nacido
antes , en la única de las dos que conservaba los duros y marcados signos
físicos de la línea materna , en la única por
la que todos , primero los más jóvenes y después los entrados en años ,
sentían una desvivida curiosidad innata . Aquella cuyo enorme parecido con su
madre la convirtió en el centro de los chismorreos y comentarios más airados
sobre la posibilidad certera de que los entresijos y violentos sucesos,
acaecidos tiempo atrás con la persona de su madre como protagonista , pudieran
repetirse en ella.
Aquella
sobre la que el elegante y supuestamente
distinguido Sr. Wadlow había determinado un futuro impensable incluso para la
denostada y alcoholizada persona de su
padre , atraído , sin duda , por la mera posibilidad de que aquellas historias
que versaban sobre su madre, pudieran volver a repetirse de forma prodigiosa en
la persona de la pequeña.
Con la
salvaguarda de la mesa como flanco protector, aquella batalla dialéctica entre
ellas debía reiniciarse , pero Emma , al ver a Alice debilitada ,
prefirió ser algo más distendida y cortés , eliminado la barrera defensiva en
principio en alza.
• Debemos hablar .
Con la
mirada aún ida y su cabeza en otro lugar , Alice no pareció escucharla. Emma
insistió.
• ¡Alice!
Al
volver en sí y alzar la mirada , su hermana pudo ver auténtico resentimiento
doloroso y letal . Su mandíbula aparecía endurecida y muy marcada , sus manos ,
enrojecidas por las zonas en las que había estado frotándose con los guantes de forma compulsiva , parecían arderle , y
aun así , aún, no era capaz de pronunciar palabra alguna, circunstancia que
aprovechó Emma para continuar .
• Quisiera poder decirte esto de otra forma
pero no encuentro las palabras apropiadas para que puedas entenderlo. Estamos arruinadas .
La
última palabra escuchada, hizo volver a Alice a la sala en la que se encontraba .
• ¿Arruinadas? ¿De qué estás hablando ?
¿Qué has venido a hacer aquí? – de pronto , como si algo la hubiera poseído,
comenzó a mostrarse muy nerviosa y, casi alterada , titubeando palabras sin sentido – ¡Has
venido para apropiarte de todo esto, para
quitármelo! ¿Arruinadas ? No, no estamos arruinadas . ¡Es un error , una
mentira tuya , vil y cruel ! Yo…yo… no podemos estar arruinadas , ¡no puedo
estar arruinada! – se acercó violentamente hacia su hermana deteniéndose en
frente suya - Desde hace años he
recibido las mismas cantidades que me fueron asignadas en el fondo fiduciario
de madre , sin que faltasen jamás , y ¿te atreves a venir hasta aquí y decirme
que nada de eso existe ? ¿De dónde ha salido el dinero entonces?
Tratando
de no alterar más a Alice , Emma intentó explicárselo de forma clara y concisa.
• Del Sr. Reder.
Para
su sorpresa , un inesperado frío pareció recorrerla a la par que paralizarla
debiendo tomar asiento en el sillón que se encontraba detrás suya .
Dado
que aguardaba en silencio , Emma decidió
poner en antecedentes a su hermana sobre la situación de ambas.
• Padre dilapidó todo lo que teníamos en
alcohol y prostitutas , fiestas sociales y locales de no muy buena reputación .
Cuando
nada quedó por vender , puesto que la tierra no podía ser destrozada y
dividida , porque entre otras cosas , no le pertenecía , acudió
al rescate de tu fondo fiduciario el cual apenas le llegó a durar un par de
días . Ante eso, el Sr. Reder decidió asumir la parte que correspondía a tus
gastos para que nada de esto te afectase , pero lo cierto , es que ahora que ni
el diablo debe quererle a su lado por si
vende las puertas del puñetero infierno,
no hay liquidez para hacer frente a la montaña de deudas que nos ha
dejado , porque nos las ha dejado a las dos hermanita , sobre todo porque si no
pagamos , si no logramos levantar todo lo que esto había sido en su día y nos recuperamos , desaparecerá
para siempre y tú tendrás que dejar tu cómoda vida entre algodones y
comenzar a buscar un trabajo del que
poder ganar tu sustento en un nivel mucho más modesto , por supuesto , o ir
buscando algún viejo rico al que poder afincarte como una garrapata a un perro
hambriento , pero eso sí, procura que no te dure demasiado y que firme la
herencia a tu favor antes de que lo
mates o se muera del disgusto en cuanto descubra la clase de persona que eres,
porque yo volveré a Londres , recuperaré
mi vida , pero tú no vendrás conmigo .
Y
aquella mirada ida volvió , como si recordase un elemento suelto que le
resultase incomprensible.
• ¿Qué hacía él aquí?
Extrañada
por la vuelta al tema como si fuese un salvavidas recurrente y Alice decidiera
olvidar o tapar lo que acaba de escuchar a modo de rechazo , Emma intentó indagar sin que ella se diese cuenta
.
• Cobrar lo que se les adeudaba , tres
años de trabajo.
La
expresión del rostro de Alice cambió y Emma se percató de ello . De pronto
pareció intrigada , como si hilase hilos en su mente , ideas y pensamientos que
ella sólo conocía, y con un tono exquisitamente dulce y conciliador , continúo
preguntando a su hermana.
• ¿Va a volver a trabajar con nosotros ?
¿Aquí, en la finca?
Su
aparente desmesurado y centrado interés en Richard Bennet hizo que Emma sospechase , por lo que optó
por advertirla .
• Vamos a retomar las actividades que madre
siempre quiso para esta tierra , y sí, él
volverá a estar al mando de su cuadrilla aquí, siempre y cuando acepte
la propuesta que le ofrecía justo cuando tú nos interrumpiste con tu incursión.
La
leve sonrisa reflejada en el rostro de la más joven de las dos , alertó a la
otra hermana.
• Alice
- su tono contundente la obligó a prestarle atención – no me gusta repetirme y menos con las personas que conozco o
conviven de alguna forma conmigo , así que esto que voy a decirte sólo lo
escucharás de mis labios hoy porque no
habrá una segunda vez ni otra
oportunidad .
Los
hombres volverán a su trabajo si aceptan la propuesta y Richard Bennet será de nuevo su capataz ,
como siempre lo fue y seguirá siendo.
Lo que
hayas hecho durante mi ausencia o padre te haya permitido es algo que no me
interesa , tú sabrás cómo has decidido arrastrar tu imagen y tu nombre , pero
no pienso tolerar que me arrastres ni arrastres
el mío contigo, así que escúchame bien Alice , si estando ellos aquí te
atrevieras siquiera a acercarte y sabes
perfectamente a que me refiero , o llegase a mis oídos algo que tenga que ver
con tu pasado y les ataña a ellos , te encerraré en el sótano de la casa yo misma y juro por dios que esconderé la llave de tal forma que no pueda
encontrarla jamás .
Alentada
por la manifiesta seriedad de Emma , Alice creyó que podría mantener su actitud
desafiante como antaño , cuando eran
niñas y creía que podía con todo auspiciada por el
beneplácito del patriarca, enfrentándose a ella con toda la ironía que era
capaz de transmitirle.
• ¿Es una advertencia hermanita?
Abalanzándose
sobre su hermana , Emma colocó sus manos en los reposabrazos de la silla donde
Alice se encontraba sentada , y con su rostro serio y seco , casi aterrador , le dijo una sola
frase contundente .
• No Alice , es una amenaza , y yo siempre
cumplo mis amenazas. No te conviene ponerme a prueba.
Apartando de forma violenta los brazos que le coartaban la libertad y sin nada más que decirle , Alice se marchó
de forma airada y ofuscada de la sala en dirección a su cuarto.
Sólo a
partir de entonces , Emma pudo relajarse , rebajar su tensión como en una montaña rusa , sin aviso.
Visiblemente fatigada, sintió la
necesidad de tomar asiento, pensando , en el fondo , qué se encontraba mejor en
su vida dichosa en la capital y que posiblemente nada de esto hubiera pasado si
ella , simplemente , se hubiera desecho de todo y hubiera ignorado al señor
Reder.
La
relación con su hermana, inexistente , no iba a solucionarse por el hecho
de mantener el techo dónde se
encontraban , algo que la pequeña de los Aldrich no valoraba . A ella siempre
le había importado más vivir de la
apariencia y las señas exteriores de seguir siendo la digna familia con
un prestigio asociado a la crianza y entrenamiento de caballos pura
sangre ingleses para carreras y doma .
Una
tradición familiar que les había abierto
las puertas más prestigiosas y acaudaladas del Reino Unido , incluyendo las de
Buckingham , y que en muy poco tiempo , un solo hombre , se había encargado de
cercenar .
¿Por
qué había vuelto a un lugar al que creía
que no debía nada , del que había tenido que huir tras años de apariencias de
una vida maravillosa y modélica que nunca lo fue en realidad ? ¿Por qué abandonar Londres , su puesto de
socio en el despacho que tanto le había costado conseguir , por lo que ahora
tenía entre manos: una propiedad ruinosa, un cúmulo de problemas económicos aún
por evaluar , un único lazo de sangre que la prefería muerta y un futuro incierto bajo la estela de un pacto entre caballeros que podría
cambiarlo todo ?
Un
pacto entre caballeros … la vía fácil para arreglarlo todo , para recuperarlo
todo y olvidarse de lo demás . Su condena en vida . Y en mitad de esos
pensamientos la irrupción del Sr. Reder
en la sala la sobresaltó.
• Disculpe mi intromisión Sra. Bowman
pero acaba de llegar esta notificación.
Tras
abrir el sobre y leer el contenido , un
único nombre vino a su mente : Wadlow.
En
ella , se le comunicaba la subasta de la finca , la cual tendría lugar en
escasamente una semana , en una famosa casa de subastas de Londres .
Volviendo
a recomponer la carta y el sobre , salió
de la casa nuevamente sin dar más explicaciones
y sin cogerle las llaves del coche que el buen abogado le ofrecía ,
prediciendo la posible solicitud de las mismas .
Sintiendo
curiosidad , el Reder se asomó a la puerta de la casa para
tratar de fijar su dirección y , sin duda , dada la desviación adoptada al
llegar a mitad de camino , su destino estaba más que claro .
Tras
media hora de ansioso paso sin detención , llegó hasta la propiedad Wadlow.
Absolutamente
despeinada y con el mismo tedioso y nada correcto aspecto mantenido desde que
se levantase , pese a la debilidad que
percibía en ella al no haber probado bocado aún, nada más llegar hasta la puerta de la casa llamó de forma
incansable y desesperada , siendo recibida por una joven ataviada con uniforme
de servicio.
Tras
sus innumerables intentos por hacerla comprender lo importante y urgente que
era para ella poder hablar con el señor de la casa , la doncella ,
aparentemente inexperta y llevada más por la desconfianza que le generaba la mala impresión que Emma le transmitía , le
insistía en que no le era posible hacerla pasar al interior , recomendándola
que se marchase de inmediato antes de que llamase al resto del personal para
que fuera desalojada .
Sin
apenas fuerzas con las que sostenerse en pie lo intentó por última vez y la joven sirvienta llamó a voz en grito a
uno de los hombres de la casa . Al ver
que no parecía escucharla nadie , mientras sostenía la puerta con fuerza para
que Emma no pudiera adentrarse , a la segunda voz que volvió a dar , la de un
hombre que venía del exterior la relajó.
• ¿Qué está sucediendo aquí?
Mareada
y débil, apoyada en el marco de la
puerta , con la cabeza observando el piso , sólo alcanzó a adelantar sus ojos un poco y ver
sus botas de montar .
Aquella
voz , penetrante , profunda , gozaba de
una dicción británica perfecta y pausas perfectamente estudiadas.
Ante
la presencia de aquel caballero , la doncella depuso su actitud defensiva .
• Esta señora lleva preguntando por
el señor de forma ansiosa , le he dicho
que en esta casa no se recibía a nadie sin visita pero ha continuado insistiendo y no ha
querido marcharse .
Al
verla decaída , el hombre la cogió por el brazo para ayudarla a incorporarse.
• Esta mujer no se encuentra bien ¿Cómo se
te ocurre dejarla en la puerta en este estado?
La
joven abrió la puerta ante la entrada del hombre con ella prácticamente a
cuestas .
Ante
la dificultad para caminar en condiciones , el hombre se detuvo antes de entrar
y se dirigió a ella.
• No se preocupe , me ocuparé de usted
, puede estar tranquila .
Dando
órdenes a la joven sirvienta , ésta se dirigió a la cocina mandatando le fuese
preparada una taza de chocolate caliente
acompañada con galletas .
Ayudada
a sentarse en uno de los sillones de aquel salón elegantemente adornado con una
exquisita alfombra , Emma intentó
enderezarse para no parecer más indispuesta
de lo que se encontraba , pero al hacerlo, pudo ver , de espaldas , el
cuerpo que portaba la voz que había escuchado hacía unos instantes .
Alto, con gráciles y distinguidos movimientos
revestidos de pulcritud y exquisitas formas en cada gesto que realizaba
pensando que no era observado , pese a portar un traje de montar , pareciera
haber sido más bien de paseo , acostumbrada como estaba ella a
la habitual asistencia de machas de barro , al menos en los suyos , pero claro
, ella nunca fue un caballero británico y su forma de disfrutar de sus
paseos a lomos de sus caballos , no se
consideraban demasiado formales para una
señorita de buena familia.
Tras
darse la vuelta y verla más repuesta , el hombre se alegró y trató de averiguar
que la traía hasta la casa.
• ¿Más repuesta ? Me he permitido pedirle
algo caliente de tomar y algo dulce para comer , espero le guste el chocolate y
las galletas , no sabía si le vendrían bien
pero es lo más socorrido dadas las circunstancias.
Amabilidad
y exquisitez en las formas a partes iguales , algo a lo que ella no parecía
terminar de acostumbrarse. Tratando de recomponerse sentada en donde estaba ,
la joven doncella apareció portando la bandeja con lo solicitado por el caballero colocándola en la mesita que
tenía justo a su izquierda .
Con
dificultad , trató de corresponderle en el gesto que hasta entonces había
tenido con ella.
• Le agradezco enormemente esto que ha
hecho por mí, lo cierto es que no me encuentro demasiado bien .
Absorto
en su visitante femenina , de pie , esperando impaciente algo más de información por su parte, la pose
mantenida por él le recodaba a Emma la visión de aquellos cuadros del siglo pasado que
había visto en la National Gallery, aquellos que desbordaban pompa y
circunstancia .
Dado
que no conseguía nada con la mera espera , trató de dar pie .
• Le he entendido a la doncella que buscaba al Sr. Wadlow, claro que espero que
no haya venido desde muy lejos para ello
, porque siento ser yo el que se lo diga pero falleció hace algún tiempo, yo
soy su hijo William .
Su
desconcierto resultó completo . Nunca había conocido al joven William y jamás oyó hablar nada él porque su padre se
encargaba de mantenerlo lejos de todo aquello . Primero , en internados para
acabar sus estudios , después , en escuelas militares desde corta edad,
como profería la tradición familiar .
Quizás
la impresión que sentía Emma en su interior , al mirarle , distaba mucho de lo
que creía que algún día podría haberse encontrado . Bajo el temor de que se
confirmase la tendencia de que los hijos solían compartir , no sólo las
aficiones de sus padres sino también su
carácter , para ella , el entonces joven
Wadlow , no era una suerte agradable que debiese asumirse . Para ella , el viejo
militar ya resultaba desagradable , tanto en su forma de mirarla como si un ave
de presa se volcase sobre su víctima , como en el trato que recibía de él,
falsamente exquisito y siempre con ese tono de voz y esa argumentación tan
particularmente desagradable que hacía pensar de él en una intención oculta .
Pero
el hombre que se presentaba ante ella
distaba mucho de todo eso que ella había creído e imaginado .
Con un
aspecto distinguido pero sereno , parecía mantener las distancias tras unos
ojos extraños difíciles de olvidar. Unos ojos misteriosa y hermosamente
curiosos con miles de preguntas en su haber, a los que de momento , aquella
imponente voz , acompañaban.
• Disculpe mi indiscreción pero … no creo
haber entendido a la doncella su nombre .
La
apuesta entre caballeros ... Sólo al mirar su rostro en cuanto le dijese quién era.... Sabría si él era consciente o no
de ello.
• Bowman, mi nombre es Emma Bowman.
Una
ligera sonrisa parecía esgrimirse en el rostro de él.
• Es un placer conocerla Sra. Bowman,
aunque hubiera sido preferible tener esta oportunidad bajo otras circunstancias
más agradables si cabe, así que , ante la ausencia de mi padre espero poder
servirle yo de ayuda .
Tratando
de tragar aunque con dificultad y sin dejar de mirarle , se armó de valor y
fuerza suficiente para decirle quién era en realidad .
• Lo cierto , Sr. Wadlow , que estoy muy
segura de que usted me servirá de gran
ayuda .
Ante
dicha posibilidad , William se mostró muy receptivo.
• Bien, usted dirá.
• Bowman es mi apellido de casada Sr. Wadlow, mi nombre de soltera es… Aldrich.
Una
sonrisa ligera , casi huidiza , que iba desapareciendo casi imperceptiblemente
para dejar , en su lugar , un gesto serio . Un rostro cuyos misteriosos y
penetrantes ojos nunca dejaron de desvelar cierto curioso interés . Un interés sólo acrecentado al escuchar su apellido de nacimiento.
Ana
Patricia Cruz López
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