Frío.
Soledad,
que con voz melodiosa me acerca al borde de su atractivo abismo.
Ahogo,
como sustitutivo de la pena a
efectos de disimular .
Angustia ,
cada amanecer en el que la
imagen , vista por mis ojos ,
se convierte en la peor
fotografía fija posible.
Piel,
distante , pálida , fría ,
como último recuerdo que no
cesa en su empeño de perseguirme.
Fijeza ,
la de unos ojos perdidos a
ninguna parte
cuando posiblemente buscaban
el mismo refugio de siempre ,
aquel , que no encontraron .
Realidad ,
dura , pesada , inquebrantable
,
insensible a unas lágrimas
que unos ojos ya no encuentran
porque quizás la culpa no los
deje.
Palabras ,
desagradables por naturaleza ,
marca ineludible del último
recuerdo vivo y sangrante .
Ya no estás , y sin embargo,
yo aún te sigo viendo.
Ladeo mi cabeza y sólo las
frías y blancas sábanas
parecen burlarse de mí en
cuanto paso la mano .
Mis ojos , mi cerebro , me
engañan una y otra vez
exaltando aquella figura tuya ,
llena de vida y…..de pronto ……
El aire ya no se ha respirado
igual ,
como si todo se hubiese
detenido tras aquel día ,
tras aquella hora ,
y sin embargo,
sigo anclada en aquel lado de
la cama , con mi rostro ladeado ,
esperando ver tu sonrisa ,
sintiendo tus ojos desearme el
más hermoso de los buenos días
o insinuando querer comenzar
aquel sutil juego tan nuestro
en donde dos pasaban a ser uno
solo ,
y los brazos ,
casi los de un ejército
desesperado por poseer aquello que rozaban,
aunque no fuese la primera vez
que lo hacían.
Noche y día de una
desesperanza con final imprevisible
al que la vida no dio tiempo
de anunciar
colmándome con su peor castigo
,
tu imagen inerte amaneciendo a
mi lado
durante el inicio del más
triste y frío invierno que se recuerda.
Una mano que buscaba la tuya
tratando de encontrar una
falsa verdad ,
y una verdad que me mostraba
su lado más falso sobre la eternidad de quienes se aman,
consagrando su razón ,
la de que la felicidad es tan
nimia como la vida misma ,
y tan perdurable
como la capacidad de recordar
el sabor de tus besos en mis labios .
El tiempo no ha vuelto a
correr detrás de mí de la misma forma ,
no en aquella habitación
donde todo se detuvo a
traición mientras dormíamos ,
donde lo último que nos
dijimos
fue el mejor valor de la
cobardía y la falta de templanza ,
donde las palabras dolían
igual que latigazos que rajasen la carne
haciéndola jirones,
donde las voces dejaban de
escucharse y el ruido lo cubría todo,
donde sólo los demonios
interiores se mostraban plenos
y los hermosos pero
enfurecidos animales externos
forjaban el combate para ver
quién resultaba vencedor.
Un despropósito como último
recuerdo,
mi culpa , como innata
penitencia,
mi pena , las más pesadas de
las cadenas ,
y entre todos los finales posibles ,
entre todos los deseos
encumbrados ,
sólo me queda continuar amando
por siempre
a quién antes de irse ,
hice el mayor de los daños ,
mientras la cama , continuará fría
, distante ,
pero contigo a mí lado .
Ana Patricia Cruz López
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