Escoria de
la raza humana sin derecho siquiera a respirar ,
animal sin
sentimientos y sin capacidad para discernir o amar
o saber lo
qué es eso.
Desecho de
algo que fue persona real, sin presente
ni futuro,
restos de
una historia que se escribiría sola
y de la que
aún estoy tratando de buscar el final.
Palabras que
sobrevuelan como imágenes
en forma de
recuerdos retorcidos,
donde el
dolor era ya costumbre
Restos y
señas en la piel de lo que siempre sentí
y a lo
que ahora no tengo derecho .
Instintitos
salvajes que me llevan a alejarte de mí ,
veneno en mi
interior que transforma mi ser
en la mayor
cobardía con la que tendré que vivir ,
incapaz como
soy de volver a mirarte a la cara
sin que mi
alma se resquebraje en mil pedazos
y tu voz
vuelva a resonar más ruidosa que nunca .
Vago
recuerdo de un estruendoso grito suplicante y angustioso
que decidí desoír
,
de aquella
última caricia , que con cariño, me otorgaste
y yo
rechacé,
de los
instantes de sudor extremo y silencios jadeantes
que sólo exigían más,
momentos sin
“te quieros” inservibles que no hacía falta escuchar,
sin “te
deseo “ que no fueran demostrados a cada instante .
Dureza en
una relación entre dos a los que la
ternura sobraba,
mientras nos
dejábamos llevar por algo autodestructivo
del que
ahora sólo me queda un vago recuerdo .
Con el filo
de la adorada cuchilla sobre mi piel ,
una vez más
,
por cada vez que tu nombre viene a mi mente ,
por cada vez
que tu rostro se me aparece delante ,
por cada vez
que es tu voz la que guía mi conciencia,
por cada vez
que siento mi piel estremecer contigo,
por cada vez
que mi corazón se siente preso de mis decisiones ,
de estar sin
ti ,
su fino y
afilado filo acaricia mi piel dejando su huella más permanente ,
recordándome
mi gran error,
creer que
puedo prescindir de ti ,
que puedo
continuar viviendo sólo con tu recuerdo,
porque
hacerlo contigo , es morir en vida mientras me destrozas
sin que el
aire entre por mi garganta ,
sin que el
agua apacigüe mi sed
y sin que la
comida calme mi hambre .
Sin poder
odiarte pero sin poder amarte,
deseándote pero
no queriendo tenerte,
la esperanza
se presenta como una elegante dama con guadaña,
y la dulzura
se cuenta por las marcas en mi piel
donde el
dolor físico ha sustituido al que me
produces
como única
forma de saber que sigo viva
mientras
muero lentamente con mi triste realidad .
ANA PATRICIA
CRUZ LÓPEZ
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